El autocuidado de la salud es una práctica cada vez más valorada en la sociedad actual, donde se busca que la población tenga un mayor conocimiento sobre su propia salud y bienestar, y sea capaz de tomar decisiones informadas y responsables respecto a su cuidado. Constituye el primer escalón en el mantenimiento de la salud y, en general, de la calidad de la vida de una persona, y su aplicación de forma sostenida va a incidir en la aparición futura, o no, de problemas de salud más graves.
En este sentido, el farmacéutico comunitario tiene una posición privilegiada. La red de farmacias en nuestro país garantiza el acceso, en el 99 % del territorio, y con amplitud de horarios, no solo a medicamentos y otros productos sanitarios, sino también a información de calidad de la mano de un profesional sanitario, en temas relacionados con estos medicamentos, productos sanitarios o complementos alimenticios, así como en aspectos clave en materia de promoción de la salud y prevención de la enfermedad.
No se puede pensar en el autocuidado de forma aislada, ya que va a ir indefectiblemente unido a los determinantes de la salud; es decir, aquellos factores de carácter personal (biológicos, genéticos, estilos de vida, etc.), socio-políticos (educación, ingresos económicos, acceso a servicios sanitarios, justicia social, etc.) y medioambientales que afectan a la salud tanto a nivel individual como colectivo. El nivel socioeconómico, el grado de alfabetización sanitaria y la capacidad de acceso a los servicios de salud van a influir de manera directa en el autocuidado de la salud.
El autocuidado debe entenderse desde un plano multidimensional e interrelacionado. Cada una de estas dimensiones será importante para el bienestar general de una persona, y practicar el autocuidado en una dimensión tendrá efectos positivos en otras áreas de la vida. Por ejemplo, el ejercicio regular puede mejorar la salud física y emocional y establecer límites saludables, puede mejorar la salud mental y las relaciones sociales. En general, el autocuidado de la salud es un proceso integral que implica cuidar del cuerpo, la mente y el espíritu.
El farmacéutico y la farmacia comunitaria son piezas clave para el autocuidado de la salud. Los farmacéuticos, como profesionales de la salud altamente capacitados, desempeñan un papel Página 2| 2 fundamental en la educación de los pacientes sobre su salud, la prevención de enfermedades y el manejo de enfermedades crónicas. Esto es especialmente relevante en el contexto actual de aumento de la cronicidad y la multimorbilidad.
La gran accesibilidad de la farmacia comunitaria hace que sea un espacio idóneo en el que buscar y encontrar atención sanitaria. Los farmacéuticos comunitarios trabajan para garantizar el acceso a medicamentos seguros, efectivos y de calidad, ayudar a optimizar sus resultados en salud, proporcionar información para que los usuarios conozcan el adecuado proceso de uso de los medicamentos, para qué y cómo utilizarlos, incluida la importancia de la adherencia al tratamiento, identificar posibles problemas relacionados con su uso (contraindicaciones, interacciones, reacciones adversas, etc.), detectar signos tempranos o factores de riesgo para determinadas enfermedades y realizar acciones para la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad.
En materia de medicamentos, el farmacéutico debe ser la principal fuente de información, aunque también para otros temas de salud. Las actividades informativas se ofrecen respondiendo a consultas puntuales, ofreciendo información de forma planificada a grupos de usuarios, en forma de campañas sanitarias, y proporcionando información personalizada ante necesidades específicas. Los farmacéuticos también orientan al ciudadano sobre las fuentes en las que debe confiar a la hora de informarse de aspectos relacionados con la salud, enfermedad o medicamentos, especialmente en internet o en las redes sociales.
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