La Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) ha clausurado en la mañana de este jueves las LVI Jornadas de Teología, celebradas bajo el título ‘Laicado y testimonio público de la fe’ y con la participación de más de 130 asistentes entre profesores y alumnos. Como conclusión general, el decano de la Facultad, Román Ángel Pardo Manrique, considera que ha quedado patente “la convicción de que la teología del laicado sigue siendo una prioridad dentro de la labor intelectual teológica”.
Tras dos jornadas de reflexión y debate con las conferencias y aportaciones de profesores y expertos, el decano de la Facultad advierte que aún queda trabajo por hacer. “Ciertamente queda mucho por seguir reflexionando, iluminando y actuando, algo que solo será posible desde una eclesiología renovada en y por el Espíritu, donde el ejercicio de los propios carismas encuentre lugar y desarrollo, enraizado sacramentalmente y vehiculado como ejecutoria de derechos y deberes desde una identidad cristiana que se desarrolla existencialmente”, ha señalado.
Las sesiones comenzaron con la ponencia del profesor Eloy Bueno de la Fuente, catedrático de la Facultad de Teología del Norte de España (sede de Burgos), quien disertó sobre la identidad teología del laico. Partiendo de la etimología y de la historia de comprender el concepto de “laico”, el profesor Bueno enmarcó el debate teológico sobre el laico en el desarrollo y profundización epistémica eclesiológica.
Noción de laico
Después de un itinerario histórico sobre la evolución y las aporías que aparecen en la noción de qué es un laico, el profesor resaltó la necesidad de realizar una revalorización del “sacerdocio común”, señalando cinco líneas de debate actuales y para el futuro: la índole secular; la identidad específica del laico; la relación-alternativa: comunidad-ministerios; la laicidad como dimensión de toda la Iglesia; el laico como cristiano sin más; la posible eliminación del término laico.
El profesor Bueno finalizó ofreciendo unas coordenadas para la elaboración de una renovada episteme eclesial: “Reconocer y desarrollar el nosotros eclesial; la iglesia como comunidad de sujetos; un sacerdocio común que posibilita la apertura al mundo; la dialéctica algunos/todos, entendiendo que en la misión lo que hacen unos hace presente a todos, donde el nosotros se discierne desde la ministerialidad”.
La segunda conferencia de las Jornadas la pronunció el profesor Francisco Castro Pérez, del Centro Superior de Estudios Teológicos de Málaga, que trazó la identidad parroquial como concepto de referencia para la comunidad cristiana. Insistió que esta puede adquirir diversas formas, que está llamada a adquirir quizá diversas encarnaciones, pero tiene que ser referente visible del crisol de comunión que convoque a la comunidad.
Nueva evangelización
Frente a intentos actuales que la califican de institución caduca, el ponente subrayó su necesidad, actualidad y pertinencia también en la nueva evangelización. El profesor Castro Pérez mencionó la sinergia que debe darse en la parroquia con otras realidades, pero subrayando la visibilidad multiforme que debe mostrar la parroquia. “Somos iglesia y somos también parroquia podría ser la clave”, apuntó.
La sesión concluyó con un diálogo en el que se pusieron sobre el tapete las problemáticas que debe afrontar la parroquia en los distintos contextos sociales que afectan a la vida de la comunidad, siempre manteniendo ese hogar de la comunión y casa del corazón que debe ser la parroquia.
El profesor Gabriel Richi, decano de la Facultad de Teología de la Universidad Eclesiástica de San Dámaso, cerró la primera jornada con la ponencia titulada ‘Dinámica testimonial y misionera del laicado’, en la que recordó la enseñanza conciliar del Vaticano II, subrayando la necesidad que todo fiel tiene de ser testigo y signo del Resucitado y de la “vida nueva” que nace del Misterio Pascual.
Iniciación Cristiana
“En ese fundamento, cada fiel laico está llamado a vivir, como sujeto histórico, la vida nueva recibida en la Iniciación Cristiana y que testimonia ante el mundo, en una antropología enraizada en la sacramentalidad de la Iglesia como Pueblo de Dios que debe entenderse de este modo como morada de testigos”, concluyó.
El profesor de la Facultad de Teología de la UPSA Francisco Andrades Ledo fue el encargado de abrir la segunda jornada de conferencias. Andrades Ledo desarrolló el tema de ‘Los movimientos eclesiales y su aportación a la Iglesia de hoy’, partiendo de los movimientos eclesiales como concreción del derecho de asociacionismo de los fieles laicos y de un itinerario histórico desde el siglo XIX.
