Con motivo del Primer Congreso Mundial de Facultades de Farmacia (IPAP’18) que se celebra desde este martes hasta el próximo viernes con la Universidad de Salamanca como anfitriona, el que fuera Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1993, Phillip A. Sharp, y uno de sus discípulos más avanzados y actual miembro de la Universidad de Texas, Mariano García Blanco, han comparecido en una rueda de prensa donde han explicado sobre qué versarán sus ponencias.
Previamente, el decano de la Facultad de Farmacia, Antonio Muro, ha destacado que dicho congreso, que se celebra con motivo del VIII Centenario y que “aglutina todos los aspectos de la farmacia”, desde la investigación hasta la educación pasando por la proyección farmacéutica, involucrará durante cuatro días a más de 600 personas y se impartirán 40 ‘workshops’ con más de 80 ponentes internacionales (de 23 países de todo el mundo) ante representantes de más de 100 facultades a nivel mundial.
Después fue turno para Phillip Sharp, quien destacó, al igual que Mariano García, el honor que supone para él estar en Salamanca en el IPAP’18 y, además, en una institución 8 veces centenaria, ya que en América las instituciones son “muy jóvenes”, de no más de 300 años de antigüedad.
El Premio Nobel detalló que su conferencia se centraría en la biología como ciencia fundamental y su impacto en la medicina, ya que traducir los resultados en ciencia aplicada en la medicina “hace mejor la vida de los pacientes”, por lo que se antoja necesario llevar esos conocimientos a la sociedad.
Además, Phillip Sharp también enfatizó en cómo los descubrimientos fundamentales de la biología molecular han cambiado la medicina, especialmente los desarrollados en la industria biotecnológica, que ha desarrollado sistemas que cambian la vida de los pacientes, desde el ARN interferente hasta los ácidos nucleicos que se utilizan “como drogas, curando la vida de los pacientes”.
Los movimientos antivacunas son muy peligrosos
Ante las preguntas recibidas, el Premio Nobel de Medicina quiso reafirmarse en que los movimientos antivacunas son muy peligrosos, además de un insulto para las ciencias, ya que es muy habitual, especialmente en Estados Unidos, las vacunas con el autismo “y, sin embargo no hay ninguna conexión demostrada”.
De hecho, Sharp junto Mariano García reiteraron que el beneficio de la vacuna no es sólo para el individuo que la recibe, sino para toda la sociedad, ya que la transmisión de ciertas enfermedades se antoja complicada si todo el mundo está vacunado. Eso sí, el otrora discípulo de Sharp insistió en la necesidad de no quedarse en el punto en el que estamos, sino que se deben buscar vacunas aún mejores y que puedan aplicarse a toda la sociedad.
Se puede acelerar la implantación de los descubrimientos científicos en los pacientes
Phillip Sharp, igualmente, habló de la posibilidad de acelerar los descubrimientos científicos en los pacientes enfermos, especialmente de cáncer. De hecho, trató la opción de que en las diferentes etapas en las que se diagnostica una enfermedad, cuando se trata de una agua, se aplique antes de la prueba científica para tratar de mitigar el avance.
Mariano García Blanco aseguró que el propio Sharp está trabajando para integrar las diferentes etapas de la investigación básica en la práctica para que se acorte el tiempo desde que se produce un descubrimiento “hasta el momento en el que el médico te da la medicina”.
El Premio Nobel de Medicina amplió asimismo la posibilidad de que en el futuro, las medicinas también controlen la reacción humana contra el virus, ya que en muchas ocasiones es lo que daña realmente al cuerpo humano (fue García Blanco quien usó el ejemplo de la ‘Gripe Española’ desarrollada en la Primera Guerra Mundial y que afectaba principalmente a jóvenes con un gran sistema inmune, ya que era la reacción del cuerpo quien mataba).
No todas las enfermedades están en los genes; el ambiente es otro factor clave
Para terminar, Phillip Sharp recordó que, pese a que el genoma humano puede contener gran parte de las patologías, el ambiente es otro de los factores clave, especialmente en ciertas enfermedades, a la hora de desarrollarlas.
Así, el Nobel de Medicina ejemplificó que el riesgo de padecer una esquizofrenia sí que se encuentra en los genes, mientras que para el cáncer de pulmón es mucho más importante el ambiente. Por ello, consideró importante que en el futuro los médicos, además del examen médico, tengan también una fotocopia del genoma que pueda ayudar a determinar el riesgo de padecer una enfermedad para detectarla a tiempo e intervenir.
Mariano García destacó que Sharp está trabajando en las pruebas genéticas para detectar el cáncer de páncreas, que “es muy silencioso hasta que está diseminado por el cuerpo” y que, de detectarse antes, se podría curar con una simple intervención quirúrgica.