Era de esperar que la fiesta de San Alberto impulsara a los universitarios a coger la fiesta con más ganas que de costumbre, si es que eso es posible. Y así fue. El problema es cuando se confunde el jolgorio y la desconexión con la falta de respeto al civismo y el incumplimiento de la ley. Según informan fuentes municipales, la pasada madrugada del jueves al viernes se expidieron un total de 30 sanciones administrativas.
Destacan, sobre todo por el alto número de las mismas, las diez multas que los agentes municipales se vieron obligados a poner por orinar en la vía pública, una infracción que vuelve a ser habitual desde que no hay límites de aforo en los establecimientos y la entrada a los baños de dichos bares se vuelve una auténtica odisea.
Asimismo, los funcionarios del orden multaron a 11 personas por molestias por ruidos: 9 en la vía pública y dos por tener la música a todo volumen en fiestas en domicilios.
Dos propietarios de establecimientos hosteleros fueron sancionaron por tener la terraza más allá del horario permitido por el Consistorio.
La noche del jueves se saldó también con tres incidentes de índole sanitaria que obligó a desplazarse a las ambulancias del Sacyl y tres controles de alcoholemia diseminados por diversos puntos de la ciudad en los que participaron agentes de la Policía Local y de la Policía Nacional.
Por último, también se multó a un individuo por tenencia de sustancias ilegales.