Desapacible se presentaba la tarde, amenazando con lluvia. Antes de las 18:00 horas en la capital charra ya se formaron charcos en algunas vías, lo que motivó a los novilleros a comprobar el estado del ruedo ya a las 17:50 horas.
Puntual daba comienzo el paseíllo, mientras caían las primeras gotas, tímidas, de la tarde, con Valentín Hoyos que abría el cartel e Ismael Martín desmonterados, pues ambos debutaron esta tarde con los del castoreño en La Glorieta. No así, el vallisoletano Mario Navas que se presentó ya hace un año, cortando las dos orejas tras una buena carta de presentación.
Buen novillo fue ‘Azulejo’, el primero de los Espioja en pisar la arena de La Glorieta, con el que tardó en acoplarse Hoyos, dejando los mejores pasajes al natural. Fue con esa mano con la que se vio al novillero más asentado y entendiendo más a su oponente que pedía los vuelos de la muleta y suavidad en el toque, además de las distancias cortas. Una lástima fue el mal uso de los aceros, que le hicieron escuchar un aviso y usar el verduguillo donde se atascó de nuevo. Al final recogió una ovación del público. A destacar fue la brega de David Salvador que se compensó con el deslucido tercio de banderillas.
En su segundo oponente, sí paseó el de La Alberca un trofeo, una oreja, donde destacó un impecable cambio de mano, algún natural suelto y un gustoso trincherazo que cerró la serie final de Manoletinas ante un pupilo de Espioja noble y falto de humillación que no fue destacable entre sus hermanos pero que cumplió. En las primeras series le faltó acople al novillero, que mejoró con el paso de la obra, gustándose más y sobre todo estando más entregado hacia finales, aprovechando las cercanías que le pedía su oponente. Destacable fue la actuación del varilarguero José María González, merecedora, de momento, del trofeo al ‘Mejor puyazo de la feria’. Tras él, colocó buen par Salvador.
Levantó los ánimos de La Glorieta Ismael Martín, pasados ya por agua, por cierto, antes de dibujar en la arena una importante faena, premiada con una oreja. Después de que ‘Minutejo’, un novillo de Espioja complicado de inicio, derribara al caballo montado por Nicolás Martín, La Glorieta se vino arriba, o mejor dicho el torero suizo, asentado en Cantalpino, calentó a La Glorieta tras tres vistosos pares de banderillas bien clavados, que fueron citados desde lejos, mandando, y esperando la impetuosa embestida de su oponente. Ya con la franela en mano, anduvo acertado el novillero que optó por la mano baja en el inicio de faena, mientras se iba asentando un ‘Minutejo’, que, aunque falto de trasmisión, tuvo profundidad, clase y sobre todo embistió muy suave, lo que permitió a Ismael estar firme y rotundo, cuajando una importante obra que se afeó por la espada, aunque fue premiada con una oreja.
Lejos de achantarse con la faena que había plasmado Ismael Martín, Mario Navas tiró de raza y desempolvó ese toreo añejo, clásico, que recuerda a los toreros de antaño, para desmayarse toreando ‘al ralentí’ a otro destacable novillo de Lorenzo Espioja, con mucha suavidad en su embestida y de alta calidad, aunque también manso. Ya con el capote dejó Navas al aficionado con la miel en los labios, recibiendo a su oponente con rodilla en tierra, dejando entrever lo que muy por seguro hubieran sido unas bellas Verónicas que finalmente no se desarrollaron. Con la pañosa se gustó incansablemente Navas que toreó casi toda la faena ‘al ralentí’, con los vuelos, consintiendo mucho a ‘Acosado’ y dirigiendo, a la vez que ordenando sus embestidas para que nada se descompusiera. La pena, la gran pena, fue la espada, con la que pinchó hasta en cuatro ocasiones, perdiendo las dos orejas que ya tenía prácticamente de la mano. Saludó una ovación en recompensa.
No se dejó ver en los primeros tercios el sexto novillo de Espioja, por lo que nada puso hacer Mario Navas. Ya con la muleta en mano dejó constancia de un toreo asentado, de mucho temple, estando muy torero, aunque la condición del novillo no permitió la rotundidad en la obra. Pinchó de nuevo con los aceros Navas.
Si en el segundo novillo mostró firmeza Ismael Martín, en el quinto, brindado al público, estuvo arrollador ante un ‘Palmero’ al que le fue concedida la vuelta al ruedo por su transmisión, que consiguió emocionar al tendido, pese a su pizca de mansedumbre, acompañado de la firmeza del torero de Cantalpino que se mostró inteligente, con firmeza, tapándole la salida al novillo, con mucha técnica y exponiendo muchos recursos sobre el ruedo que le piden ya el salto al escalafón de los matadores. El hambre de triunfo fue desde luego el alma de la obra que fue a más hasta el final, desde la larga cambiada bajo la presidencia, al quite de oro, pasando por el afarolado de rodillas de inicio con la franela, a los arrimones finales con las ajustadas Bernardinas cambiando la trayectoria del pupilo de Espioja, y por supuesto, sin olvidar, la vistosidad y carisma que tiene el novillero con los palos, uno de sus fuertes, con los que levantó al público de los asientos. Dos orejas y una sonrisa de oreja a oreja.
El novillero suizo fue acompañado en volandas por varios niños y jóvenes, mientras este cruzaba la Puerta Grande de La Glorieta, agurando un halo de esperanza a la afición charra.
Contentos tienen que estar también los ganaderos de Lorenzo Espioja tras la buena novillada que han presentado en La Glorieta.
En el siguiente enlace les adjuntamos también el toro a toro contado en directo desde La Glorieta, en la tarde de este viernes, 15 de septiembre.