Confinado y dando clases a través de Internet para respetar el estado de alarma decretado por el Gobierno y la adaptación al mismo de la Universidad de Salamanca, de la que es profesor en el Departamento de Economía e Historia Económica, Miguel Ángel Malo analiza cómo afecta la ‘Crisis del coronavirus’ a la economía.
“Estamos viviendo un apagado de la economía al que tendremos que darle un encendido, pero la situación es diferente a otras anteriores porque nunca se había producido por un tema sanitario. El mundo se ha transformado. Los gobiernos tienen un acceso más directo a los registros administrativos que los analistas, aunque todo está transcurriendo a una velocidad rápida y es preciso contar con información fiable en tiempo real”, explica el docente a SALAMANCA24HORAS a la hora de explicar su postura ante las cifras oficiales que ya se conocen, como datos de desempleo “sin precedentes en las dos semanas en las que el problema lleva incidiendo directamente en la economía”.
Deteniéndose en los números conocidos la semana pasada, Malo se centra en las afiliaciones a la Seguridad Social: “Reflejan la magnitud de la dificultad a la que nos enfrentamos, pues se obvian las suspensiones temporales de empleo al seguir el trabajador dado de alta en la Seguridad Social. En las últimas semanas se han producido contrataciones temporales no renovadas y bajas de personal con contrato indefinido. Corremos el riesgo de que, además de desaparecer trabajo, lo hagan empresas que nunca podrán volver a darlo”.
“Loa autónomos, grandes víctimas de este proceso, no pueden estar sin facturar porque carecen de ingresos a pesar de las ayudas. En nuestro país, ellos y las pequeñas y medianas empresas son la forma más extendida de empleo, por lo que, si este parón les afectara mucho, tocaríamos una parte muy grande del tejido productivo español. Eso sería preocupante”, expone el economista, que relata que “muchos de esos autónomos se crearon en la salida de la última recesión y no son empresarios nuevos, sino dependientes de grandes empresas que los tienen con ese tipo de contrato en vez de mantenerlos asalariados, por lo que ahora se prescindirá de varios”.
“Como es una situación única, es complicado asegurar si las medidas tomadas en España están siendo correctas. Al menos, son razonables y van en la línea adecuada, independientemente de que se pudieran haber realizando con más o menos premura o con mayor o menor intensidad. Teniendo en cuenta que llevamos menos de un mes de estado de alarma, para los autónomos sí creo que han llegado tarde porque son confusas y se siguen aclarando. Insisto en que constituyen el sector más débil y se debería haberlo cuidado desde el principio. Por otra parte, es bueno que se facilite el acceso a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo, pues son una herramienta mejorada en 2009, tras la crisis de 2008, para evitar despidos masivos. Los hemos tenido aparcados un decenio y ahora descubrimos su potencial utilidad para concebir este apagón como temporal, pues ejercen de amortiguador. El problema es que hay tantas empresas que se están acogiendo a ellos a la vez que se está creando una herida económica que puede tener efectos de larga duración”, añade Malo.
Para reactivar la economía una vez que termine el confinamiento y, paulatinamente, se vuelvan a abrir los negocios cerrados para evitar contagios por coronavirus, el planeta cuenta con las conclusiones extraídas de la crisis de 2008: “Aquella surgió por un problema del sistema financiero que se transformó en otra del Euro, es decir, tuvo su germen en la economía. Esta vez, nace de un elemento externo a ella que perturba a la oferta de trabajo. Aparece fuera de él, pero le afecta al cortarse la producción y el consumo, lo que da lugar a falta de ingresos. Eso puede arrastrar hacia la incertidumbre cuando se pueda volver a la calle. La habrá para comprar un coche, renovar la cocina o mandar a un hijo a estudiar al extranjero. La experiencia nos indica que muchas decisiones que se toman en tiempos normales se dejan de tomar en épocas derivadas de un suceso extraordinario. Ese comportamiento incidirá en las empresas y supondrá otro freno para el avance económico”.
Con el objetivo de paliarlo, Miguel Ángel Malo solicita “medidas a aplicar actualmente y cuando esta situación haya finalizado, pues el desafío recuerda al de 2008, cuando se echó en falta una respuesta conjunta de la Unión Europea que contribuyó a que el problema perdurara, razón por la que ahora se precisa de una coordinación internacional y no país por país”.
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