Miguel Ángel Quintanilla, ex secretariode Estado de Universidades e Investigación y catedrático emérito de Lógica yFilosofía de la Ciencia en la Universidad de Salamanca, presenta hoy, 24de febrero, su nuevo libro, 'Filosofía ciudadana'. El acto tendrálugar en el Aula Miguel de Unamuno del Edificio Histórico de la instituciónacadémica salmantina a partir de las 19:00 horas, un evento al que acudirá laexministra de Educación, Política Social y Deporte Mercedes Cabrera y el rectorde la USAL, Ricardo Rivero.
El libro, de Trotta Editorial,analiza las interacciones entre la ciencia, la tecnología y la política ypropone reflexionar acerca de los problemas del mundo actual con lasherramientas de la filosofía. En forma de artículos para medios de comunicacióno “pequeñas píldoras para pensar”, el autor aborda cuestiones como el controldel desarrollo tecnológico, la necesidad de invertir en investigación o laimportancia de compartir el conocimiento en la sociedad. “Podemos pensar en lascosas que hacemos, aumentar nuestro conocimiento y nuestra forma de actuar”,afirma en una entrevista concedida a DiCYT.
El título, ‘Filosofíaciudadana’ responde a la idea de que las cuestiones filosóficas no sonúnicamente de interés académico, a diferencia de las cuestiones más avanzadasen otras disciplinas científicas. “Si pensamos en física nuclear, las últimaspublicaciones en revistas especializadas no tienen interés para nadie más quepara los físicos nucleares, y además debe ser así. Los filósofos profesionalestambién publican cosas para ellos. La diferencia está en que las cuestionesfilosóficas son de interés general”, comenta Quintanilla. “Todos los ciudadanostienen interés en el sentido de la vida o en conservar el planeta, así que másallá de los aspectos científicos y técnicos, hay cuestiones filosóficasurgentes”, añade.
Ya en el siglo XVIII ya apareció el término “filosofía popular”, que trataba deocuparse de las cuestiones filosóficas que tenían interés para el públicogeneral, no sólo para los especialistas. Sin embargo, Quintanilla asegura queel término “filosofía ciudadana” recoge mejor esa idea hoy en día, porque elsujeto de la soberanía es el pueblo, cada ciudadano y ciudadana.
“En el siglo XXI, las cuestiones filosóficas de interés más importantes para elpueblo giran en torno a la ciencia, a la tecnología y a la actividad política”,afirma. De hecho, estos ámbitos están más relacionados que nunca a través de laresponsabilidad de los ciudadanos en todos ellos. “Los vemos como compartimentosestancos porque son el resultado de tradiciones escolares o académicas que notienen nada que ver con los intereses del pueblo, pero la realidad es que laciencia depende de la financiación que deciden los ciudadanos; que latecnología depende de los usuarios, que son esos mismos ciudadanos; y que lapolítica depende de las elecciones, que las hacen los ciudadanos”, asegura.
El control de la tecnología
La sociedad actual es testigo de “los avances tecnológicos más espectacularesde la historia de la humanidad” y los tiene muy integrados. “Uno de lospeligros que tenemos en nuestra época es pensar que el desarrollo tecnológicoestá decidido de antemano, que es autónomo y que no tenemos más remedio queadaptarnos a él e intentar sacarle el mayor provecho. La tesis que subyace enmi libro es que esto no es así, no tenemos que adaptarnos al desarrollotecnológico, sino que tenemos que dirigirlo, y para eso tenemos que participaren las políticas que incentivan la investigación científica y el desarrollotecnológico. Ahí está la conexión entre filosofía, política, ciencia ytecnología”, explica.
De hecho, “el control del desarrollo tecnológico se nos está escapando a losciudadanos, hay alguien que lo controla, gente que tiene poderes muy exclusivossobre determinadas tecnologías y que no responden más que a través de las leyesdel mercado. Pero no debe ser así, estamos a tiempo de tomar las riendas deldesarrollo tecnológico”, opina Quintanilla. Por ejemplo, “podemos luchar contrala obsolescencia programa de los artefactos tecnológicos, que es rentable desdeel punto de vista de la economía de mercado y rentable para los que detentan elpoder del control del desarrollo tecnológico, pero no es rentable para losusuarios ni para la sociedad en general. Podemos luchar contra esto y no hacefalta abandonar la tecnología para hacerla justa. Al contrario, lo que hay quehacer es intervenir en ella”, destaca.
El conocimiento, base del cambio
Para conseguirlo, “el conocimiento es siempre la base de cualquier cambio,necesitamos conocer mejor cómo funciona la ciencia, la tecnología y la políticapara poder intervenir en ellas”. La buena noticia es que la propia tecnologíanos ofrece medios para mejorar nuestro conocimiento. “El acceso a lainformación a través de Wikipedia, por ejemplo, es increíble. Nunca habíapasado en la historia de la humanidad, que todo el saber disponible en lasenciclopedias del mundo esté a tu disposición sin moverte de tu casa y, además,gratis”, señala.
De hecho, “nunca antes había sido posible que cualquier persona se comunicaracon cualquier otra en cualquier sitio del planeta a coste prácticamente cero.Eso es la gran revolución de las comunicaciones del siglo XXI”.
Tecnología y democracia
Por el contrario, los avances también parecen haber traído problemas, como losintentos de influir en algunos procesos electorales. “La tecnología es neutraldesde el punto de vista de la democracia. Es cierto que está muy conectada conel desarrollo tecnológico, pero no depende sólo de él. Lo que nos trae sonnuevas formas de que se desarrolle y nuevas formas de participación, como lademocracia directa, que es posible gracias a las nuevas tecnologías”, comenta.
No obstante, “siempre hay alguien capaz de utilizar el hacha de sílex para matara un adversario en lugar de usarla para trocear alimentos. Es posible utilizarmal la tecnología, pero esto sólo nos tiene que hacer tomar conciencia comociudadanos de que el control de la tecnología está en nuestras manos y de quedebemos ejercer ese control y esa responsabilidad”, asegura.
Reencuentro con Mercedes Cabrera
Quintanilla se muestra especialmente agradecido de que la persona que le nombrósecretario de Estado en 2006, Mercedes Cabrera, acuda a la presentación de sulibro. “Este reencuentro es como enseñarle lo que he hecho desde entonces enrelación con las cosas que nos llevaron a trabajar juntos, la política de laciencia y la tecnología”, destaca. De hecho, “recoge breves periodísticos apartir del momento en el que dejé el cargo para el que me nombró”.