Sábado, 14 de septiembre, pero no un sábado cualquiera, con el número de los enamorados, el 14, se refleja la confianza, la esperanza y las nuevas oportunidades, pero sobre todo la creencia en el amor. El amor en uno mismo, en el pasado y en el presente. El amor a la vida, al orgullo de pasar a formar parte de la historia, y no de una cualquiera, de la tauromaquia, con sus valores y su grandeza, con el dolor y la gloria eterna, conocida tan solo por los elegidos. Dos de ellos, Pablo Hermoso de Mendoza y Enrique Ponce, figuras del toreo, a caballo y a pie, con un amor compartido por Salamanca.
Un largo historial admirable el de ambos, con números récords en el toreo, que lejos de restar en la que es su última temporada siguen sumando, le pese a quien le pese… cosas de maestros. Pisaban ambos el ruedo de La Glorieta, en una tarde más cálida de temperatura y de ambiente, decían adiós dos grandes. Muchas emociones en el corazón y muchos recuerdos en la mente rebobinados a la velocidad 2x.
Hermoso en su actuación número 40 en La Glorieta y Ponce con 36 años a las espaldas enfundándose el traje de luces, desde su debut con picadores, caminando a paso firme por un ruedo conocido, con la nostalgia de la última vez junto a Marco Pérez desmonterado y risueño. Un niño prodigio con mucho camino por andar, con el anhelo, seguro, de recoger el testigo de los grandes del toreo y de poder alcanzar su gloria, con lo que ella conlleva. Amar a la profesión y ser amado por la afición. Todo un reto.
En los días previos a esta actuación, Hermoso confesaba a este medio que a Salamanca vendría acompañado de sus caballos habituales, recordando, cómo no a sus estrellas, Cagancho, Chenel, Disparate y Berlín, esos caballos que aseguraba le permitían ser creativo dentro de la plaza y dejar volar a la imaginación. Hoy pudo dejar volarla, aunque seguro no como le hubiera gustado. En su primer toro, con el que Mendoza tiró de corazón, ilusionando con Ilusión y “navegando” con Navegante llevó cosido de costado durante unos 60 metros, aproximadamente sin parar, a un Botinero de Carmen Lorenzo que se prestó fácil y con nobleza para un toreo templado del rejoneador que fue silenciado.
Todo lo contrario fue Navalito, el cuarto de la tarde, que dejó sin opciones al de Estella. No quiso el burel entregarse y tampoco tuvo emoción pese al buen hacer del rejoneador con Nómada, Portovello y Nairobi. Recogió, eso sí, Hermoso una ovación cálida por su reconocida trayectoria.
Salió después Enrique Ponce, vestido de verde botella y oro, impecable como siempre, al que le tocó en suerte un Banderito que le permitió dibujar una media sensacional debajo del tendido 7, casi lo mejor de la obra junto con un par de naturales sueltos ante un pupilo de Capea que fue noble y obediente, sirvió para la lidia, pero al que lastimosamente le faltó la chispa necesaria para prender la llama y hacer que la faena cogiera vuelo. El diestro recibió una ovación por su constancia.
En el quinto, ese que dicen que no hay quinto malo, pudo sacarse la espinita ante un Salinero con mayor viveza, que despertó los ánimos de La Glorieta.
La estampa de este toro prometía, al igual que el brindis de Ponce a Marco Pérez, de un maestro a una joven promesa del toreo. Se marchó Ponce emocionado al grito de “Ponce, torero, torero”, ovacionado con fuerza en La Glorieta, merecida ovación a una trayectoria intachable, como también lo fue la faena a este quinto de la tarde, de nombre Salinero, que cumpliendo con el argot taurino “no hay quinto malo”, no lo hubo.
Fue un gran toro el del maestro Capea, aparte de bello de hechuras, fue bravo, tuvo motor, transmisión, este sí, humilló con ritmo y continuidad mientras duró, permitiendo a un señor Enrique Ponce, maestro de maestros, confeccionar una faena medida, que inició sacándose al astado hacia los medios con prontitud, aunque a la que quizás le faltó ser un poco más rotunda, pero con la que disfrutó y toreó con gusto hasta saciarse. Cambios de mano de élite y una estocada perfecta que le valieron las dos orejas, sumadas a los Delantales de mano baja con el capote, que ya presagiaron un cambio de rumbo de la tarde.
Saludaron una ovación en banderillas Curro Vivas y Fernando Sánchez, que anduvieron toreros delante de la cara del toro, tras el buen puyazo después de la caída del varilarguero Agustín Collado.
El mal uso con los aceros impidió el trofeo al novillero Marco Pérez ante su primer novillo del hierro de Carmen Lorenzo y de nombre Flor con el que puso en pie a la afición. Se paró con prontitud Flor, y Pérez tuvo que optar por recursos muy toreros, dejándose llegar mucho al novillo que le rozó la taleguilla con los pitones. Le midió bien el tiempo y las distancias, en una faena bien estructurada que le permitió ejecutar su noble oponente, que siempre fue con la cara a media altura y que fue más bien soso de actitud. Con derroches de valentía volvió Marco a levantar al público, aunque se fue de vacío con una ovación calurosa por el mal uso de los aceros, desacertado con el verduguillo. Le sonó un aviso y recogió una ovación.
Los aceros le volvieron a jugar una mala pasada al novillero, que tuvo en frente un Africano, de Carmen Lorenzo, que fue colaborador aunque sin entrega, al que M. Pérez toreó al hilo del pitón, pese a su actitud intachable, comenzando la faena que se quedó en presagios con un vistoso quite del oro.
El atasco con el verduguillo fue grande, no había consuelo en Marco, que contó con el apoyo de Enrique Ponce que salió al ruedo con capote en mano para aconsejar al joven antes de recibir un tercer aviso. Eso es una figura. Vuelta al ruedo para Marco Pérez tras dos avisos.
Antes de comenzar la tarde, La Glorieta recibía a los diestros con una calurosa ovación de despedida para Hermoso y Ponce, a la que fue invitado el novillero M. Pérez. Ovación que también recogieron en las despedidas. En el paseíllo acompañaron a los diestros los sobresalientes Miguel Ángel Sánchez, matador de toros salmantino, y el novillero también charro Héctor Roberto.
En el siguiente enlace les adjuntamos también cómo ha sido el toro a toro contado en directo desde La Glorieta, en la tarde de este viernes, 13 de septiembre.