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GALERÍA | Páginas arrancadas, tachaduras y cenefas: las cicatrices de los 'libros prohibidos' que custodia la Biblioteca General Histórica

La Sala de la Columna de la Universidad de Salamanca expone, hasta el 19 de enero, veinticinco obras relacionadas con la expurgación que se realizó durante la Edad Moderna

Exposición 'Libros prohibidos'

Páginas arrancadas, tachaduras, entintados violentos… son las cicatrices que evidencian la censura a la que fueron sometidos algunos manuscritos de la Biblioteca General Histórica. Todos ellos permanecen custodiados en el Sancta Sanctórum, salvo los que han sido trasladados a la Sala de la Columna hasta el próximo 19 de enero con motivo de la exposición 'Libros prohibidos. Herejía y censura en la Edad Moderna’. "Nuestro compromiso no es solo conservar, sino también divulgar el conocimiento que se guarda en la Universidad de Salamanca", señala Raúl Rivas, responsable de la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación. 

La exposición, parte de un proyecto internacional financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y desarrollado por la Universidad Autónoma de Barcelona, con María José Vega al frente, se estructura en tres partes. La primera está dedicada a las nuevas herejías de Alemania; la segunda, a los índices de libros prohibidos y al nacimiento de la expurgación, una fórmula que permite prohibir parcialmente o indultar obras a cambio de eliminar sus partes "dañosas o enfermas"; mientras que en la tercera se exponen algunos de los volúmenes afectados por la censura. 

Exposición 'Libros prohibidos'

Contexto 

A partir de 1517 se extendieron por Europa las ideas de Martín Lutero, el autor con más obras impresas del siglo XVI y el fenómeno editorial más fulgurante de la primera era de la imprenta. Durante esa época surgieron otras formas de contestación religiosa en el continente, a menudo más radicales que las del protestante. Los católicos percibieron esta proliferación como un epidemia imparable y un desafío cuyo instrumento principal era el libro. 

Cuando la contención del luteranismo y de las nuevas herejías se tornó difícil, la batalla se trasladó al territorio de la propaganda y de las artes. Se pusieron a punto mecanismos de control de librerías y de puertos para evitar la importación y el comercio de los obras heréticas.También surgieron los índices de volúmenes prohibidos para gestionar los 'peligros' de la imprenta. Los primeros fueron elaborados por las facultades de Teología de París y Lovaina (1544 y 1546).

Exposición 'Libros prohibidos'

En España, el primer índice de libros prohibidos del Santo Oficio es el del inquisidor Fernando de Valdés. Este condenaba todas las obras heréticas, la necromancia y los textos en hebreo, árabe o en lengua vulgar que trataban de las ceremonias judaicas o mahometanas. Manifestó, en cambio, un menor interés por la literatura profana y no censuraba ni la lascivia ni la obscenidad. Les siguieron otros índices como el de Gaspar de Quiroga (1583), encomendado a la Facultad de Teología de la Universidad de Salamanca. "Es posible que los teólogos salmantinos no asumieran con entusiasmo la tarea, ya que el Consejo de la Suprema dio muestras de impaciencia y apremió a los profesores para ver concluido el trabajo", señalan desde la exposición. 

'Constituciones' de la Biblioteca de la Universidad de Salamanca

Las primeras 'Constituciones' de la Biblioteca de la Universidad datan de 1775 y demandaban una censura moderada: "La expurgación se hará sin borrar cosa alguna en los libros que se expurguen: bastará poner unas comillas y a los lectores se les prevendrá que no pueden leer lo que esté con dicha señal". "Exige un lector cooperativo", afirma María José Vega. Este debe convertirse en su propio censor cuando llegue a las palabras entrecomilladas, lo cual, paradójicamente "es una invitación a leerlo de inmediato". 

Respecto a la custodia, según las 'Constituciones', los libros prohibidos "deben guardarse con especial cuidado, separados del cuerpo principal de la librería, y el bibliotecario mayor reservará las llaves de los cajones en que estén colocados". De haber alguna persona interesada en acceder a ellos, era necesario mostrar previamente una "licencia de superior legítimo". 

Libros expurgados 

Exposición 'Libros prohibidos'
La Biblioteca General Histórica consta de uno de los fondos más ricos en libros expurgados, entre los que destaca, según María José Vega, la versión del 'Atlas' de Mercator elaborado por Jodocus Hondius y Cornelis Claesz a partir de las planchas que adquirieron en 1604 y a las que añadieron 36 mapas nuevos, como el del lago Léman y la ciudad de Ginebra. Bajo el mismo, se colocó una orla de medallones con los retratos de cinco teólogos calvinistas. El fray Plácido de Tosantos se encargo de "eliminar y raspar las imágenes y todos los elogios allí descritos".
Exposición 'Libros prohibidos'

La eliminación de los cinco calvinistas, calificados como "lo peor" por el índice de Sandoval, se realizó de forma "primorosa", sobreponiendo una cenefa bermellón a la orla de retratos. "El censor sucumbe a la belleza del mapa. Alguien que lo ve, no sabe que está expurgado. Esta actitud no es normal", señala María José Vega. De hecho, son muy pocos los libros que presentan esta ornamentación para tapar un contenido censurable.

'Flor Sanctorum' 

'Flor Sanctorum' es otro ejemplo. En este caso, el encolado de cenefas cubre el texto relativo a la vida de la visionaria y mística portuguesa María de la Visitación, que, tras las denuncias de varias hermanas de su convento, acabó confesando que había fingido las visiones y estigmas que la habían hecho famosa. 

 ‘Cosmographia Universalis’

En ‘Cosmographia Universalis’ (1550), el mayor éxito editorial del protestante Sebastian Münster, la 'limpia' de retratos se realizó de una forma menos estética. El del autor que encabeza el volumen aparece tachado, al igual que el del filósofo neerlandés Erasmo de Rotterdam. “Esta medida parece relacionada con la sorprendente y sistemática expurgación del elogio y de la reputación intelectual”, apuntan desde la propia exposición.  

'Divi Aurelii Augustini Hipponensis Episcopi De Civitate dei Libri XXII'

Otros libros 'prohibidos' que atesora la Biblioteca General Histórica son la obra del jurista reformador Johann Olendorp; el volumen de secretos de Wecker, con encolados, tachaduras y páginas arrancadas para evitar que sus aspectos mágicos o sus procedimientos abortivos llegaran a los lectores; y 'Divi Aurelii Augustini Hipponensis Episcopi De Civitate dei Libri XXII', de Juan Luis Vives. En este último, los pasajes en los que el autor arremete contra los comentaristas medievales de san Agustín fueron expurgados con un entintado violento.

¿Triunfo de la Iglesia?

Exposición 'Libros prohibidos'

La exposición comienza con una imagen, la representación de la herejía según la iconología de Cesare Ripa. Se trata de una anciana semidesnuda que con una mano sujeta un libro del que salen serpientes y con la otra, un áspid. "Se percibe la lectura como un posible envenenamiento. La censura es el antídoto a ese veneno", explica María José Vega. Esta ilustración contrasta con la elegida para cerrar la muestra, donde vemos a la misma anciana, pero esta vez encadenada a una cruz. "Es la ilusión contareformista de haber triunfado sobre la herejía. Es falsa. Ni Lutero venció a Roma ni Roma acabó con la Reforma", concluye. 

Comentarios
Yo Hace 1 mes (16/11/2024 09:42)
Que maravilla de libros. Y pensar en todos los que nos faltarán por la intransigencia de la Inquisición
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