Pablo Hermoso de Mendoza, un maestro del rejoneo reconocido nacional e internacionalmente se despide de La Glorieta en la que será su actuación número cuarenta en este coso, donde recuerda importantes tardes como su segunda actuación en esta tierra, allá por los años noventa. “Dentro del festival que se organizaba a favor de las Hermanitas de los Pobres de esta ciudad corté el único rabo que he conseguido en esta plaza”, una tarde que reconoce “me sirvió para caer de pie ante una afición tan exigente como la de Salamanca”.
Este sábado, Pablo Hermoso dirá adiós a la afición salmantina, con la tristeza de saber que es su último paseíllo, según declara en esta entrevista, aunque también se muestra orgulloso, confesando que “un día me propuse que había ciertas cosas en el toreo a caballo que se debían cambiar. Esa propuesta de cambio se la presenté al público para tener su apoyo y a partir de ahí comenzó mi lucha”.
Ante esta cita y de cara a su última temporada, Hermoso recuerda a sus caballos, aquellos con los que ha hecho historia en el rejoneo como Cagancho, Chenel, Disparate y Berlín. Confesando además que, en gran parte, el motivo de su retirada tiene que ver con la llegada al rejoneo de su hijo Guillermo Hermoso de Mendoza.
También expresa su satisfacción por compartir cartel con el maestro Enrique Ponce que también se despide este día de La Glorieta y de sus aficionados.
- Pablo, está encarando el año de su despedida de los ruedos. Son ya 39 años los que han pasado desde que debutó por primera vez, ¿con qué sentimientos se está encontrando en cada una de las plazas donde ha estado presente y donde, en principio, ya no va a regresar a lomos de un caballo?
P.H.: Va por días. Hay veces que la melancolía te puede e incluso te invade la tristeza al saber que no voy a hacer más el paseíllo en las plazas que estoy toreando en esta temporada. También sientes esa satisfacción de irme con el cariño de todo el mundo, en una carrera en la que he logrado más de lo que había soñado y que he dado siempre mi mejor versión. Vivo picos de todo tipo.
- Muchos años, muchas vivencias, triunfos, desilusiones, imagino, también, porque en el toreo el camino no es fácil, menos aún en los últimos tiempos, pero siempre ha logrado mantenerse en la cúspide, en figura. Usted está en un gran momento y en el rejoneo quedan muchas cosas por cambiar, ¿cuándo y por qué decide decir adiós?
P.H.: He pensado en la despedida casi desde que empecé e incluso tenía pensado no llegar a los cuarenta toreando.
"El momento de la retirada ha ido cambiando según evolucionaba mi carrera, pero todo mi planteamiento cambió con la llegada de Guillermo. Para la propia familia era una saturación e incluso para la profesión"
El momento de la retirada ha ido cambiando en mi forma de pensar y según evolucionaba mi carrera, desde esos principios donde pensaba que iba a ser más bien corta, hasta que la profesión me fue enganchando tanto que parecía que no lo iba a dejar nunca o más bien hasta que las facultades acompañasen. Pero todo mi planteamiento cambió con la llegada de Guillermo.
Para la propia familia era una saturación e incluso para la profesión, porque comenzábamos a acaparar muchos carteles y eso me hizo echarme a un lado y decidir dejar camino libre para él y para más jóvenes que vengan por detrás. Además, vi que era el momento de disfrutar de mi profesión a través de él y comenzar a disfrutar mi faceta familiar.
- Echando la vista atrás, usted se va, pero deja un gran legado en el rejoneo tanto a nivel nacional como internacional, al que le ha aportado un toreo más moderno, ha conseguido consolidarlo, que se le dé más categoría… ¿por qué cosas quiere Pablo Hermoso que se le recuerde?
P.H.: Siempre he dicho que me tocó vivir una época en la que hubo una revolución técnica y ecuestre que me ha dejado evolucionar en el toreo, y muchos compañeros también lo han hecho conmigo. Sí me siento muy orgulloso de haber sido fiel a mí mismo, a mi dignidad como persona y como torero.
"Un día me propuse que había ciertas cosas en el toreo a caballo que se debían cambiar y a partir de ahí comenzó mi lucha"
Un día me propuse que había ciertas cosas en el toreo a caballo que se debían cambiar, esa propuesta de cambio se la presenté al público para tener su apoyo y a partir de ahí comenzó mi lucha, donde hubo enfrentamientos, entendidos de buena manera, entre distintos sectores sobre todo el empresarial, para llegar a conseguir ese respeto y esa dignidad que consideraba que merecía el rejoneo. Con ese apoyo incondicional del público, que entendió que esos cambios eran importantes para el toreo, para el toro y el caballo, llegaron esos cambios. Si eso sirve para que ahora que me voy se me recuerde como alguien positivo para mi profesión, habrá merecido la pena el esfuerzo.
- - Se va de los ruedos, pero en ellos quedará su hijo Guillermo que viene pisando fuerte entre los jóvenes y que además ha tenido la suerte de tener un gran maestro, además siguen estando sus caballos, ¿seguirá preparando nuevos caballos toreros que ayuden también a que Guillermo llegue donde usted ha llegado?
P.H.: Montar a caballo ha sido y es mi vida y no voy a dejar de hacerlo mientras mantenga la condición física y por supuesto en gran medida lo haré siempre mirando a que ese trabajo le pueda servir a Guillermo. Para mí sería una satisfacción y una forma de mantenerme unido a la profesión y a la carrera de mi hijo.
