A última hora de un frío domingo, 24 de febrero de 2002, el cuerpo sin vida de José María Jorge Esteban, de 31 años y profesor de piano del Conservatorio Profesional de Salamanca, era encontrado en su domicilio de la calle Forjadores del barrio de Pizarrales por efectivos de la Policía y de los Bomberos de la ciudad.
La familia del fallecido había dado la voz de alarma horas antes, debido a que José María no contestaba a las repetidas llamadas telefónicas que le habían realizado y tampoco había acudido dos días antes a Segovia, ciudad en la que sus parientes residían y a los que tenía pensado ir a visitar. Hasta aquel momento, era muy raro que el joven no se hubiera puesto en contacto con ellos para darles alguna explicación al respecto, por lo que su familia alertó a los vecinos del inmueble en el que el desaparecido vivía. Como tenían llaves, los residentes trataron de entrar en su domicilio, pero al no conseguirlo, avisaron finalmente a Emergencias.
Los agentes localizaron al pianista muerto en su habitación. Estaba desnudo salvo por la sábana que le cubría y tenía al menos seis puñaladas en el cuerpo. La puerta de la vivienda no había sido forzada y todo parecía en su sitio. Tan sólo faltaban algunos efectos personales de escaso valor. Llevaba 48 horas muerto.
El fallecido
José María Jorge era profesor interino de piano desde hacía ocho años en el Conservatorio Profesional de Música de Salamanca. Tímido y reservado, sus compañeros afirmaron que era un hombre encantador y muy amable, “además de un gran profesor de piano”. Había estado casado, pero en el momento de su muerte se encontraba separado y no tenía hijos. “Era muy educado y siempre que lo veías te saludaba. Se pasaba todo el día tocando el piano que tenía en el comedor, pero, eso sí, siempre paraba a las diez de la noche. Era un chaval majísimo”, relataron sus vecinos de escalera, más que sorprendidos por lo ocurrido.
Además, el segoviano asesinado había sido componente durante cinco años, entre 1991 y 1996 del reconocido grupo de folclore popular Nuevo Mester de Juglaría, con el que grabó varios discos y realizó giras por España y Latinoamérica. Sus miembros acudieron, junto a más de un millar de personas, al entierro que tuvo lugar en la localidad segoviana de Santa María La Real de Nieva.
La investigación
La investigación policial determinó que el autor del crimen había podido acceder a la casa del pianista sin complicaciones, por lo que desde un principio se calificó el suceso como de crimen pasional. “La Policía no descarta ninguna hipótesis, aunque cada vez gana más fuerza la posibilidad de que el asesinato tuviera un móvil sexual (…) La víctima habría mantenido previamente relaciones sexuales con su verdugo”, publicaba El Adelanto en la edición del 26 de febrero de 2002.
Los agentes encargados de la investigación comenzaron a entrevistarse con amigos, compañeros de trabajo y vecinos del fallecido para tratar de averiguar si tenía pareja estable. El asesino fue muy silencioso y meticuloso, ya que antes de que saltaran las alarmas entre los familiares de José María por su ausencia, había tenido tiempo de cometer el crimen e inmediatamente después limpiar al máximo posible de huellas semejante carnicería. Sin embargo y pese a que utilizó guantes de látex, los agentes localizaron dos huellas. “Aunque el presunto autor no ha dejado muchas pistas, en su huida tuvo el descuido de dejar una huella ensangrentada en un mueble e insertar otra similar en el interruptor de la luz del rellano de la escalera. La policía no descarta identificar al autor en breve”, seguía El Adelanto.
Sigue el misterio
Pero hasta hoy, porque el asesino tuvo dos días para borrarse del mapa o para elaborar una buena coartada. Posteriormente, las pesquisas siguieron en Segovia, ciudad a la que el fallecido se desplazaba casi todos los fines de semana. Tampoco hubo suerte. El autor del crimen del pianista permanece en el anonimato diecisiete años después.
Ante la falta de pruebas, el Juzgado de Instrucción Número 1 de Salamanca decidió archivar el caso 17 meses después del suceso. El asesino se volatilizó en la oscuridad de aquel lejano mes de febrero, sin que nadie haya podido aportar una descripción válida para que los investigadores puedan, finalmente, dar con él.
“Este caso es, sin ninguna duda, una espina clavada que tienen los agentes de la Comisaría de la Policía Nacional de Salamanca que investigaron el suceso”, afirman a SALAMANCA24HORAS fuentes policiales de la ciudad. “El crimen del pianista no se ha olvidado ni mucho menos, pero no se pudieron reunir las suficientes pruebas en el lugar de los hechos para dar con el asesino que acabó con la vida de José María Jorge.
Otros crímenes publicados: El crimen del cura de Galisancho, El crimen de la sindicalista, El crimen de la Catedral Nueva, El crimen de Cespedosa, El crimen de la doctora Ginel, Crimen y Castigo en Salamanca, El crimen de Arapiles, El crimen de Castellanos de Villiquera, El crimen de Tardáguila, El crimen de La Hoya.
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