La polifacética Samantha Hudson, natural de León, ha visitado la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca durante la tarde de este martes para ofrecer una charla dentro del ciclo Mutantes, programa que conecta arte y feminismo. "Vengo a hablar de mi experiencia vital más que de la profesional", ha señalado, lo que incluye "la meritocracia, la cultura del éxito, la obsesión de los jóvenes por conocer la excelencia desde el principio y el poco margen de error que tienen, las expectativas de futuro, cómo afrontar el fracaso y cómo habito la cotidianidad siendo quien soy, que es algo performer a la vez que auténtico".
La leonesa ha admitido que le encanta ir a las universidades y estar con gente más joven: "Aunque sea intergeneracional, esta no deja de ser mi generación". Además, son muchos los que la tienen como referente. "Me siento modelo de revista y el resto es historia. No voy a contradecir a quien piense que soy un icono", afirma en su primera visita tanto a la USAL como a Salamanca: "Sé que es una ciudad universitaria y que tiene mucha vida joven. Es todo lo que conozco".
Nuevo proyecto musical y reivindicaciones urgentes
Artista, actriz, instagramer... Nadie duda de que Samantha Hudson es una de las celebridades más polifacéticas del panorama actual, aunque reconoce que es "cantante por encima de todo", ya que es su "principal sustento económico". Precisamente, este jueves lanza su EP 'Aove', con "cuatro canciones que hablan de pasárselo bien de fiesta con las amigas. Es música para que las tías chulas bailen en la discoteca. Tiene un sonido bastante pulido y creo que es mi trabajo más profesional hasta la fecha. Es puramente disfrute y hedonismo".
Dicho trabajo también es el primer proyecto que le ha provocado síndrome del impostor: "Antes todo lo que hacía estaba enfocado a una faceta más irónica y era más fácil salir del paso. Ahora, quizás, tenga menos margen de error porque el sonido está más definido y la propuesta escénica es más concreta. La verdad es que lo que me pasa es que me pongo a pensar en mis cosas después de las 9 de la noche y me entra la rayada mental, algo que no recomiendo a nadie". Superados esos fantasmas, reitera lo siguiente: "Estoy muy satisfecha con este trabajo y creo que a las chicas disfrutonas les va a parecer súper bien, es para moverse hasta caer desfallecida".
Junto a su faceta como cantante destaca la de activista. Al preguntarle qué cree que urge más reivindicar en estos momentos, no duda en responder que: "El derecho a la mediocridad, a ser una fracasada, a no tener ningún talento, a trabajar menos y cobrar más... Queda mucho por hacer en el antiracismo y un poco de conciencia de clase tampoco nos vendría mal".
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