Algunos de ellos estaban en pie hace más de 500 años, siendo testigos mudos, del devenir de la vida en los pueblos en los que fueron plantados. Son árboles singulares que recorren la provincia y que se han ganado el reconocimiento. Son las denominadas ‘Catedrales Vivas’ por su longevidad, su tamaño o su singularidad. Ejemplares únicos catalogados y protegidos que se han ordenado en forma de ruta para que los amantes de la naturaleza puedan disfrutar de su belleza
Un recorrido que se puede realizar partiendo de cada uno de los pueblos que albergan alguno de estos árboles singulares y que se agrupa en dos zonas, una en la zona del bajo Tormes, entre la Armuña y el Campo de Ledesma y otra en las sierras de Béjar y Francia.
Si arrancamos por el Bajo Tormes encontramos una gran variedad de árboles especiales, todos ellos señalizados y con un panel explicativo del tipo de árbol. Además, la Fundación Tormes EB ha creado un catálogo para encontrarlas fácilmente, con una identificación que permite tener las coordenadas exactas en las que se encuentra cada uno de ellos. Inicia la ruta el fresno de San Pedro del Valle, ubicado y “enredado” con una fuente que se conoce como fuente del fresno. En Almenara de Tormes, concretamente en la Fundación Tormes EB se encuentra el arboreto, un conjunto de árboles de distintas especies que está ubicado en el terreno de la fundación, junto al Tormes. Juzbado disfruta de su chopo, ubicado junto al antiguo paso del Tormes y con más de cien años de antigüedad.
En la finca Villaselva, en Florida de Liébana, concretamente en la carretera que une la localidad con Parada de Arriba, se ubica un olmo negrillo mientras que las sequoias gigantes están en Valverdón, concretamente en la entrada de la Hacienda Zorita y aunque la leyenda dice que fueron traídos en uno de los viajes de vuelta de los conquistadores ya que Colón durmió con los monjes en dicha finca mientras preparaba su viaje a las indias, lo cierto es que son del siglo XIX, concretamente salieron del mismo vivero que la sequoia del edificio antiguo de la Universidad de Salamanca.
Los morales, que antes eran tan habituales en las plazas de los pueblos, también tienen su representación entre las catedrales vivas. En Torresmenudas se encuentra uno de grandes dimensiones y belleza, mientras que en San Pelayo está el moral más antiguo de España. Un árbol gigante de troncos enredados y gran copa que es cuidado y protegido por los vecinos, al estar ubicado en el casco urbano.
En cuanto a los alcornoques, hay tres que se consideran catedrales vivas. Uno de ellos ubicado en Santiz con más de 500 años y al que se conoce como alcornoque gordo de la Calahorra. Un árbol tan viejo que necesita ayuda para poder sostener sus ramas. Otro está en Zamayón, en pleno alcornocal con un ejemplar de grandes dimensiones, mientras que en Valdelosa, pueblo cuya historia está definida por esta especie, hay varios alcornoques de enormes dimensiones, algunos de ellos se cree que con cerca de mil años.
En cuanto a la ruta de la Sierra de Béjar y Entresierras, la Fundación la ha denominado Félix Rodríguez de la Fuente en homenaje al naturista. En esta ruta las variedades cambian un poco con respecto a la del bajo Tormes y aparecen ejemplares de castaño, roble, olivo, quejigo, pino o ciprés.
Arranca el recorrido por Sorihuela, con el pino ‘del tío Bernabél’ de más de 200 años de antigüedad, que fue plantado por el tío Bernabel, que era carpintero. En el jardín El Bosque de Béjar se encuentra una sequoia gigante plantada por el duque de Béjar, mientras que en Cantagallo se encuentra el alcornoque del parque. Sigue la ruta hasta Montemayor del Río, donde se encuentran varios cipreses que llegan a alcanzar hasta los 28 metros de altura.
En El Cerro, un roble rebollo, conocido como ‘Roble Herrero’ supera los 14 metros de altura y daba sombra hace trescientos años a los puestos del mercado que se ubicaba en la localidad. Lagunilla cuenta con un viejo castasño, conocido como ‘del molino’ y en Endrinal, un chopo de 22 metros de alto también está incluido en la ruta. Otros cuatro árboles más se pueden disfrutar en la zona. Son el Castaño de la Mata de San Miguel de Valero, el Olivo del Campo Santo de San Esteban de la Sierra, el Moral del Carrascal de Valdefuentes de Sangusín y el quejigo del Tío Lorenzo de Peromingo.
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