La omisión de Cultura y Turismo de las Cortes regionales ha aprobado por unanimidad instar a la Junta de Castilla y León a “iniciar los estudios y trámites necesarios para declarar Bien de Interés Cultural el acueducto de San Giraldo en Ciudad Rodrigo”.
La iniciativa, presentada por procuradores del PSOE por Salamanca F. Pablos, Juan Luis Cepa, Rosa Mª Rubio y Carmen García, junto con el mirobrigense José Ignacio Martín Benito, fue aprobada por unanimidad.
Martín Benito manifestó su agradecimiento a los grupos del Partido Popular y de Ciudadanos por el acuerdo alcanzado. También al Ayuntamiento mirobrigense por el interés en su reconocimiento. El portavoz socialista recordó que el acueducto de San Giraldo es la duodécima declaración BIC de la ciudad, que se une así a las anteriores declaraciones BIC (el primero la catedral en 1889 y el penúltimo el Teso de San Francisco en 2012).
Era la segunda vez que Martín Benito defendía una iniciativa en relación con el acueducto de San Giraldo. La primera fue en 2010 cuando se logró que la Junta incluyera al acueducto en el programa “Arquimilenios” para ser restaurado. Lamentablemente el estallido de la crisis económica se llevó por delante el programa de la Junta de Castilla y León.
Continuidad del obispado
Martín Benito aprovechó la oportunidad para señalar que Ciudad Rodrigo necesita noticias positivas como esta, que reconocen el valor del patrimonio histórico y cultural de la ciudad. Y en este sentido resaltó que una parte importante del patrimonio histórico es la continuidad de la diócesis de Ciudad Rodrigo, que tras dos años de sede vacante, necesita asegurarse su continuidad con el nombramiento de un obispo exclusivo y residencial, como está reclamando la sociedad de Ciudad Rodrigo y comarca.
Esta petición, dijo, “sobrepasa la dimensión estrictamente religiosa, pues confluyen aquí otros factores, como son el socio-económico, el de situación de frontera, el de territorio deprimido y despoblado, el histórico y cultural. Ciudad Rodrigo necesita la continuidad de las instituciones en el territorio”, subrayó, tras señalar que el obispado surgió a la vez que la repoblación de la ciudad en 1161 por Fernando II de León.
El acueducto de San Giraldo
El acueducto de San Giraldo es, sin duda, la gran obra de ingeniería civil más importante de Ciudad Rodrigo durante las edades Media y Moderna. José Ignacio Martín Benito, que defenderá la iniciativa en la Comisión, sostiene que es también “una de las obras de abastecimiento de agua más singulares de la Edad Moderna en Castilla y León”. La captación de agua se hacía en el venero de Valdenovillos, a algo más de 9 kilómetros de la ciudad. Buena parte de su estructura aérea se conserva todavía a unos 5 kilómetros de la población, visible desde la N-630 y desde la autovía de Castilla.
Fue el gran proyecto público del siglo XVI, encargado por el Consistorio de esta ciudad, como ya estudió el profesor José Ramón Nieto González, cuya documentación se conserva en el Archivo Municipal de Ciudad Rodrigo. Su autor fue Sagrameña de Vargas. De esta conducción general, que llevaba el agua al arca a la ciudad hasta el arca de la Puerta del Conde, se llevaron también distintos ramales a los conventos de Santa Clara, San Francisco y Santo Domingo, así como a la Casa de Niños Expósitos.
Los restos del acueducto son prácticamente únicos en toda Castilla y León, para una obra del siglo XVI de esta envergadura. El paralelo más próximo está en Extremadura, en el acueducto que suministraba agua a la ciudad de Plasencia (Cáceres), finalizado en 1573, según proyecto de Juan de Flandes. Otro acueducto del siglo XVI es el de Los Arcos, en Teruel, comenzado en 1537, conforme al proyecto de Pierres Vedel. De esta época es también el de Los Pilares (Oviedo), construido entre 1570 y 1599, según proyecto de Juan de Cerecedo, el Joven. Posterior es el acueducto de San Telmo, en Málaga (1782-1784), bajo la dirección del arquitecto José Martín de Aldehuela.
Los restos conservados se encuentran entre la vaguada de las sierras de Torralba y Peronilla, junto al arroyo de San Giraldo, de donde toma el nombre. Su estructura presenta dos ojos de medio punto y tres contrafuertes, fabricados en sillería, mientras que el resto es mampuesto dispuesto en tapias. El paso del tiempo y su falta de uso como consecuencia de otro tipo de abastecimiento de agua para la ciudad ha ido haciendo mella en la construcción, que ha perdido algunas partes de su fábrica. Extramuros de la ciudad hay un resto intermedio del acueducto, una torre de elevación que se conserva en la avenida de los Hermanos García Carraffa, cerca de la actual piscina climatizada, y antes conocido como Camino de los Paredones.
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