De azul marino, verde turquesa y nazareno y oro relucían en el paseíllo los tres diestros, en un cartel que se presentaba con expectación y que concluyó con decepción por la condición de los Garcigrande.
El primero en estrenar el albero de La Glorieta era un astado del hierro de Domingo Hernández, 'Exiliado', que salió dormido hasta la suerte de varas donde derribó el caballo que montaba el picador Salvador Núñez que cogió al astado muy bien en lo alto antes de tocar suelo. En banderillas fue realmente complicado, cortaba mucho el discípulo de Justo Hernández. Un toro, por el que nadie apostaba y al que le sonaron las palmas, que cambió totalmente en las manos de Julián López 'El Juli' que con mano baja sometió a un 'Exiliado' que literalmente comenzó a "comerse la muleta", elaborando una obra muy importante, y meritoria, por eso es Don Julián y su franela "la todopoderosa". Una oreja.
El segundo de la tarde, también del hierro de Domingo Hernández fue peligroso. Sin tener una embestida clara se topó con un un Manzanares que tardó en acoplarse, aunque tampoco se lo puso fácil su oponente, "peligroso" especialmente por el pitón izquierdo, y arrollador por momentos por el derecho. Sin acabar de coger vuelo la faena, el alicantino pasaportó de una estocada fulminante al astado.
En este segundo, cabe destacar también la suerte de varas de un D. Hernández que nada quiso saber en el encuentro con Óscar Bernal, yéndose directo al caballo que montaba Paco de María quien ejecutó una impecable suerte, y una vistosa pelea en el encuentro, aguantando muy bien el topetazo y posterior empujón del toro que lo desplazó unos veinte metros aproximadamente.
Garcigrande fue el tercero, en manos de un Rufo arrollador que como ya aseguraba a este medio en días anteriores a su cita de este domingo, estuvo al "200%". Quitó por chicuelinas en los medios, doliéndose de la reciente cornada en el muslo de Valladolid, y a partir de ahí todo fue mimo. Actuación muy inteligente, con las distancias, alturas y colación adecuadas en toda la obra que alcanzó su mejor momento al natural, donde el diestro se gustó en tablas, suave y muy torero, sacando lo mejor del astado: dos orejas.
Cuarto y quinto fueron practicamente de la mano. En el caso del cuarto, El Juli solo pudo tirar de técnica, a base de insistencia. El quinto, en manos de Manzanares no tuvo ni un pase por su falta de raza, pese al querer del alicantino al que de nuevo la suerte le jugó una mala pasada.
El sexto tampoco rompió la caída en picado que había cogido la tarde desde las dos orejas de Rufo. Desclasado y sin entrega fue el último Garcigrande al que Rufo pinchó dos veces, siendo lo más relevante el tercio de banderillas.
En el siguiente enlace les adjuntamos también, el toro a toro contado en directo desde La Glorieta.