Después de 35 años, la pandemia del COVID ha impedido este año la celebración de la ya arraigada y consolidada Matanza Típica de Guijuelo.
Una cita que dio sus primeros pasos en 1985 y que nació con el fin de dar a conocer a los más jóvenes las raíces de la villa, mantener la tradición matancera y promocionar los productos de la industria guijuelense.
Este año, que se celebraría la XXXVI edición, ha quedado aplazada por las medidas sanitarias vigentes por el coronavirus.
Desaparecidas de muchas zonas rurales ya las matanzas caseras, que cada invierno se convertían en un auténtico rito para asegurarse la despensa el resto del año, la matanza tradicional de Guijuelo "primero fue una realidad, después una forma de ganarse la vida, posteriormente un recuerdo romántico y, con la Matanza Típica, un despertar del saber popular, un descubrimiento, una forma de reencarnarse en nuestros antepasados".
Así lo explica el periodista Damián Martín en su libro 'Matanza Típica de Guijuelo. 25 años con la tradición', publicado en 2010, coincidiendo con las Bodas de Plata.
Exaltación del 'marisco de pocilga'
Estas jornadas -que se celebran cada año durante los fines de semana de finales de enero y febrero- tuvieron su origen en el invierno de 1985, de la mano de Jesús Merino, Bernardino Rodilla y Buenaventura Carrasco y se hicieron realidad un 19 de enero de 1986, con el primer Día de la Matanza. Fue en ese momento, como recoge Damián Martín en su libro, cuando Jesús Merino creó la expresión 'marisco de pocilga'.
Primera cita con la tradición en la que, como era de esperar, se degustaron 40 kilos de chichas, migas, sangre encebollada, chicharrones, perrunillas y aguardiente.
Damián Martín desgrana la historia de unas jornadas matanceras que se ha ido consolidando con el paso de las ediciones y gracias a la apuesta de Ayuntamiento e industriales, pero cuyos inicios no fueron fáciles. Y uno de los primeros escollos para la puesta en escena de la matanza era encontrar matarifes, labor nada fácil.
"Con el cerdo, los utensilios, el patíbulo, la cuadrilla de profesionales, el menú de la matanza, el folclore y el compromiso, la ilusión y la colaboración de muchos arrancó la consolidada y conocida Matanza Típica de Guijuelo" que, con el paso de los años fue incorporando pregoneros, folclore, la colaboración de las Águedas, actividades paralelas como un rally fotográfico o la creación de la Cofradía del Cerdo, con la que se reconocía la labor de profesionales destacados.
Mención aparta merecen los matanceros de honor que, cada año, se fueron sumando a esta cita que ha cumplido 35 años. Personalidades del deporte, la cultura, la literatura, el periodismo, el cine, la empresa, la política o la televisión realzaban con su presencia las jornadas en las que se reivindican las raíces de una villa marcada por su industria chacinera.
Fuente: 'Matanza Típica de Guijuelo. 25 años con la tradición', de Damián Martín
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