La Audiencia Provincial de Salamanca ha acogido este lunes la primera de las jornadas del juicio por el ‘Crimen del Chispi’ en el que la Fiscalía pide más de 62 años de prisión para los tres acusados (‘El Vinas’, ‘El Rafi’ y ‘La Rocío’), dos menos que los acusados por la acusación particular, que suma las inculpaciones de ‘La Samira’ y la pareja de ‘El Rafi’.
Según el Ministerio Fiscal, los hechos que pudieron desencadenar el fallecimiento del Chispi comenzaron meses antes del fatal desenlace con una relación extramatrimonial del joven con una mujer casada con un primo de ‘El Pepón’. Estos hechos sucedieron en el mes de mayo de 2019, cuando tras esta relación, y conforme a la ‘justicia gitana’ se estableció para el joven una medida de destierro que debía de cumplir por 45 días, pero El Vinas y El Pepón “consideraron que no había cumplido”, ha relatado el fiscal.
Todo ello viene relatado en una denuncia interpuesta por el propio Chispi meses después tras ser disparado por los propios acusados. Según ha añadido la Fiscalía, en octubre de ese mismo año y tras considerar que no se había cumplido esa medida de destierro, el Pepón se encontró con el Chispi y le dijo que esperara para volver posteriormente en una furgoneta junto a su padre, El Vinas. Tras mostrarle una pistola, el Chispi, “le ofreció el pecho” para que le dispararan diciéndole “qué vas a hacer”, asestándole finalmente dos disparos en el glúteo.
Todo ello, viene relatado en la mencionada denuncia interpuesta por el Chispi, que finalmente renunció a seguir con la causa, y tras ser citado en varias ocasiones sin éxito, este extremo para continuar con el procedimiento se consiguió tan solo 24 horas antes de su asesinato.
Además de ello, según ha relatado el fiscal, tras el fallecimiento del Chispi, El Rafi junto a su esposa fueron al juzgado donde relataron los hechos, acusando como autores de los tiros que causaron la muerte de El Chispi a El Pepón y a El Vinas, motivo por el que le intentaron asesinar en la cárcel asestándole dos puñaladas con unas tijeras durante un taller, hechos por los que ya se encuentra condenado El Vinas, tras el suicido de El Pepón en la propia prisión.
Por su parte, tanto la acusación particular, ejercida por la viuda y la hija del Chispi, ha mostrado su exposición de motivos de manera previa al interrogatorio de los acusados, a la vez que los abogados de las defensas han intentado demostrar la inocencia de sus clientes. El primero en hacerlo ha sido el letrado de la mujer de El Rafi, así como la abogada de este, que ha llegado a asegurar que tanto El Pepón como El Vinas le llegaron a ofrecer diferentes cuestiones como hacerse cargo del hijo de su cliente a cambio de que El Rafi “cargara” con el asesinato.
La defensa de La Samira ha asegurado que su clienta únicamente se limitó a mandar el mensaje a su pareja desde el centro de salud, pero no sabía lo que iba a pasar después y que si lo hubiera sabido no lo habría hecho o se habría quedado a impedirlo. El abogado de El Vinas y la Rocío ha hecho hincapié en las diferentes acusaciones ejercidas por las partes, que no coinciden.
La primera de las jornadas del juicio se está llevando a cabo entre fuertes medidas de seguridad al ser calificado como de riesgo. En la sala, con los cinco acusados, tres de ellos en prisión, permanecen ocho agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional a los que se suman más efectivos repartidos por las diferentes estancias del edificio judicial. Además, junto a la Audiencia Provincial, sita en la Gran Vía, también permanecen varios furgones policiales desde primera hora de la mañana con la llegada de El Vinas desde la prisión de Topas, cárcel a la que fueron trasladado este domingo desde la prisión de Estremera, donde se encuentra. Por su parte, la Rocío ha llegado desde la prisión de Brieva, en Ávila, donde ha sido trasladada también desde la cárcel madrileña. Por su parte, El Rafi, que ha llegado en un furgón de la Guardia Civil, al igual que el resto, desde la prisión de Dueñas.