Se trata de un cerro con 300 millones de años más de historia que la Sierra de Gredos. El Berrueco está situado entre El Tejado de Béjar, en la provincia salmantina y Medinilla, en Ávila. Un yacimiento que ha aportado una gran riqueza, tanto a la arqueología como a la Historia, debido a la variedad de ejemplares arqueológicos que se han encontrado a lo largo de los años. Protagonista de numerosos estudios, el Berrueco reúne más de 12.000 años de evidencias de la evolución de la sociedad. Investigado desde 1896 y declarado Bien de Interés Cultural en el año 1933, el municipio abulense de Medinilla recoge los ejemplares que han sido encontrados en el cerro.
Óscar López, arqueológo e intérprete en el museo, además de acompañar a los turistas en las guías alrededor de el Berrueco, explica el valor y la profundidad de cada ejemplar arqueológico hallado en el cerro.
Desde finales del siglo XIX, a raíz de la fiebre de los tesoros antiguos en la que Enrique Ballesteros y Juan Riaño se adentran en un viaje de excavaciones, y hasta la actualidad, el Berrueco ha sido clave en diferentes investigaciones.
La evolución a lo largo del tiempo
Considerado como uno de los yacimientos más emblemáticos de la prehistoria en la Meseta Norte y con una superficie de 600 hectáreas, reúne al menos nueve yacimientos. En sus comienzos, el museo reúne piezas de grandes valores, pues "no se trata solo de su riqueza arqueológica, sino de la información que nos aportan sobre las sociedades que aquí habitaban", ha explicado Óscar.
Arpones de huesos, puntas de flechas de sílex, puntas de lanzas, cuchillos, flechas o grabados, dejan entrever cómo vivían las primeras sociedades que se asentaron en el cerro.
Desde que las sociedades crearon "nuevas técnicas para producir alimentos, además de la caza, la evolución da un paso brutal", ha declarado el arqueólogo. Con la creación de la queseras o los molinos, la sociedad de la Prehistoria avanza a pasos 'agigantados', pues el alimento ya no depende sólo de la caza de animales. También comienzan a producir sus propias herramientas como azadas o cuchillos.
Y con el paso de los años, las comunidades evolucionan hasta que, según las fuentes antiguas, surge una aldea agraria sobre la plataforma rocosa, ligeramente elevada sobre el entorno y en la base de El Berrueco y que irá evolucionando hasta convertirse a partir de los años 500 y 400 a.C. en un castro de la Edad de Hierro. En esta zona habitaban los vettones, un pueblo de cultura céltica.
La llegada de esta nueva sociedad trae consigo novedades y una gran evolución. Las vasijas y la cerámica toman un sentido para "presumir del estatus". Además, los vettones incineraban a sus muertos guardando las cenizas en vasijas que enterraban bajo el suelo. Así surge la única necrópolis de la provincia salmantina, los Tejares. De hecho, y otra de las curiosidades que ha aportado Óscar, es que la localidad de El Tejado debe su nombre a las "más de 22.000 piezas de cerámica y restos de tejas" que fueron hallados en el cerro, consecuencia de la existencia de esta aldea. En las tumbas además, tomaron protagonismo las 'tabas', elementos que aportaban sentido de adivinación o juego y que se añadían a las tumbas.
Con la llegada de los romanos, llegaron nuevas técnicas y elementos. La comercialización entre las sociedades traía ejemplares construidos en otros lugares e incluso continentes. Esto ha conseguido que en el Berrrueco se hallen elementos como las famosas representaciones en bronce de la diosa Astarté, construida por los fenicios y de las que se han hallado hasta tres ejemplares en el cerro salmantino.
Otro ejemplo de la presencia de la sociedad romana en el cerro son los verracos. De los cuatro hallados en la montaña, dos de ellos fueron utilizados en la década de los 80 como cimientos en obras y se encuentran cubiertos de hormigón, otro (compuesto por piezas de dos verracos diferentes) está expuesto en el Puente del Congosto y el restante pertenece a una propiedad privada de la localidad de El Tejado.
Por último, y tras la caída del Imperio Romano, las sociedades visigodas entraron en la provincia, dejando nuevos aportes y la introducción de la religión del catolicismo. De hecho, el museo también expone espadas o elementos religiosos de la sociedad visigoda.
Un 'diamante en bruto' desaprovechado
A pesar del valor que aporta este yacimiento a la provincia, Óscar ha destacado que la exposición del museo de Medinilla muestra tan solo "un 1% de todo lo que alberga el cerro". La montaña, cuyas laderas terminan en las provincias de Salamanca y Ávila, presenta una clara diferencia entre ambas en lo que a su 'explotación' se refiere. Mientras el municipio abulense ha incorporado el museo, además de visitas guiadas por el cerro a través del ICBeM (Centro de Interpretación del cerro de El Berrueco - Medinilla), la parte que corresponde a El Tejado, que según Óscar, "supone alrededor de un 80%" se encuentra desaprovechada y subestimada por el desinterés de las instituciones pertinentes.
"Tenemos una joya que podría ser aprovechada y dar vida y riqueza económica al pueblo, pero no explotamos esa oportunidad", lamentan fuentes del pueblo salmantino.