Un silencio imponente solamente roto por el sonido de los tambores resonando detrás de cada paso de la Hermandad Dominicana. Luto en la madrugada del Viernes Santo por la muerte del Señor, escenificado con el apagado del alumbrado de una plaza del Concilio de Trento abarrotada de fieles que no han querido perderse la emoción que transmite una procesión que lleva cuatro años sin poder salir, tres por la pandemia y uno por la lluvia.
A las 5:00 horas, puntuales a su cita y sin querer demorarlo ni un minuto, la Hermandad Dominicana ha salido en conjunto de la iglesia de San Esteban, con todos los pasos, incluida ‘La Piedad’, en un acto de unión de todos los cofrades que estaba previsto estrenarse en 2018, pero ha tenido que esperar a este año para, por fin, poder sacar todas las imágenes en conjunto del mencionado templo.
Ha sorprendido la cantidad de gente joven presente en las calles salmantinas, respetando con devoción y silencio en la madrugada de un Viernes Santo atípico por una meteorología inusual por la ausencia de frío o aire.
Los tres jinetes vestidos con los tres hábitos representativos de la Dominicana y sus estandartes han vuelto a encabezar el acto procesional abierto por el paso de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, reluciente con sus nuevos gemelos de plata. De estreno también La Piedad, y no solo por el nuevo lugar de partida, una nueva diadema brilla en la cabeza de la tercera imagen procesionaria que ha precedido a la Virgen de la Esperanza. Esta última, más de una hora después de la salida de la procesión, ha salido de San Esteban estrenando candelería y poniendo el ápice verde en la oscura y silenciosa noche salmantina.
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