Este sábado se va a vivir un hecho que parecía imposible hace unos meses: una graduación universitaria. Y serán los estudiantes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca quienes tengan el honor y el placer de disfrutar de un evento que pone el broche y supone el punto y final a una carrera.
Lo harán, eso sí, al margen de la Universidad de Salamanca, que este año no ha organizado graduaciones. Ha sido el propio alumnado el que ha decidido realizar este evento, también con el ánimo de demostrar que, pese a encontrarnos en una pandemia, se pueden realizar grandes actos sin riesgo alguno siempre y cuando se tomen las medidas y las precauciones adecuadas.
La graduación tendrá lugar en el Campo de Tiro y comenzará a las 11 horas, con una duración de entorno a una hora y media o dos horas. La autoridad académica que acuda será la encargada de inaugurar el acto, dando paso al discurso de los padrinos y de los estudiantes. Posteriormente, se colocarán las bandas y los estudiantes harán la Declaración de Ginebra (una actualización del juramento hipocrático). Tras ello, y antes de clausurar el acto con el Gaudeamus Igitur, se entregarán los premios a Mejor Compañero y al Mejor Expediente.
Una graduación con medidas sanitarias obligatorias y sin familiares
Pocos estudiantes habrá más concienciados con el COVID-19 que los de Medicina. Por ello, han dispuesto que el número de asistentes se limite a los 161 alumnos que han terminado este año sus estudios junto a los 10 profesores que fueron elegidos por votación por todos los estudiantes y que serán quienes les coloquen las bandas.
Es decir, será una graduación sin ningún familiar. De hecho, habrá un control en el acceso para que nadie que no vaya a participar en la graduación entre en el Campo de Tiro, y se ha pedido a los estudiantes que no reúnan a sus familiares, amigos y seres queridos en las inmediaciones del recinto.
Dentro, entre las sillas de cada graduado habrá metro y medio de separación, y la mascarilla será obligatoria. Todo ello es fruto del gran trabajo que vienen realizando los estudiantes durante semanas para que su graduación salga lo más perfecta posible.