Vigilar incendios en condiciones extremas: altas temperaturas sin luz ni agua fresca durante 10 horas de guardia

Los 'escuchas' del monte denuncian el mal estado de los accesos y las torres de vigilancia y la falta de material para desempeñar su trabajo

Puesto vigilancia incendios en Peña Negra (2)
Puesto vigilancia incendios en Peña Negra (2)

Durante 20 horas al día el bienestar del monte depende de su labor durante la campaña de incendios. Los ‘escuchas’ son los encargados de otear el horizonte y dar a alerta ante cualquier conato de humo o fuego. Su labor es fundamental ya que actuar rápido es vital para evitar que un incendio vaya a mayores. Una labor que consideran “poco reconocida” por la administración de la que dependen, la Junta de Castilla y León, a la que han elevado numerosas quejas por las condiciones laborales en las que trabajan.

Los vigilantes contra incendios dependen directamente de la Junta. Son fijos discontinuos o interinos que pasan un concurso oposición para acceder a un puesto de trabajo que tiene una duración limitada a cuatro o seis meses, lo que dura la campaña contra incendios. Después, van al paro el resto del año. Pero es su día a día lo que les indigna. No tener luz en las torres de vigilancia les impide tener agua fresca, poder conectar un ventilador en plena ola de calor, cargar las baterías de los walkies o tener luz cuando llega la noche, ya que la vigilancia va desde las seis de la mañana a las dos de la madrugada en dos turnos de diez horas.

Torre de Vigilancia en Agallas
Torre de Vigilancia en Agallas

En una de las peores olas de calor de este verano han sido muchos escuchas los que han elevado sus quejas por la falta de medios. Uno de los más importantes, la falta de luz en las casetas, algo obligatorio pero que no se cumple en Salamanca. “Aquí tenemos temperaturas como en el resto de España, en eso somos iguales, pero las condiciones de nuestras torres son peores porque siguen sin cumplir la ley”, asegura uno de los profesionales de la zona límite con Cáceres. “Ni siquiera en todas las torres hay un depósito de agua para lavarnos y aquí hace veinte años había placas solares, pero se las llevaron y ahora no hay nada”, añade. “Queda el fluorescente en el techo, pero ya me dirás para qué sirve”, concluye. Los que tienen depósito de agua tampoco están mucho mejor. “El depósito de agua que yo tengo es de 200 litros y te dura nada. Para rellenarlo tiene que subir el camión y cuando lo pides, pues todo son problemas, nos dicen que en qué gastamos tanta agua cuando aquí ha subido solo una vez desde el inicio de campaña. No podemos hacer uso apenas porque se gasta el agua”, añade la vigilante de la zona de Ciudad Rodrigo.

Las torres de vigilancia son de hormigón, de madera e incluso algunas, de metal. La falta de sombra y la exposición que tienen al sol hace que dentro las temperaturas sean muy altas. “El otro día tuve 33 grados que no es mucho, pero la caseta es de madera. Esto se calienta, no se movía nada el aire y se está mal, porque no hay ni una sombra. Estás ahí encima que te mueres de calor”, añade una vigilante de la zona de Ciudad Rodrigo. “No tienes ninguna posibilidad de tener agua fresca cerca y algunas casetas son cerradas, lo que aumenta el calor de dentro”, añade otro de los escuchas salmantinos. En algunos de los días de más calor se han registrado temperaturas por encima de los 35 grados como se demuestra en esta foto realizada por uno de los vigilantes de la Sierra de Francia. “Es cierto que no hacemos un trabajo físico, pero es insoportable estar ahí tantas horas en esas condiciones”, aseguran.

Termómetro el 22 agosto Torre del Copero
Termómetro 22 agosto copero

La indignación, que ya venía de años anteriores en los que también se registraron denuncias sobre su precariedad laboral, ha crecido en las últimas semanas. “Aquí se están incumpliendo sistemáticamente todos los acuerdos, los responsables de Medio Ambiente de Salamanca no se responsabilizan de los puestos de vigilantes y no cumplen con los mínimos”, añade. “Yo he enviado peticiones a los jefes y no hacen nada. Es obligatorio una barandilla para no caernos y nada, a pesar de ascendemos y descendemos de noche, pero aquí nunca viene nadie de la Inspección de Trabajo y cuando vienen los de riesgos laborales te dicen las cosas que están mal, pero no las soluciona nadie”, concluye.

A esto se suma la falta de material. “Gastan en cámaras de vigilancia y nos falta material como prismáticos o equipos digitales, que lo que tenemos muchas veces se cortan y no hay manera de comunicarte”, se queja otro de los vigilantes. 

Material defectuoso, casetas en mal estado, falta de luz, de depósitos de agua, problemas de seguridad en los accesos,... todo en un trabajo de verano que cada año te manda al paro, pero que es fundamental en la prevención de los incendios forestales. 

Puesto vigilancia incendios en Peña Negra (1)
Puesto vigilancia incendios en Peña Negra (1)

 

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