Tarde de expectación era la de este martes donde hacía el paseíllo Pedro Gutiérrez ‘El Capea’, Juan Ortega, Pablo Aguado, y el novillero triunfador del bolsín de este año, Diego Mateos, torero de la Escuela Taurina de Salamanca.
Los tablaos con aforo completo y la presencia de matadores de toros como Rui Bento, Julián López ‘El Juli’, el local Manuel Diosleguarde, el novillero Juan Antonio Pérez Pinto, Jesús de la Calzada y los profesores de la Escuela de Tauromaquia de Salamanca, José Ignacio Sánchez, José Ramón Martín y Javier Olmedo, entre otros. También en el Ayuntamiento la familia Capea, con el maestro Pedro Gutiérrez Moya, y la gente con ganas de ver “toreo del bueno”, según se comentaba en el alfoz del coso taurino.
Todo ello antes de que el capote “angelical” de Pablo Aguado, vestido, por cierto, muy torero, con zahones, que no suelen ser ya tan habituales, dibujará tres Verónica de olés. Muy medido fue el puyazo de Salvador Núñez, antes de que el sevillano lo intentará de nuevo por Verónicas, selladas con una media, antes del tercio de banderillas. Con la pañosa anduvo torero también Aguado, asentado, toreando lento y con mimo a un Capea de virtudes, con clase, humillación y bravura. Firmó Aguado el toreo más puro y clásico de la tarde pese al mal uso de los aceros. Cálida ovación y vuelta al ruedo.
Buen puyazo dejó el picador José Palomares al segundo de Capea antes de que Juan Ortega brindara al público en su presentación como matador en Ciudad Rodrigo a un novillo desentendido y arisco de salida, al que Ortega fue “metiendo en la canasta” a base de técnica, sellando un cambio de mano imborrable y una tanda de derechazos ‘al ralentí’, como lo más destacado de la obra, junto a los trincherazos de despedida, ante un Capea que se fue a menos. Aplausos para el toro y dos orejas para Juan Ortega.
El Capea que abrió cartel se fue de vacío frente a un astado de su casa demasiado escaso de presencia, de menor tamaño que la novillada del lunes de J.E Valdefresno, dejó con torería a su oponente, noble, en el caballo para después quitar por Chicuelinas rematadas con una revolera y brindar al público una obra que alcanzó los mejores pasajes con la diestra, pero que no fue a más por la exigua transmisión del conjunto. Silencio.
El último en saltar al ruedo mirobrigense fue el triunfador del Bolsín Taurino de Ciudad Rodrigo de este año, el charro Diego Mateos que a pesar de su juventud estuvo resolutivo, construyendo una faena donde primaron naturales sueltos de calidad, con intermitencias y arrimones de final, de arrebato torero. Dos orejas