El legado ancestral que renace con cada puntada dada por las bordadoras de la Sierra de Francia

Un proyecto audiovisual documenta, a la vez que homenajea, la labor de las mujeres que son “transmisoras y centinelas” del bordado serrano

Bordado elaborado por Clara Maíllo. Foto cedida por Rosa Gómez
Bordado elaborado por Clara Maíllo. Foto cedida por Rosa Gómez

Son las guardianas de un arte ancestral que se ha transmitido de madres a hijas, en las tardes en el solano, agua e hilo en la mano. Son “transmisoras” y “centinelas” que han mantenido vivo un legado que se guarda en grandes arcones y que se disfruta de puertas para adentro. Una herencia cultural y patrimonial de los pueblos de la Sierra de Francia que está viendo la luz gracias a la generosidad de las bordadoras, que abren casas y arcones a la cámara de la antropóloga y fotógrafa Rosa Gómez para documentar su labor y dejar patente que el bordado serrano está y estará vivo.

“Mira esta es mi arca, aquí guardo mis tesoros”, así arranca el vídeo de Clara Maíllo, vecina de La Alberca mientras muestra una espectacular colcha que realizó con apenas 14 años llena de motivos serranos. Una obra de arte que se muestra en un vídeo que ha causado sensación en las redes sociales, con miles de visualizaciones, y con los de otras bordadoras que se han animado a mostrar el trabajo de toda una vida. Así, Antonia, a sus 93 años muestra en Mogarraz su arca, antigua y llena de prendas protegidas por ramas de laurel, como se conservaban las piezas importantes antiguamente. Pilar borda con seda en Mogarraz y por eso sus piezas brillan con la luz. Con 96 años, Esperanza también de Mogarraz muestra una elegante camisa blanca bordada para lucir en la fiesta del pueblo, mientras Ángela reconoce que “disfruto cosiendo y cuando veo la labor hecha quedo satisfecha”. Ella usa los mismos colores que su madre, que fue quien la enseño a coser. “Uso su mismo color, lo estaba viendo continuamente donde mi abuela y mi madre y me ha gustado seguir la tradición”, asegura. Otro, deja patente que la transmisión del conocimiento sigue viva mientras Natalia, con paciencia, enseña como dar precisas puntadas a su hija Patricia en Miranda del Castañar.

Los vídeos pertenecen al proyecto “Homenaje a las Maestras Bordadoras de la Sierra de Francia”, impulsado por la Asociación Red Arrayán con la colaboración de la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León. Su objetivo es salvaguardar y visibilizar el legado cultural del Bordado Popular de la Sierra de Francia como Patrimonio Cultural Inmaterial. Un trabajo que ha permitido buscar y encontrar a las “bordadoras más emblemáticas, porque han seguido la tradición de la manera más pura y bordan a mano”, asegura Rosa Gómez.

La antropóloga visual no es nueva en estas lides, lleva muchos años documentando la tradición y el saber ancestral de la provincia. Un proyecto que ha permitido sacar a la luz el trabajo de muchas mujeres que nunca habían mostrado su trabajo y que en muchos casos “no son conscientes de su importancia, que son parte del legado, transmisoras y centinelas y tienen mucha importancia”, asegura. Un proyecto que todavía tiene recorrido, con más videos y una serie de retratos con los que buscan “darle esa dignificación”. “Todas y cada una de ellas tienen un legado muy importante” añade, “hay piezas que te superan”.

En sus historias se mezclan las vivencias de quienes aprendieron el oficio de sus madres a quienes a pesar de que no tenían esa transmisión familiar sintieron “el impulso, ya no a bordar, a crear una pieza que se tarda años en terminar”.

Un papel en el que las mujeres son protagonistas y quizá por eso esta muestra artística se disfrutaba de puertas para adentro, sin oropeles y solo en los días señalados se colgaban en balcones o se lucían en ropas y trajes típicos. “Para mi es una arquitectura emocional, no solo son puntadas, es una forma de vida”, añade Rosa Gómez.

En el proyecto, además de trabajar con bordadoras y su legado también se documentan las obras de bordadoras históricas que ya han fallecido. Quedan sus increíbles trabajos, algunos de ellos en colecciones particulares y museos como el Hermitage, en San Petesburgo, el Museo de Artes Decorativas Madrid, el Museo del Traje o la colección de Jiménez de Cossío en Museo Das Mariñas. 

“El patrimonio guardado es mucho, yo me siento una privilegiada al poder verlo, el hecho de que te abran sus arcas personas que nunca lo habían hecho es un privilegio, porque son piezas que pertenecen a su intimidad”, asegura Rosa. Para ella que un contenido audiovisual "centrado en el Bordado Popular de la Sierra de Francia haya logrado una viralización excepcional en un ecosistema digital de algoritmos saturado por mensajes efímeros constituye un acontecimiento significativo. Este fenómeno evidencia la existencia de un interés genuino por el patrimonio cultural inmaterial, y además pone de relieve la eficacia de la Antropología Visual como herramienta de mediación y divulgación cultural contemporánea".

Un fenómeno que, según la antropóloga, "confirma la importancia crucial que tiene el uso estratégico de medios digitales para conectar el pasado con el presente y proyectar nuestro legado cultural hacia el futuro" por lo que agradece a todos los que han hecho posible el mismo, sobre todo a "sus verdaderas protagonistas: las maestras bordadoras. Su generosidad al compartir sus historias, su técnica y su legado nos ha permitido adentrarnos en un universo de conocimiento transmitido a lo largo de generaciones. A todas ellas, gracias por su dedicación, su paciencia y su compromiso con la salvaguarda de un arte que sigue tejiendo identidad, memoria y futuro", concluye. 

Rosa Gómez trabajando en el proyecto. Imagen Concha Hernández
Rosa Gómez trabajando en el proyecto. Imagen Concha Hernández

Una iniciativa que parte de la Red Arrayán, que impulsó la declaración de Bien de Interés Cultural del bordado serrano y que ahora busca su declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO.

El bordado popular serrano “es una de las manifestaciones más genuinas de la cultura inmaterial del Territorio Cultural de la Sierra de Francia de Salamanca”. Así lo recoge el Manual de Salvaguarda del bordado serrano que se elaboró cuando se planteó su posible protección como Bien de Interés Cultural, algo que se materializó hace tres años. Una artesanía con características únicas de esta zona y una larga trayectoria histórica.

Animales como el dragón, la trucha, el gallo, la paloma o el águila, lotos, tulipanes, o la encomienda y el jarrón combinan y mezclan una gran variedad de puntos (punto de lomo, ojito, espina de pez, ladrillo, …) en cuatro colores fundamentalmente: rojo, amarillo, azul y verde, a los que, sobre todo en La Alberca a partir del siglo XIX, se añadió el salmón.

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