Lunes 11 de julio. 11.30 de la mañana. Apenas unas horas antes de que se desate el infierno en Las Mestas y Cepeda la base contra incendios de El Maíllo está alerta. La ola de calor ofrece unas condiciones favorables a la propagación de incendios y por eso, los bomberos forestales no salen del recinto de la base para entrenar, como es habitual, sino que hacen deporte y entrenan dentro. A esa hora hay calma, una reunión sobre seguridad laboral, el entrenamiento habitual en las brigadas y un técnico medioambiental, Mario Martín, se encarga de mostrarnos el trabajo que realizan y los medios de los que disponen las brigadas para luchar contra el fuego. Nada indica que en tan solo unas horas estos mismos bomberos forestales tendrán que atender varios incendios de extrema gravedad, uno tras otro, durante varios días.
Salamanca cuenta con tres bases helitransportadas de la Junta de Castilla y León ubicadas en El Maíllo, el Bodón y Guadramiro. En cada una de ellas hay un helicóptero de transporte personal, que lleva a las brigadas a los incendios y además descarga agua. Este año en la base de El Maíllo además hay un avión de carga en tierra, el único que hay en Salamanca y que ha supuesto este año una mejora puesta por la empresa concesionaria del servicio. Este avión es capaz de descargar 3.200 litros de agua, mientras que el helicóptero, un Bell 212, lanza 1.500 litros. Una ayuda que según Mario Martín “se nota” ya que “es un medio muy rápido” pero que tiene que cargar en la Base de El Maíllo o en Matacán, los dos únicos lugares de la provincia habilitados para ello. También como mejora, este año el helicóptero cuenta con una nueva bomba de succión que absorbe agua en charcas y espacios pequeños. Tan solo necesita que tengan unos 10 cm de profundidad, lo que les permite ser más rápidos y eficientes.
Además de las tres bases, en Salamanca hay 13 puestos fijos de vigilancia, la mayoría de ellos “en la zona de la Sierra de Francia, que es donde más riesgo hay, aunque también hay en la Sierra de Béjar, El Rebollar, Ciudad Rodrigo y Arribes”. En el momento en que se produce un aviso, ya venga de alguno de los puestos de vigilancia o del 112 la brigada se pone en marcha. “Revisamos la lista de despachos automáticos, comprobamos las coordenadas y nos preparamos para salir”, asegura Martín. “Nos ponemos el epi de incendios y cuando nos dan el ok para embarcar lo hacemos la cuadrilla, un técnico el medio ambiente y yo, que soy el agente medioambiental”. Mientras, otras cuadrillas como los ‘romeos’, cuadrillas terrestres con once dotaciones repartidas por la provincia, o los ‘charlie’, las autobombas, se desplazan por tierra.
Una vez que el helicóptero está en el aire se hace un vuelo de valoración en el que se evalúan las condiciones del incendio, si hay que evacuar o qué se está quemando. Se informa y el piloto busca un lugar donde aterrizar y dejar a la cuadrilla. Algo que no siempre es fácil. “En la sierra hay zonas preparadas para aterrizaje en algunos sitios y si no los pilotos se las apañan te dejan donde pueden”, asegura Mario. Una vez que la cuadrilla está en tierra comienza el trabajo duro, enfrentarse a las llamas e intentar controlar al fuego. Algo que no saben cuánto tiempo le va a llevar, si el viento dará problemas o si se podrá controlar a tiempo. Un trabajo duro, donde los turnos se prolongan en caso de necesidad y donde la coordinación es fundamental, ya que además de los medios de la Junta en estos incendios suelen colaborar las BRIF, que son las brigadas del Gobierno y estos días en la Sierra de Francia ha tenido que participar también la UME, así como los bomberos de la Diputación por dificultad a la hora de controlar los focos. La Sierra de Francia lleva tres días ardiendo y las brigadas forestales llevan tres días trabajando en unas condiciones muy duras y complicadas, en un trabajo que cuando hay un incendio se vuelve fundamental, pero que después cae en el olvido.
“Esperar al 1 de julio no es la mejor forma de trabajar”
De hecho, la mayoría de los bomberos forestales solo tienen contratos de tres meses, cuando está el operativo al cien por cien de su capacidad. En Castilla y León desde el 1 de julio. Una situación que ha levantado gran polémica ya que las olas de calor del mes de junio dejaron 30.000 hectáreas arrasadas de la zamorana Sierra de la Culebra. El operativo no estaba activado todavía, lo que supone que solo un tercio de los medios estaban contratados.
“Ahora hay bastantes más medios, está el operativo al cien por cien desde el 1 de julio”, asegura Mario que añade que “antes había una cuadrilla de siete personas y un técnico y ahora somos tres turnos”. Algo que a la hora de hacer frente a un incendio se nota, según el agente. Una temporalidad que el especialista asegura que hay que modificar. “Hay que adaptar el operativo a las condiciones meteológicas, no a una fecha”, asegura ya que este año “incluso en invierno ha habido en Monsagro dos incendios, en Béjar también. Te vienen malas condiciones de que no llueve y hay incendios”.
Una crítica con la administración que comparten todos los que trabajan a pie de tierra contra el fuego. “Si le preguntas a cualquier compañero, técnico, la gente de las cuadrillas, … todo el mundo piensa que esperar al 1 de julio no es la mejor forma de trabajar. La tendencia es que el verano se adelante antes y hay que estar preparado”, afirma.
Salamanca arde. Unas horas después de hacer este reportaje las brigadas están luchando contra el fuego en la provincia. Llevan días haciéndolo. Ya son más de 1.000 las hectáreas quemadas en Monsagro y más de 500 en Candelario y el verano acaba de comenzar.
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