Comisiones Obreras Salamanca ha organizado en la mañana de este lunes un Encuentro sobre el Consumo de Fármacos en el Colectivo de Trabajadoras de Residencias donde han expuestos los resultados de un estudio realizado por la Secretaría de Sanidad y Servicios Sociosanitarios del sindicato a nivel nacional.
El encargado de introducir las jornadas a los medios de comunicación fue el secretario general de CCOO Salamanca, Emilio Pérez Prieto, quien señaló que el estudio tiene una importancia muy relevante ya que informa de “la situación de drogodependencia que se vive y se sufre en el sector de las trabajadoras en las residencias en general”.
Emilio Pérez quiso dejar claro que, si se habla de trabajadoras, es porque el sector está muy feminizado. Y son ellas las que sufren las consecuencias de las importantes cargas de trabajo y de la reducción importante de la plantilla, a lo que se une en muchos casos “la dejación, en la inmensa mayoría de las ocasiones, de las empresas en cuanto a la protección y a la prevención de riesgos laborales” sobre este colectivo laboral.
Así, el estudio realizado por Comisiones Obreras ha reflejado que “la inmensa mayoría de las mujeres tienen que afrontar su jornada laboral previo tomo de medicamento”, algo que también realizan una vez acaban de trabajar, explicaba Emilio Pérez, quien recordaba que si toman medicación es para “soportar las lesiones y riesgos musculoesqueléticos que tienen que ver con el desempeño de sus funciones”, algo que ha despertado la preocupación del sindicato.
Esto también lo reflejó Sheila Mateos, responsable del área de Salud Laboral y Juventud de CCOO Castilla y León, quien concretó que el estudio se realiza por la preocupación que existe en el sector, que suele ser “precario y con trabajos forzosos, con demasiado estrés y ansiedad”, lo que conlleva a que abusen de psicofármacos, estupefacientes y otros medicamentos “que tanto ayudan a las mujeres a enmascarar una enfermedad laboral”.
Se da la circunstancia, además, de que en muchas ocasiones estas mujeres no pueden cogerse bajas por sus situaciones laborales, ya que muchas de las enfermedades que les afectan no están reconocidas como tal. Por todo ello, Comisiones Obreras también ha pedido que la prevención de riesgos laborales se observe “con perspectiva de género” y, además, que se reconozcan ciertas patologías como enfermedades laborales, tal y como se hizo ya con las enfermeras de piso.
Un sector invisibilizado y precarizado que sufre una doble carga laboral
La secretaria general del Área de Sanidad y Servicios Sociosanitarios de CCOO-CyL, Ana Rosa Arriba, fue la siguiente en intervenir, recordando que el sector de las trabajadoras de residencias está “invisibilizado”, algo que se intenta corregir con el estudio realizado así como con las jornadas organizadas.
Dar la visibilidad necesaria es más fundamental aún en Castilla y León, puesto que es la comunidad autónoma de España más envejecida. “A nuestros políticos se les llena la boca de cómo van a afrontar la despoblación y el envejecimiento pero no hacen nada por este sector”, prosiguió la responsable, quien también detalló que la mayoría de trabajadoras lo hacen en el medio rural y en residencias no muy grandes, lo que supone “una carga física y psíquica brutal”.
De hecho, Ana Rosa Arriba reiteró que a las trabajadoras de residencias no se les da la importancia que tienen, “y se le ha de dar porque hacen una labor ingente sin muchas veces ni la protección ni la formación necesarias”, lo que hace de su sector aún más precario.
Si esto es así es porque el Gobierno regional cambió el decreto hace dos años y, entre otras cosas, bajó el ratio profesional-pacientes, así como también eliminó alguna de las categorías más importantes de profesionales sanitarios. “Lleva dos sentencias perdidas pero mantiene el decreto y la precariedad laboral”.
Asimismo, Ana Rosa Arriba recordó que muchas de estas mujeres, por la cultura del país, sufren una doble carga laboral, ya que una vez terminan su jornada tienen que ir a casa y, allí, desarrollar las tareas domésticas, lo que hace que sufran aún más, algo que también se debe de visibilizar.
Más del 10% de las mujeres del sector consume sedantes y fármacos contra la ansiedad y la depresión
José Rodríguez Valdés, responsable de Salud Laboral de la Confederación Sindical de CCOO, fue quien concretó los datos, hablando de los estudios sobre el consumo de sustancias que se realizan cada cinco años en el ámbito laboral gracias al Plan Nacional sobre Dogas.
Si bien ya se está realizando el que arrojará datos en 2020, José Rodríguez explicó que, si bien los estudios de 2010 y 2015 hablaban de que un 5% y un 7,3% consumían sustancias, respectivamente, esos números eran aún mayores cuando se hablaba del sector de trabajadoras de residencia, ya que se partía del 5,7% en 2010 y aumentaba hasta el 8,6% en 2015.
Así, se observaba que el crecimiento era mayor que en otros sectores. Pero esa comparativa era aún mayor cuando se hablaba del porcentaje en sexos, ya que entre trabajadores de residencias la cifra era del 4,9%, mientras que el de mujeres alcanzaba el 11,7%. “Eso, teniendo en cuenta que casi el 90% de las trabajadoras son mujeres, constata una realidad”.
Una realidad que ellos, con su estudio, han contrastado añadiendo la opinión y experiencias de las compañeras por todo el Estado español. “Nos encontramos unas condiciones de trabajo que se caracterizan por una sobrecarga física y psíquica enorme y presión a la hora de trabajar”, continuaba José Rodríguez, quien precisaba que eso suponía “estrés y agotamiento permanente y lleva a las trabajadoras a sufrir dolores”.
Para hacer frente y mitigar esos dolores, las trabajadoras terminan recurriendo a diversos fármacos, normalmente benzodiacepinas -como Trankimazin, Orfidal o Xanax, por sus nombres comerciales- aunque también algunos analgésicos y antiinflamatorios. Todo ello con prescripción facultativa.
“Pero no se combaten las verdaderas causas de los dolores, como los ratios o las cargas de trabajo”, recordó el responsable de Salud Laboral de CCOO, quien reiteró que si no se modifican las condiciones laborales, difícilmente se cambiarán las situaciones físicas y psicológicas que derivan en un problema orgánico “como alteraciones del sueño, ansiedad, dolores…”.
Han de desarrollarse medidas de prevención “acordes”
La responsable de Salud Laboral y Empleo de la Federación de Sanidad de CCOO, Irene Álvarez, habló además de que sobre todo las trabajadoras afectadas son las de residencias privadas, y más aún en Castilla y León -donde apenas hay públicas-. Lo que más han observado es que no se tienen en cuenta los riesgos del sector y, al no evaluarse, no hay medidas de prevención “acordes” que deben desarrollarse.
“Si no hay medidas preventivas, tampoco hay formación. Es la pescadilla que se muerde la cola, con elementos de trabajo no ergonómicos”, prosiguió Irene Álvarez, quien recordó que si bien los elementos de la residencia están habilitados para los usuarios, no así para los trabajadores: “Las camas no articuladas; las grúas, siempre que las haya, a veces no funcionan; están expuestas a productos tóxicos y contagios…” relataba la responsable de Salud Laboral y Empleo.
Todo ello produce lesiones musculoesqueléticas así como riesgos psicosociales, por lo que pidió que se informe y sensibilice al sector y, sobre todo, que se reconozcan ciertas patologías como enfermedades profesionales. “Es un sector en clara expansión, y merecen ese reconocimiento”.
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