Pasear por los bosques dorados de la Sierra de Francia, otear los miradores forjados en los riscos de Arribes, caminar bajo la tierra en el Camino de Hierro, disfrutar de las desembocaduras de los ríos Francia y Cuerpo de Hombre en el Alagón o pasear entre castaños centenarios en La Honfría. El otoño es la época del año ideal para disfrutar del rico patrimonio natural de Salamanca, de sus bosques, su dehesa o de los senderos que terminan en miradores infinitos. El mejor momento para descubrir los rincones más bellos de las casi 200.000 hectáreas que ocupan las Sierras de Béjar y Francia y el parque Natural Arribes del Duero. Espacios declarados por la UNESCO Reservas de la Biosfera que están llenos de caminos y senderos para disfrutar en familia.
El bosque que sorprende: los Caminos de Arte en la Naturaleza de la Sierra de Francia
Una jaula, plumas de bronce, camas, sirenas junto al arroyo. Los Caminos de Arte en la Naturaleza son una sorpresa constante para el caminante. Cuatro rutas que se adentran en los bosques de la Sierra de Francia plagados de montajes artísticos que han sabido combinar paisaje y obras de arte de un modo magistral. Son el Camino de los Prodigios, entre Miranda del Castañar y Villanueva del Conde; el Asentadero-Bosque de los Espejos, que une Sequeros, Las Casas del Conde y S. Martín del Castañar; el Camino de las Raíces, en torno a La Alberca; y el Camino del Agua, que discurre entre Mogarraz y Monforte de la Sierra.
El trazado de todos ellos es circular, y la longitud varía entre 7 y 10 kilómetros. Así, el Camino de los Prodigios une Miranda del Castañar y Villanueva del Conde y está lleno de obras de los artistas Félix Curto, Alfredo Omaña, Marcos Rodríguez y Pablo S. Herrero.
El Camino del Agua parte de Mogarraz, continúa cercano a la población de La Alberca, y llega a Monforte de la Sierra, un municipio que se alza sobre un promontorio ofreciendo sorprendentes vistas del valle formado por los ríos Milano y Arromilano, como queda patente en el Mirador del Viborero. Es una ruta que hace una oda al agua que está presente en todo el recorrido y cuenta con seis intervenciones escultóricas.
En el Camino de las Raíces, una ruta circular que empieza y termina en La Alberca, se respira la sierra de Francia en cada paso. El recorrido está lleno de propuestas artísticas de Begoña Pérez; Lucía Loren; Iraida Cano y sus hojas de roble; Fernando Casas con su “asteroide”; Carlos Beltrán; y Fernando Méndez son los artistas que persiguen sorprender al caminante e invitarlo a mirar de nuevo hacia las raíces y también hacia el cielo. El recorrido atraviesa el bosque de robles y castaños y acerca al visitante hasta la ermita de Majadas Viejas. Por último, Asentadero o el Bosque de los Espejos une San Martín del Castañar, Sequeros y Las Casas del Conde y acoge las obras de arte la Torre de Intercambio (de Jesús Palmero); la Casa de Árbol y una Aguja (Luque López), efímeras magentas (José Antonio Juárez), Mochuelos (Pablo Amargo), y Puertas Abiertas en el campo (de Manuel Pérez de Arrilucea), entre otras.
La belleza del cauce fluvial: Ruta de los tres ríos
Sendero circular que nace y termina en la Plaza Mayor de Sotoserrano, la Ruta de los Tres Ríos al encuentro de las desembocaduras de los ríos Francia y Cuerpo de Hombre en el caudal del río Alagón. En el recorrido, el viajero atraviesa espacios naturales muy diferentes en un territorio declarado Reserva Natural de la Biosfera donde los bosques de encinas, alcornoques, madroños, quejidos y rebollos contrastan con el arbolado de las riberas cubiertas de álamos, sauces y alisos.
El Sendero del Aceite y de los Frutos
Ahigal de los Aceiteros es protagonista en ambas rutas. El Sendero de los Frutos va desde esta localidad de la comarca de Vitigudino hasta el paraje de La Carrasquera con una ruta de ida y vuelta de nueve kilómetros de distancia que transcurre entre cortinas y cotos dedicados al pastoreo y a los cultivos tradicionales de Las Arribes, pasando por un bosque cerrado de carrascos que permite disfrutar de Las Arribes del río Águeda y observar aves como el águila azor, el buitre leonado o el alimoche vigilan el valle silencioso. Por su parte, el Sendero del Aceite recorre las huellas que ha dejado el cultivo del olivo en la zona uniendo Ahigal de los Aceiteros y San Felices de los Gallegos. Se trata de un sendero de 11,4 km. de recorrido transcurre por terrenos suaves, sin apenas pendientes, arropado por almendrales y olivos, a veces interrumpido por fuentes de piedra medievales, molinos centenarios y puentes barrocos.
