A pesar de las dudas por la situación de la pandemia, y después de dos años sin poder reunirse por la covid-19, más de una docena de peñarandinos se han juntado de nuevo este Viernes Santo para jugar a las mecas en uno de los salones del Centro Social. Se trata de un juego que únicamente se práctica en Peñaranda cada Viernes Santo.
Los participantes en las mecas tienen que tirar dos dados españoles cuantas veces estimen oportunas siempre y cuando sumen entre 24 y 31 puntos. Quien saque menos puntos o se pase de 31 pierde la partida y el resto de los jugadores le cantan el conocido como «tururu, tururu», teniendo que invitar al resto de jugadores a un vaso de limonada y jugando la siguiente partida con una vela encendida delante de él. En total se juegan 12 partidas, y una última, la décimo tercera, se la juegan entre el presidente y el vicepresidente de la sociedad constituida para tal fin.
Hay algunos elementos de este juego que se mantienen desde que se jugó por primera vez en el año 1949. Por ejemplo, perdura el lapicero conocido como «Purgante besoy» que se usa para apuntar quien pierde cada una de las jugadas. Además, cada año se levanta un acta con tindes humorísticos que se lee al año siguiente.
Este juego popular tiene algunas alusiones religiosas. Por ejemplo, las 12 partidas de las que consta el juego hace referencia a los doce apóstoles, o la suerte de los dados a la subasta de las vestiduras de Cristo por parte de los soldados.
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