Una mujer de etnia gitana, habitual vendedora del Rastro y de otros mercadillos de Salamanca ha sido juzgada en la mañana de este miércoles, 21 de noviembre, en el Juzgado de lo Penal número 1 de la ciudad por un presunto delito de receptación, por el que se enfrenta a una condena de 1 año de prisión.
Según recoge el escrito de calificación del Ministerio Fiscal, los hechos tuvieron lugar en septiembre de 2016, cuando agentes de la Policía Local de Guijuelo descubrieron gracias a una llamada telefónica efectuada por los afectados, que en un puesto situado en el mercadillo de la villa y propiedad de la acusada se estaba vendiendo mercancía robada. Al llegar, los agentes registraron tanto el puesto como la furgoneta de la mujer y de sus familiares, encontrando un total de 23 pantalones que contaban incluso con las etiquetas de los almacenes de Madrid en los que fueron robados.
En su intervención ante la juez, la mujer acusada ha señalado que compró los pantalones en un puesto de Fuentesaúco. "Se los compré a dos chicos un día antes en el mercadillo de allí, y me llevé 24 a un precio de 3 euros cada uno", ha explicado, reiterando que en ningún momento supo que eran robados.
Por su parte, la afectada, de nacionalidad china y propietaria de un gran almacén situado en el polígono Cobo Calleja de Fuencarral, ha señalado que unas semanas antes sufrieron un gran robo, en el que los asaltantes inutilizaron alarmas y forzaron cerraduras, llegando a hacer un agujero en la pared para acceder al negocio, llevándose más de 500 cajas repletas de ropa, entre las que se encontraban pantalones etiquetados y con el código de referencia que luego aparecieron en Guijuelo. "Esos pantalones cuestan 12 euros cada uno", ha señalado.
Esta mujer, acompañada de otros tres familiares también chinos, recibieron un aviso de un cliente que afirmaba que su mercancía robada podría estar siendo vendida en los mercadillos de Salamanca, por lo que se desplazaron a la provincia y revisaron en diversas localidades, encontrando estos pantalones en Guijuelo. La mujer ha llegado a indicar que, momentos después de llamar a la Policía Local de Guijuelo y al preguntar a la mujer acusada y a sus familiares de la procedencia de esos pantalones, "ellos nos amenazaron con un palo".