- ¿Qué va a pasar con los caballos de su cuadra, también van a despedirse de los ruedos o quizá continuarán con su hijo?
P.H.: De la cuadra actual, conmigo no se va a retirar ninguno, todos van a seguir activos si Guillermo considera que los debe de utilizar. Comprendo que hay caballos muy personales y que quizás nunca toree con ellos, si bien lo cierto es que, en el tipo de monta, después de tantas horas de picaderos juntos, compartimos una forma de trabajar muy similar y se adapta perfectamente a mis caballos.
- Salamanca está entre sus próximas citas, una plaza donde lleva actuando casi toda una vida, supongo que eso genera mucha conexión entre la afición y el torero. Una tierra además donde hay muchos profesionales del mundo del toro, y donde lidiará los astados del maestro Capea que tantos triunfos le han dado.
P.H.: Salamanca es una tierra de toros, donde se ama al toro y donde se entiende de toros. Es una de las provincias o regiones con más ganaderías de España y muchas de ellas, de primer nivel lo que le da mucha más importancia a su afición taurina.
Dentro de ellas el maestro Capea, apostó por el encaste Murube y ha conseguido tener una ganadería de referencia para el toreo a caballo y sobre todo para nosotros que nos las disputamos en las ferias más importantes, ya que es un toro que favorece para el espectáculo por su ritmo y por su galope. A mí es una ganadería que me ha dado mucho y que ha estado presente en los mayores triunfos míos de los últimos años. Madrid, Pamplona, Bilbao, Salamanca, Nimes… toda una garantía.
- A mayores, se despide junto a otro grande del toreo, en este caso a pie, el maestro Enrique Ponce. Mayor categoría a la tarde, pero también con un punto de tristeza porque el toreo sin ustedes se queda un poco más huérfano de cara a la próxima temporada...
P.H.: Es ley de vida. Para mí es un placer compartir nuestras despedidas en Salamanca. Una persona y un maestro al que tengo un aprecio especial y que hemos compartido momentos y tardes de muy buen recuerdo. Además, siempre le estaré agradecido por el detalle que tuvo en la México el día que corté mi primer rabo y él desde un burladero me lanzó su montera al ruedo cuando daba la vuelta. Creo además que somos los únicos toreros a pie o a caballo que han pasado de las dos mil corridas en nuestras respectivas carreras.
- El legado de Pablo Hermoso es también tan grande por sus caballos. ¿Cuáles han sido los más importantes de su carrera, sin los que no habría conseguido llegar donde hoy está posicionado y los que han hecho también historia en el rejoneo?
P.H.: Cagancho, Chenel, Disparate y Berlín. Esos son los caballos con los que más me he identificado y que me permitían ser creativo dentro de la plaza. No hacía falta llevar nada preparado porque no cabían límites con ellos. Me dejaban crear mi obra sin límites, sin cosas que pudiera parecer imposibles. Con ellos podía dejar volar mi imaginación y crear juntos la faena que yo quería. No se puede decir eso de muchos caballos.
"Cagancho, Chenel, Disparate y Berlín son los caballos que me permitían ser creativo dentro de la plaza. Podía dejar volar mi imaginación"
Por definirlos en pocas palabras te diría que Cagancho era el más barroco, lo conocían en todos los sitios incluso más que a mí; Chenel, el más artista, utilizaba todas las partes de su cuerpo para crear auténticas postales; Disparate, era el dueño del caos, el más resolutivo en situaciones límites; y Berlín, el más puro y el más frío, por eso llega a los terrenos más complicados y sabe salir con pureza.
- - ¿Qué caballos le van a acompañar en su adiós a Salamanca?
P.H.: Los habituales en los viajes son Regaliz, Portobelo y Nómada para salida; Berlín, Ilusión, Navegante, Nairobi, Jibaro, Malbec y Orfeo; y para el último tercio Generoso y Justiciero.
- ¿Cuál es la faena más rotunda que recuerda haber realizado en Salamanca o la de mayor significado sentimental?
P.H.: Creo que la de este año, la del adiós, es mi cuarenta actuación en el coso de La Glorieta y afortunadamente en tantos años, ha habido muchas y muy buenas faenas con tardes de triunfo y puertas grandes. De cualquier forma, si tuviera que quedarme con alguna, la que más me viene a la cabeza es mi segunda actuación en esta plaza y que precisamente no fue en la feria de septiembre.
"En el festival de las Hermanitas de los Pobres corté el único rabo que he conseguido en esta plaza que me sirvió para caer de pie ante una afición tan exigente como la de Salamanca"
Era mi segunda tarde en Salamanca, a finales de los noventa y dentro del festival que se organizaba a favor de las Hermanitas de los Pobres de esta ciudad. Esa tarde corté el único rabo que he conseguido en esta plaza. Fue muy emotivo por todo lo que rodeaba a aquella tarde y a mí me sirvió para caer de pie ante una afición tan exigente como la de Salamanca.
- - Finalmente, desde el ojo de un rejoneador que ha hecho historia, ¿a dónde le gustaría que llegue el rejoneo y qué les pide a los jóvenes rejoneadores para que este mundo siga creciendo?
P.H.: Trabajo y disciplina, sobre todo. Creo que en los últimos años el rejoneo está en un buen nivel artístico y lo que tienen es que por lo menos mantenerlo, aunque siempre son buenas las innovaciones o las novedades para no estar siempre en la misma línea. Deben de tener personalidad propia, aportar cosas buenas de cada uno y así poder seguir haciendo que el público vaya a las plazas a ver las corridas de rejones.
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