La víctima del tiroteo de Garrido recibió cuatro disparos a menos de un metro, tres de ellos cuando ya estaba tendido en el suelo

Los médicos forenses que acudieron la noche de los hechos y encargados de realizar la autopsia han comparecido este jueves ante el jurado en la tercera sesión del juicio al 'pistolero de Garrido'

Tercer día del juicio contra el 'pistolero de Garrido'. VÍDEO S24H

Los médicos forenses, encargados de realizar la autopsia y el reconocimiento de lesiones a la víctima, han comparecido este jueves ante el tribunal en la tercera sesión del juicio al ‘pistolero de Garrido’. Ambos acudieron la noche de los hechos hasta la calle Isaac Peral para realizar el levantamiento del cadáver. Según han relatado ante el jurado, acudieron sobre las 3:30 horas del 28 de agosto de 2021 alertados por un tiroteo en el que habría una víctima mortal.

A su llegada encontraron a José María tendido en el suelo con un extenso manchado de sangre provocado por varias hemorragias. Varias horas después, realizaron diferentes radiografías – que han mostrado ante la Sala –a la víctima mortal para encontrar posibles proyectiles alojados en su cuerpo. “En ellas vimos varias lesiones óseas en ambas caderas con restos de proyectil en el lado derecho”, han indicado.

Tras ello, los forenses procedieron a realizar la autopsia, proceso durante el que observaron casi una decena de agujeros en la ropa que vestía en la fatídica noche (incluso en una de las prendas aún permanecía una de las balas), orificios que también presentaba en su cuerpo, así como varias heridas, compatibles con la caída tras ser disparado. “El disparo de la espalda, que salió por el cuello, causó un gran destrozo que provocó una hemorragia en la cavidad torácica, causa de la muerte”, han señalado. 

“Los disparos fueron realizados a una distancia de entre 50 centímetros y un metro aproximadamente, media distancia”, han señalado los forenses, que han descartado un disparo a ‘quemarropa’ o bocajarro, aunque no han podido señalar la distancia a la que recibió los cuatro impactos de bala, correspondientes a los ocho orificios que fueron encontrados en el cuerpo de José María. 

El autor disparó por la espalda a la víctima mortal, el primero de los disparos, que originó que cayera al suelo. “Entendemos que el resto se produjo ya en el suelo y el proceso de caída”, han señalado los forenses.

Allí, según también han relatado encontraron a María Belén, la segunda víctima que resultó herida grave y que requirió hasta seis intervenciones quirúrgicas. Fruto de esos disparos tuvo como lesiones un trastorno carneo encefálico, fractura de mandíbulas, radio y cubito, así como lesiones en su mano. Además, los disparos también le dañaron el cerebro e incluso tiene un proyectil alojado en su cabeza: “Los médicos consideraron que extraerlo podría provocar mayor perjuicio que mantenerlo”, han señalado los médicos forenses ante la Sala. 

A la victima que sobrevivió a los disparos le han quedado graves secuelas tales como la amputación de un dedo, limitación de la movilidad de una mano, trastorno cognitivo v daño neuropsicológico, así como perjuicios estéticos. Además, María Belén, a causa de esas lesiones tampoco puede cuidar a su hijo con discapacidad, así como realizar las tareas propias de su puesto de trabajo.

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