La Audiencia Provincial de Salamanca ha acogido en la mañana de este miércoles, 15 de enero, la celebración del juicio por una presunta agresión sexual acaecida en 2012.
La víctima, que en el momento de los hechos contaba con 12 años de edad, ha relatado ante el tribunal el contenido de la denuncia.
Los hechos
Los hechos se remontan al curso escolar 2011- 2012, época en la que la denunciante convivía los fines de semana en el domicilio del que entonces era pareja de su madre, y quien es el acusado, y su progenitora.
La menor tenía una habitación en el citado domicilio y en la celebración de un cumpleaños, en compañía de unas amigas, visualizó un vídeo pornográfico.
A raíz de este hecho, la denunciante volvió a ver, en esta ocasión en soledad, contenido sexual en el ordenador viéndose, entonces, sorprendida por su madre; sin embargo, fue el acusado, A.E.M.S, quien descubrió el tipo de contenido que la menor estaba consumiendo en internet.
A partir de ese momento, señala la víctima, la actitud del procesado cambió totalmente.
Previo al motivo de la denuncia, el presunto agresor le mostró a la denunciante un vídeo de contenido sexual, haciéndole sentir incómoda y optando, por tanto, por no comentarle nada a su madre.
A los pocos días de la situación descrita, la madre de la víctima y pareja del acusado se encontraba trabajando por lo que, estos, estaban solos en el domicilio.
La menor se encontraba en la habitación y el imputado, la llamó; este aprovechó la ocasión para entablar una conversación sobre temática sexual, refiriéndose a los prejuicios de los hombres en estos asuntos.
Llegó, incluso, a contarle una anécdota de índole, también, sexual.
Ella, al no entender qué estaba ocurriendo ni el porqué se estaba abordando una conversación de citada temática, relacionó el asunto con un tema que había dado en religión - la mutilación genital femenina-, y le mostró el libro de la asignatura en el que figuraba dicho contenido.
Posteriormente, ambos se sentaron en el sofá y, en ese momento, tuvo lugar la presunta agresión sexual.
Él volvió a mostrarle a ella un vídeo de contenido sexual, mientras le quitaba la manta, le metía la mano por debajo del pantalón y empezaba a realizarle tocamientos incluyendo, estos, la introducción de los dedos en la vagina.
Ella se sintió incómoda e intentó zafarse, tal y como relata, diciendo “no” en voz baja, a lo que él, declara la misma, respondió: “ No voy a hacer nada que tú no quieras”.
A continuación, el acusado le tocó el pecho izquierdo y le dijo que “esa era otra forma de masturbar a una mujer”.
En un momento determinado él paró y ella se quedó quieta para, después, irse a duchar porque “sentía la necesidad”.
La víctima decidió guardar silencio sobre los hechos, por “vergüenza y culpa” hasta el momento en el que se denunciaron, en 2022.
La damnificada ha explicado ante la sala que tenía miedo de contarle los hechos a su madre por si, esta, le pegaba ya que, ha apostillado, acostumbraba a hacerlo; “me maltrataba física y emocionalmente. El acusado lo veía y a veces se metía por medio y decía que mi madre por ser mi madre tenía derecho a pegarme”.
La primera vez que pidió ayuda fue en 2019 y estuvo recibiendo tratamiento psicológico hasta 2023 -a excepción de los meses de cuarentena en 2020, momento en el que le relató lo ocurrido con el acusado a su madre-.
Finalmente, en diciembre de 2022, la víctima interpuso la denuncia.
La declaración del acusado
El acusado, pese a haber sido llamado Marcos por la víctima, ha alegado desconocer el motivo por el que se refiere a él por ese nombre y ha indicado que realmente se llama A.E.M.S.
Ha negado haber tenido relación alguna con la víctima y ha indicado que la denuncia, en su opinión, fue interpuesta por un motivo económico y por venganza. Posteriormente, ha explicado al tribunal que “estoy seguro de que me tienen manía. No he visto porno con un menor ni se me habría ocurrido”.
Ha referido, además, que en el momento de los hechos él no pasaba casi tiempo durante los fines de semana en el domicilio en el que, presuntamente, estos ocurrieron.
Los síntomas que presentaba la víctima sí corresponden con los de una víctima de agresión sexual
La primera psicóloga que inició un tratamiento con la denunciante ha alegado que los síntomas que esta presentaba sí eran compatibles con los que presenta una víctima de agresión sexual.
Ha explicado, detenidamente, que la afectada presentaba ansiedad, pensamientos recurrentes e incapacidad para dormir bien porque el recuerdo de los hechos denunciados la perseguía.
Tanto el Ministerio Fiscal como la Defensa solicitan la absolución del procesado, mientras que la Acusación Particular solicita 15 años de prisión.
El caso ha quedado visto para sentencia.
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