Con 23 años de alternativa, el francés Sebastián Castella es un torero renovado, con “tesón, valor y ambición”. Su no conformismo, y el estar de forma constante rebuscándose y reinventándose, como él mismo confiesa, es lo que lo ha hecho perdurar en el sitio de las figuras.
Su regreso a ‘La Glorieta’ se encuadra en un momento inmejorable en su situación como torero donde describe que “me siento realizado y muy feliz, porque todo el trabajo y todos los sin sabores y el sacrificio ha valido para algo. Es la recompensa a toda una vida”.
Después de decir adiós a los ruedos, de forma temporal, en 2020, enfundarse el traje de luces y ponerse delante de un astado no ha sido una tarea sencilla, según reconoce, y la clave ha sido, de nuevo, el tesón y la ambición de querer ser mejor: “El año pasado cuando todos mis compañeros estaban de plaza en plaza, yo estuve preparándome todo el verano en casa de mi apoderado”.
- Son ya 23 años los que lleva como matador de toros, siendo figura indiscutible en Francia y también en España. Si echa la vista atrás hacia sus comienzos, ¿cuál es el balance que hace?
S.C.: Ha habido muchos momentos bonitos, uno nunca se imagina que va a hacer este camino por mucha ambición e ilusión de lograr hacerse un hueco en esta pasión. Afortunadamente cada vez que pasan los años, se va creciendo y descubriendo cosas, un concepto nuevo de torero, de ti y siempre uno quiere más y mejor. Yo no me considero una persona que no se queda tranquila y contenta con lo que ha hecho, siempre quiero más, rebuscarme y reinventarme como torero y eso es lo que me hace perdurar. Si en los primeros años de mi carrera me hubieran dicho que podía cuajar una faena y torear a placer como hago hoy en día, te hubiera dicho que eso era una locura. Todo ha sido gracias al tesón y al valor, y a mi ambición delante de los toros. Ahora estoy disfrutando más que nunca, y tengo en mente depurar mi valor.
- ¿Ha sido complicado llegar a donde está a día hoy?
S.C.: Ha sido complicado, como para todos, porque esta profesión no es fácil, pero estoy seguro de que era mi vida desde que nací. Esta pasión la heredé de la afición de mi padre que quiso ser torero, para mi es una vocación, viví por y para eso, y aprendí los valores de la tauromaquia, el respeto a las personas, al animal, la disciplina, el sacrificio y el que nadie te regala nada. Fácil no es para nadie porque el mundo del toro es difícil por la rivalidad que tiene, por la vida y la muerte, la longevidad que debe tener un torero y la capacidad, porque ser torero es casi imposible y figura más complicado.
Yo le doy gracias a Dios de poder hacerme un hueco en mi profesión, y de crear mi historia, porque esto se va construyendo, no basta con una explosión de toreo de un día.
- En estos 23 años de carrera también ha habido algún parón de por medio. En 2020 se despidió a través de un comunicado, diciendo que había “otros universos por descubrir". Se puede decir que se cansó de “esos universos”, porque este año ha regresado a los ruedos…
S.C.: No me cansé, era una pausa, los toreros nacen y mueren toreros como en otro arte y/o disciplina. La pausa la necesitaba más como persona, como humano, porque necesitaba descubrir cosas nuevas que no había podido vivir como adolescente, porque salí con 14 años, pero echaba en falta volver a mi profesión.
- Mientras estuvo alejado de los ruedos, ¿mantuvo el contacto con las reses bravas y los trastos de torear?
S.C.: Durante un año no supe nada, ni quise saber nada, ni sobre la profesión, ni del toro, ni siquiera de los compañeros. El contacto lo retomé cuando empecé a pintar mis capotes, a dar lances al aire. Empecé también a ver documentales y a estar en mi profesión, en mi vida, viéndola desde otro enfoque, disfrutando de ella que es algo tan difícil, porque esta profesión es muy difícil de disfrutar por lo que conlleva, la responsabilidad etc. Todo eso hizo que volviera. Y ahora me siento afortunado, porque cada día que me levanto, y cada tarde que me visto de torero disfruto, y eso es lo más importante en la vida.
- Su reaparición ha sido a principios de año en Colombia, ¿por qué decidió que su regreso fuera en Sudamérica, y no en España o en su tierra, Francia?
S.C.: Quería empezar el año toreando. Es cierto que podía haber reaparecido un año antes en una corrida especial en Francia, mi tierra, pero no me veía preparado, necesitaba un tiempo, y por eso estuve un año metido en el campo.
