Con buen tiempo cualquier fiesta luce mejor y se disfruta más. Como dice el refrán 'Por santa Águeda, el tiempo agrada', es lo que ha ocurrido este año en la celebración de las Águedas. A lo largo de este día las mujeres de San Muñoz han arropado a la santa luciendo con más gala sus trajes charros: saya, mandil, jubón, dengue, faltriquera, pañuelo de ramos y sus múltiples collares de oro.
La víspera a la celebración del día de Santa Águeda, explica Victoria López, miembro de la Junta de Águedas, las mujeres del pueblo ofrecieron una merienda con café y pastas. Este acto de confraternización, dio paso al lúdico repaso del cancionero popular que aún se mantiene vivo y del que se van recuperando canciones olvidadas.
El canto fue el protagonista, acompañado del baile al son de los instrumentos musicales populares como son la zambomba, las castañuelas y la botella, a los que se sumaron otros objetos de los que se sacan ritmos y acompañamientos. De esta manera las mujeres ensayan y preparan el cancionero que entonarán durante la misa del día de las Águedas.
La fiesta grande, la que da origen a la celebración de hoy 5 de febrero, el día en el que se conmemora el martirio y muerte de Santa Águeda, se ha iniciado a las 12 de la mañana con el tradicional pasacalles por el pueblo, al ritmo del tamboril. Este pasacalles particular lo protagoniza el tamborilero con su música, quien recorre las calles del pueblo, animando a las mujeres para que se pongan sus trajes charros y se reúnan en comitiva para ir al Ayuntamiento. Esta mañana, antes de la celebración religiosa, ha tenido lugar en el Ayuntamiento el acto de entrega del bastón de mando.
Los actos religiosos, celebrados en la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, han congregado a un público femenino en su mayoría, protagonista de la celebración. La bonita misa cantada, la ofrenda del pan y del vino, del bollo maimón, de dinero y de flores que portan cada una de las Águedas.
Además de la emotiva procesión posterior, en la que se ha sacado y portado en andas a la santa, ha discurrido por las calles principales del pueblo. Todo ello amenizado con los bailes tradicionales, como el llamado “de la Cruz” a la puerta de la iglesia y ante la imagen de santa Águeda, acompañados del tamborilero con los que se honra a la santa. Terminada la procesión, se ha realizado “la ronda” por las calles del pueblo, durante la cual las mujeres ofrecen a cuantos encuentran a su paso pastas y vino.
Tras la comida de la tarde, animada y alegre, se ha dado la bienvenida a las mujeres que se incorporaban a las Águedas por primera vez. En esta celebración se procede al ritual del “requejo”, en el que las nuevas integrantes beben el vino que les ofrecen, mientras el resto acompañan con cantos: es lo que llaman “cantar el requejo”. Tras este acto han vuelto la música y el baile en un recorrido festivo por el pueblo. Ya por la noche, la celebración continúa en los locales adaptados para estos actos, donde se servirá el reconstituyente chocolate con bizcochos, para terminar la celebración de la fiesta de las Águedas ya de madrugada.
Texto: Antonio Manuel Ramos
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