La segunda jornada del juicio del crimen de Garrido se ha desarrollado durante la mañana de este miércoles en la Audiencia Provincial de Salamanca. Después de la declaración en el primer día del único acusado, Emilio D.Y., presunto autor de los disparos, el turno ha sido para la víctima que sobrevivió a los disparos M.B.R. así como otros testigos que esa noche vieron a los tres amigos o al acusado.
Visiblemente afectada por las secuelas de los disparos, con “una bala alojada en la cabeza que no me quitaron porque no saben qué puede pasar”, y con dificultad para hablar y recordar las cosas, la víctima ha intentado contestar, detrás de un biombo para proteger su intimidad, a todas las preguntas que le han realizado las partes, aunque ha afirmado que no recuerda prácticamente nada. “Solo recuerdo que dije que no quería nada”, al momento ha levantado la voz diciendo “¡Alto! ¡Largo!”, haciendo alusión a la descripción que recuerda del autor de los disparos.
Las secuelas permanecen aún en la víctima, que tendrá que ser operada de la cara, que no tiene movilidad en una mano y que, según los médicos, “La cabeza irá poco a poco”. Así mismo ha intentado expresar cómo se siente: “No recuerdo nada. Lo tengo dentro, pero no me sale por la boca. No soy capaz de expresarlo por la boca”, ha indicado Belén R.H. ante el Tribunal tras afirmar que "lo que más me duele es no estar con mi hijo -quien necesita atención por una discapacidad-, que no puedo estar con él, no hablo bien. Con la mano ahora estoy aprendiendo a comer, porque yo era zurda, pero para eso están mis padres, para ayudarme”.
Precisamente a causa de esas lesiones la víctima del tiroteo solo puede comer papillas y yogures ya que perdió el hueso de la mandíbula por los disparos, ha señalado. Un suceso que le ha cambiado la vida por completo, según ha indicado: "Antes hacía vida normal con mi hijo, y cuando se iba con su padre me iba con mis amigas", ha señalado, aunque no ha podido precisar ningún detalle de lo que sucedió aquella noche.
Serios problemas para expresar lo que siente y recuerda
Es tal la afectación de las secuelas que le dejó aquella terrible noche de agosto, que incluso tiene dificultad para hablar de su hijo, al que en ocasiones durante la declaración se refería como hija. Sabe perfectamente “que se llama David”, ha aclarado cuando le han preguntado las partes si “cuando se refiere a hija, se refiere a su hijo”, “sí”, ha contestado ella. “Mi hijo tiene un problema, no recuerdo como se llama, pero su mente es como si fuera pequeño, como un niño pequeño. Vivíamos juntos los dos y cada dos fines de semana iba con su padre”.
Sobre si conocía al acusado, ella ha garantizado que, ni siquiera, “conozco el nombre de Emilio, no lo he conocido en la vida”. Ella misma, que se encuentra “más o menos”, también ha añadido que de aquel día solo recuerda lo que ya se ha mencionado en esta noticia, pero que otras cosas, como por ejemplo llevar a su hijo con su padre, puesto que está divorciada, “no me acuerdo. Sé que estuve con Natalia y con Chema, pero no recuerdo nada más. Era mi cumpleaños ese día, el 27 de agosto. Supongo que lo estaríamos celebrando, pero se me olvidan muchas cosas”.
Por último, aunque no sin dificultad para hilar las palabras, ha afirmado que “me tienen que operar de la cara porque no tengo… -mientras se queda callada- no me acuerdo. No tengo… esto… hue… hueso”, además de añadir que “me falta una mano. No, un pie”, cuando se quería referir a un dedo de la mano izquierda, que perdió por el impacto de la bala al intentar cubrirse del disparo; y que finalmente ha identificado con ayuda del representante del Ministerio Fiscal.