Su verde manto ha vuelto a traer esperanza a la oscura y silenciosa madrugada del Viernes Santo por las calles salmantinas. El luto por la muerte de Cristo escenificado en los cuatro pasos que han salido de las puertas del Convento de San Esteban, abarrotadas de público en un imponente silencio solo roto por las instrucciones de los hermanos de carga y un sonoro aplauso cuando al fin alguna de las imágenes de la procesión Dominicana volvía a las calles de Salamanca.
Nuestro Padre Jesús de la Pasión, cargado con la cruz a cuestas, seguido de la crucifixión del Cristo de la Buena Muerte; detrás el dolor de la Piedad y por último, la más esperada, el deseo de la resurrección con la Virgen de la Esperanza. Tras casi una hora y media entre el relinche de los caballos que abren con los jinetes la procesión a la salida del último paso de una Hermandad Dominicana que se ha visto arropada en todo momento por miles de fieles salmantinos que esta madrugada han retado las horas de sueño para unirse un año más a la devoción y el sobrio silencio del Viernes Santo.
Los salmantinos no han querido perderse la salida de todos los pasos en una abarrotada y oscura plaza del Concilio de Trento -se ha vuelto a apagar la iluminación- donde los más fieles se han agolpado para no perderse los nuevos detalles que acompañan a Jesús de la Pasión, que estrena paso, o Nuestra Señora de la Esperanza, que ve culminado el cambio de su candelería. Una, que ha servido para iluminar la oscura noche salmantina de luto por la muerte de Cristo en una madrugada de Viernes Santo que ha vuelto a traer la devoción y la sobriedad por la Semana Santa.
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