Refería  Margarita Landi, reportera pionera en lo que al tratamiento informativo de los sucesos se refiere, que en España existía una “geografía del crimen”; esto es que, en determinadas zonas, los asesinatos u homicidios se cometían mayoritariamente con un mismo móvil, siendo el económico o el pasional los más habituales.

Lo cierto y verdad es que, si nos detenemos a analizar en profundidad la crónica negra salmantina a lo largo del siglo XIX y mediados del siglo XX, podríamos concluir que si algo se repite en el historial criminal de la provincia son aquellos asesinatos, y homicidios,  tras los que se escondía un móvil económico.

Sin embargo, esto no exime en absoluto que se hayan cometido delitos de esta índole en la provincia de Salamanca cuyo móvil difiere del anteriormente mencionado.

Un ejemplo de ello es el caso que nos ocupa,  siendo éste una reyerta entre mujeres que acabó en homicidio y cuyo detonante fue la queja de un niño.

La puñalada mortal

Acaeció  este suceso en el municipio de Vecinos, provincia de Salamanca, a finales de julio de 1957. 

Señalaban los medios de la época que, con frecuencia, en el patio de la casa de Escolástica Blanco, de veintiocho años de edad en el momento de los hechos, se reunían varios niños de las casas colindantes a jugar. 

Como consecuencia era habitual , también, que se produjeran las típicas riñas entre los muchachos, producto de los desencuentros que generaban algunas de las dinámicas de los citados juegos. 

Ocurrió, entonces, que en una de las ocasiones en las que se dio uno de estos desencuentros, Escolástica propinó un golpe a uno de los niños, con el objetivo de hacerle entender que no toleraba ese tipo de actitudes. 

Como cabe esperar, el muchacho huyó a su casa llorando, con la intención de contarle a su madre lo ocurrido. 

Isabel Sánchez, que así se llamaba la progenitora del crío agredido, ya contaba en su haber con algún que otro desencuentro con la agesora y, una vez que esta supo lo ocurrido, acudió a visitar a ésta acompañada de su hermana Rosa. 

El objetivo inicial, señalaban las crónicas, era esclarecer los hechos y conocer el motivo de la agresión sin embargo, una vez se presentaron las dos hermanas en casa de Escolástica, ésta reaccionó con violencia, profiriendo insultos de diversa índole y variedad. 

No encontrándose satisfecha con las vejaciones orales, Escolástica desnudó una navaja con la que hirió, de levedad, a Rosa. 

La hermana de la atacada, en un acto impulsivo, se abalanzó sobre Escolástica, lo que derivó en que, ésta, atacara a Isabel con el arma, clavándosela en la ingle y provocando, como consecuencia, la rotura de la vena femoral. 

Esta lesión, que provocó una grave hemorragia en la agredida, requirió el traslado inmediato de Isabel al Hospital Provincial de Salamanca. 

Sin embargo, la gran cantidad de sangre que perdió a consecuencia de la puñalada le hizo desangrarse en el taxi que la trasladaba al centro hospitalario, falleciendo irremediablemente en el transcurso de dicho recorrido. 

Por su parte,  hermana menor de la víctima, Rosa, sufrió lesiones en el hombro que afortunadamente, y debido a su levedad, no le costaron la vida. 

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