Los rincones del vino: Ruta de los lagares rupestres
13 kilómetros de recorrido circular muestran la tradición vitivinícola de San Esteban de la Sierra. Una ruta que muestra los paisajes de las sierras de Francia y de Béjar y de las comarcas del norte de Extremadura con una dificultad media y adecuada para el público familiar. El caminante disfruta de un recorrido que está lleno de bancales, corrales, fuentes, pozas y los lagares rupestres, que son excavaciones en roca de granito realizadas por el hombre en un lejano pasado y utilizadas para el primer proceso en la elaboración del vino. La “Ruta de los Lagares Rupestres” tiene su salida en la Bodega Cooperativa de San Esteban por el camino del Guijarral; y recorre los pagos de Bajenoso, Valmedroso, Las Huertitas, Majallana, Muñiquero, Los Pajares, La Jara, Bardal, Majahonda…; aproximadamente doce kilómetros de gran interés visual, estético y educativo, provocador de emociones y posibilidades interpretativas.
Vistas infinitas donde disfrutar de la otoñada: Sendero de los miradores de las Sierras
Se trata de una ruta circular de cinco kilómetros entre Santibáñez de la Sierra y San Esteban de la Sierra que transcurre por tres espacios muy diferentes: terrenos de cultivo con huertas y viñedos, bosque espeso y paisaje abierto con miradores sobre el encajamiento del río Alagón. Desde aquí se divisan grandes aves y se disfruta de unas vistas espectaculares del espacio natural de Las Quilamas y de las sierras salmantinas de Francia y de Béjar, territorios declarados Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
La cuna del oro líquido: el Camino de los Trasiegos
Esta ruta que recuerda los tiempos en que el intercambio de mercancías se hacía por estos senderos sobre un carro une las localidades serranas de San Miguel de Valero y Valero y transcurre entre frondosos bosques de encinares y castaños. El primer tramo transcurre sobre una calzada empedrada y atraviesa frondosos bosques de encinares y castaños situados en ladera y ofrece espléndidas vistas del valle de las Quilamas. Era una ruta utilizada durante la época del estraperlo que intentaba evitar el pago de impuestos. Su dificultad es media y el tiempo recorrido estimado es de menos de dos horas.
Dólmenes y chozos: Sendero de las Piedras Mágicas
Este sendero circular de 9 km. en torno a La Redonda transcurre entre callejas, restos de calzada romana y las orillas floridas del río Morgáez. El camino sale a la búsqueda de aquellos lugares que están señalados por la historia, como el dolmen de los Pedazos de la Mata o forman parte de la historia, como la piedra del Perdón o sencillamente conservan el recuerdo de la vida cotidiana, como el lavadero y el chozo de las lavanderas. Fuentes, pontones, puentes, lanchas y enterramientos completan esta colección de piedras milenarias, ungidas por el tiempo y las propiedades que el hombre les ha otorgado.
Castaños centenarios en las entrañas de la sierra: Sendero de La Honfría
En el entorno de Linares de Riofrío se halla La Honfría, un bosque profundo lleno de acebos, castaños centenarios, avellanos, cerezos silvestres, saúcos y rebollos donde diversas fuentes como La Morana brotan. Entre lo más sorprendente de su paisaje, las fuentes que brotan de las entrañas de la sierra, como La Morana. Se trata de una ruta circular de unos 7 kilómetros que permite al caminante ver hornos de cal morena.
Siguiendo la estela del tren: Camino de Hierro
17 kilómetros por las antiguas vías de la línea férrea entre la Fuente de San Esteban-Barca d'Alva cerrada al tráfico y acondicionada. Una ruta que conjuga paisaje y vistas espectaculares con las obras de ingeniería civil más importantes del siglo XIX en la provincia. Puentes suspendidos en desfiladeros imposibles, túneles horadados en la roca viva y la amplitud de unos paisajes que forman parte de un ecosistema único ofrecen una propuesta diferente en pleno parque natural Arribes de Duero.
El vertigo de los Miradores de Las Arribes
Cañones que dan vértigo y que dibujan la frontera con Portugal. Las Arribes del Duero permiten al visitante disfrutar de las gargantas que han surcado los ríos Duero, Águeda y Huebra, formando uno de los paisajes más singulares y sobrecogedores de toda la península. El encajonamiento de los ríos Duero y Tormes en este territorio ha facilitado la construcción de algunas de las más importantes presas hidroeléctricas de la península. Así lo corroboran saltos como el de Aldeadávila, Saucelle o el enorme embalse de Almendra sobre el Tormes. Esos mismos cañones, con paredes que en muchos tramos caen a plomo 50 o 100 metros, ofrecen al viajero impresionantes vistas, tanto del discurrir de los ríos como del paisaje de bancales o de la rica colonia de aves. A los miradores existentes desde hace años en Villarino, Aldeadávila o Mieza se han unido otros que se incluyen en la ruta “Paisajes de las Arribes”, ubicados en parajes espectaculares de Ahigal de los Aceiteros, La Fregeneda, Hinojosa de Duero, Saucelle y Vilvestre.