Salamanca se ha convertido en los últimos años en un lugar en el que los sucesos no se han parado de dar. Y es que el lunes, 12 de agosto, las autoridades policiales sacaron a la luz una noticia que pocos se podían esperar, la liberación de una mujer que había estado un mes atada a la cama de una buhardilla por su pareja.
SALAMANCA24HORAS se ha acercado hasta el lugar para hablar con vecinos de la zona, ante la atenta mirada de algunos habitantes del barrio del Carmen que han visto como se hacía eco nacional este delito.
En la calle Linares, el sábado, 10 de agosto, la Policía Nacional consiguió dar con el paradero de la mujer, donde a algunos vecinos de la rúa ya les había extrañado el tiempo que llevaban sin verla, sin saber nada de ella.
Al igual que otros no habían escuchado nada en la casa donde han ocurrido los hechos, una de las vecinas del lugar ha expuesto la sorpresa que se habían llevado ante tal suceso en una casa de cuatro viviendas, en las que habían dos habitadas.
No llama la atención las ventanas cerradas, solo dos que están abiertas donde aún viven unos vecinos que han tenido que ver durante el sábado cómo se llevaban esposadas a dos personas, al hombre que maniató a la muchacha, y a la madre de este.
El portal, sin signos de fuerza ni nada por el estilo, permanece abierto ante el paso de los vecinos, donde muchos no han querido hablar por miedo, como es lógico, a que haya ciertas represalias.
Hemos querido entrar dentro de la vivienda, para conocer cómo era el lugar donde todo había acontecido. Oscuro a pesar de la luz del día, y sin fuertes olores debido a que la sala donde estaba la mujer raptada era en la buhardilla a la que los agentes habían podido acceder al revisar la casa del presunto autor de los hechos.
Del mismo modo, llama la atención que el precintado de la puerta está totalmente destruido, por lo que hace entrever que, o la policía ha querido entrar para recoger las pruebas oportunas, o que alguien lo ha quitado. Aún no se sabe.
Y es que a pesar de que la liberación ha ocurrido hace relativamente poco, el barrio está tranquilo, sin mucha expectación por lo sucedido. Pocos vecinos han decidido hablar, pero los que lo han hecho lo han dejado muy claro que sabían nada y menos del asunto, pero muchos conocían a la mujer y ya les había extrañado el no volver a verla por la calle Linares.
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