Tarifeño de nacimiento y salmantino de adopción tras 20 años viviendo aquí, Antonio Núñez vive en Castellanos de Moriscos. Su pasión por la Semana Santa nació en sus primeros años de vida, primero como apasionado de la pasión andaluza y ahora, con el mismo ímpetu vive la salmantina. Hace cuatro años, en plena pandemia empezó a montar miniaturas de los pasos y desde entonces, su colección supera los 30 pasos. “Soy un capillitas, nací en un sitio donde la Semana Santa se vive muy fuerte, de hecho, la vivo todo el año no solo estos días”, asegura.
Dedica todo su tiempo libre a diseñar, montar y crear todos y cada uno de los detalles que decoran sus pasos, siempre pensando en que estos sean lo más fieles posibles a la talla original. Cartón, arcilla, fornituras, abalorios, telas, flores silvestres e incluso conectores de luces led. Todo sirve para poco a poco ir dando forma a cada paso. “Lo más difícil es encontrar las piezas con la que hacer los detalles”, asegura, aunque reconoce que tiene todo el paso en su cabeza y poco a poco va dando con lo que quiere representar. Los conectores de leds son las lámparas de los candelabros y utiliza por ejemplo flores secas para decorar los pasos que el mismo recoge del campo.
A su primer paso, que hizo porque “de repente tenía tiempo libre”, le han seguido otros 29. De Salamanca tiene varios, entre ellos el Jesús Rescatado, el Cristo del Perdón, el Yacente o el de la Vela. El que más trabajo y tiempo le ha llevado es el Flagelado, mientras que en la representación del Cristo de la Luz además de la talla, hay dos cofrades, la estatua de Fray Luis de León y tiene hecha la fachada de la Universidad. Cada uno de los pasos que ha realizado le lleva unos tres meses de trabajo, dependiendo del número de figuras que lleva cada uno de ellos. Su próximo proyecto, será el paso del Cristo del Perdón de Cádiz.
Todo un placer para la vista, mucho más para los amantes de la Semana Santa que pueden descubrir en las miniaturas los pasos que siguen cada año por las calles de la capital salmantina.
A pesar de ser andaluz, la Semana Santa de Salamanca ocupa la mayor parte de las recreaciones que ha montado. “Es una gran desconocida fuera de aquí”. Asegura que cuando llegó, acostumbrado a las procesiones andaluzas, le sorprendió profundamente una de las características de nuestra Semana Santa. “El silencio es lo que más me sorprendió. En las andaluzas hay más vivas, más música, pero también más falta de respeto del público”, afirma y añade que “el silencio que se vive en la procesión del Cristo de los Doctrinos no está pagado”. Por eso, cree que nuestra semana santa es “distinta” y muy desconocida para los foráneos y apuesta porque siga manteniendo su identidad. “Yo no soy quien para sugerir nada al mundo cofrade, pero no se debe intentar cambiar ni parecerse a ninguna otra. Estamos en Castilla y León y hay que preservar las raíces y las costumbres de aquí, porque hacen que esta Semana Santa sea especial”, concluye.
Antonio, que se reconoce como un ferviente seguidor de Jesús Flagelado y la Piedad, asegura que su objetivo es llegar a reproducir todos los pasos que recorren las calles de la Semana Santa salmantina. Este año sus miniaturas pueden disfrutarse en el Hipermercado E. Leclerc y en el Ayuntamiento de Villares.