El regreso surgió en Colombia con 6 toros porque quería hacer un esfuerzo grande, y confieso que las primeras tardes me costaron porque ahora hay un nivel muy grande en el toreo, los compañeros tienen un nivel muy grande, y el toro te exige cada vez más y los aficionados también. Pero fue ahí porque quería empezar a exigirme desde primeros de año, empezar cuanto antes y recuperar así ese sitio cuanto antes también.
- Desde luego si hay una fecha que todos los aficionados tienen marcada es el 19 de mayo de 2023 en su regreso a Las Ventas, donde plasmó una importante obra, con una rotunda Puerta Grande y una faena histórica a un toro de Jandilla, ¿cómo se sintió?
S.C.: Me siento realizado y muy feliz, porque todo el trabajo y todos los sin sabores y el sacrificio ha valido para algo, es la recompensa, no a toda una vida, porque la primera etapa de mi carrera había pasado, y esta es mi segunda parte, pero es el resultado de todo ese trabajo. Y me siento feliz y a gusto por el comienzo de esta segunda parte. Además, fue bonito que ese triunfo llegara en Madrid, que es mi plaza, me sentí afortunado y más de poder hacerlo con el concepto evolucionado del toreo que quería trasmitir.
- Después de eso, se puede decir que lo suyo con Madrid es un idilio porque es el torero que más orejas tiene y más puertas grandes ha abierto en Las Ventas…
S.C.: Si parece que sí, que es un idilio, una historia de amor, y no es fácil porque en mi caso yo llego a Madrid con mucha responsabilidad y exigencia, porque es una plaza donde me tienen que exigir. Pero, aunque parezca chocante, es una plaza donde estoy muy seguro de mí mismo y eso me hace estar tranquilo. En ese ruedo siento mucha conexión con el público, los admiro y los respeto mucho, y eso se palpa y se nota entre nosotros.
- Aunque también en Madrid, en su segunda tarde, vio la otra cara de la moneda, donde fue cogido por un astado del Torero, ¿está ya totalmente recuperado de aquel percance?
S.C.: Sí, esa cornada fue un punto menor en la temporada, aunque de lo que sí tengo todavía secuelas es de Castellón, de las vértebras.
- No obstante, la Puerta Grande de Madrid imagino que ha sido un triunfo decisivo para que su regreso cogiera vuelo y volviera a sentirse pleno…
S.C.: Si claro, los triunfos allí ayudan, son muy importantes, es donde uno reivindica lo que venía haciendo y lo que es.
- Su regreso también va a ser este año en Salamanca, donde lleva ausente desde el 2018, ¿cómo le ha tratado esta plaza?
S.C.: Me siento feliz y a gusto en esta plaza porque hay muchos profesionales y buenos aficionados. Es una plaza de máxima categoría, y una de las ferias de septiembre más importantes. Tengo muchas ganas de volver.
- Entre esos profesionales en Salamanca hay muchos jóvenes, las novilladas en este aspecto están muy complicadas, y hacerse hueco en la actualidad es muy difícil, sobre todo si no se tiene a un apoderado detrás, porque los triunfos solo ya no bastan. Usted que ya tiene más experiencia y es un torero consolidado y que ha pasado por esa situación, ¿cree que las novilladas deberían dar un giro?
S.C.: La tauromaquia es así de difícil, el que quiere ser torero lo será. Tengo claro que la oportunidad llega, pero para eso hay que estar, hay que tener mucha paciencia, tesón y sobre todo afición, y de verdad entregarse a esa profesión, no solo al toro, te tienes que dedicar y sacrificarte por ella, porque cuesta mucho trabajo y hay que tener fuerza de voluntad, pero a todos nos llega la oportunidad.
- Aunque se ha hecho larga la espera de verle en Salamanca, entiendo que sí suele visitar con habitualidad estas tierras para prepararse en los tentaderos…
S.C.: El año pasado cuando todos mis compañeros estaban de plaza en plaza, yo estuve preparándome todo el verano en casa de mi apoderado y en otras ganaderías charras, por lo que conozco bien esta tierra, me gusta mucho.
- ¿Hay alguna ganadería o encaste salmantino que le guste en especial, al menos para disfrutar en el campo?
S.C.: No hay uno en concreto, todos me gustan.
- Está claro que Sebastián Castella es un torero renovado, pero fiel a su concepto de toreo de mando, poder y quietud, ¿sorprenderá a la afición charra después de cinco años de ausencia?
S.C.: Eso no lo sé, pero el concepto desde luego es el mismo, es lo que me gusta, aunque estoy buscando mucho la parte estética, y torear despacio y soltarme para que la imaginación fluya.