Andrades Ledo subrayó la dimensión comunitaria del laicado desde las enseñanzas del Vaticano II y precisó los distintos modos que dicho asociacionismo ha ido presentando esencialmente desde el posconcilio. Así mismo, insistió en la necesidad del discernimiento en la comunión y la eclesialidad. El profesor terminó recordando a Christifideles laici de san Juan Pablo II, recordando unos criterios de eclesialidad que estos movimientos deben acoger y promover: “la llamada a la santidad, la responsabilidad de confesar la fe católica en el mundo, el testimonio de la comunión, la conformidad con los fines apostólicos de la Iglesia y la misión en la sociedad en busca de la justicia”.
Mesa redonda
Posteriormente se desarrolló una mesa redonda, en la que intervinieron Eva Fernández Mateo, presidenta de Acción Católica General en España; y Dolores García Pi, del Foro de laicos. Fernández Mateo partió de las cuatro notas conocidas de la Acción Católica: eclesialidad y participación en la misión de la Iglesia, protagonismo laical ayudando corresponsablemente en la evangelización, apuesta por lo comunitario y trabajar en la colaboración con los pastores en un proyecto común. “Esto último –matizó– no es hacer lo que los obispos dictan, sino escuchar a los pastores, animándolos, sacudiéndolos si es necesario y prolongando su misión a donde ellos no pueden llegar”.
Por otra parte, Fernández Mateo recordó que los pontificados últimos han indicado que la Acción Católica es una forma de ministerialidad eclesial. De un modo especial se centró en el Papa Francisco, que ha animado a la AC a renovarse en el compromiso con la evangelización para así llegar a todos, especialmente a las periferias, siendo discípulos misioneros y asumiendo como propia la pastoral de cada Iglesia local insertada en las parroquias. Su explicación se centró en la pastoral parroquial que debe centrarse no en el “hacer” sino en el “ser”. Finalizó su intervención subrayando la importancia de formarse y realizar el “acompañamiento” personal y comunitario.
Dolores García Pi, presidenta del Foro de Laicos de España y perteneciente al Movimiento Focolar, presentó el tema del laicado asociado en la vida de la Iglesia. Distinguió como rasgos de los movimientos eclesiales “el carácter carismático e impronta comunitaria, el carácter mariano del laicado, el compromiso social y la comunión con la Iglesia”.
Distintos carismas
Evocando al Papa Francisco, recordó que los distintos carismas están llamados a crecer porque les llena de vida el Espíritu y, además, “debe ser actualizado continuamente para no pasar a ser irrelevante, así como debe dialogar con las distintas culturas, no hay que tener miedo a las diferencias, el modelo es el poliedro, cada uno forma parte de la unidad”.
García Pi recordó diferentes mensajes del Papa Francisco a distintos carismas como los Focolares, Comunión y Liberación, la Acción Católica, etc. Aterrizó con tres indicaciones del Papa Francisco en orden a colaborar los movimientos eclesiales con la dinámica sinodal: “pensar según Dios, cultivar la humildad y superar toda cerrazón”. Terminó su intervención exponiendo la experiencia del Foro de Laicos en España al unísono de la Conferencia Episcopal Española, ya que es una asociación que agrupa a los presidentes o representantes de las asociaciones de apostolado seglar, tiene personalidad jurídica y actualmente están representadas 49 entidades. En resumen, el Foro es espacio de visualización, encuentro, comunión y sinodalidad.
Por último, Carmen Márquez Beunza, profesora de la Universidad de Comillas, disertó sobre ‘El significado de la incorporación de la mujer para la vida de la Iglesia hoy’. La profesora Márquez destacó cómo en Occidente, “desde la mitad del siglo XX, el papel de la mujer ha cambiado, así como de la propia autoconciencia pasando a tener voz en la plaza pública, lo que también ha implicado una interpelación en la Iglesia, aunque parece que no con tanto éxito, quedando todavía como una tarea eclesial pendiente”.
Mujer en la Iglesia
“Más que la presencia de la mujer en la Iglesia la cuestión actual es su presencia de liderazgo en el servicio a la misión en la Iglesia. No se trata de una cuestión de mujeres, sino eclesial. El Sínodo ha mostrado precisamente eso último”, ha señalado. La profesora se planteó la cuestión de cuáles son los espacios actuales donde la mujer se encuentra eclesialmente y defendió que la cuestión de la mujer de la Iglesia debe ser entendida desde la reflexión eclesiológica del Vaticano II, la teología del laicado y la misión de la Iglesia.
En su ponencia destacó la figura de Pilar Bellosillo, mujer de Acción Católica Española, presente en el Concilio, cofundadora de Manos Unidas, promotora del papel de la mujer en la vida pública y eclesial. Terminó su participación exponiendo las distintas posiciones eclesiales en torno a la posibilidad del diaconado femenino.