El retrato de Fray Juan de la Miseria, la descripción detallada de la Santa realizada por Madre María de San José y las técnicas forenses más avanzadas, basadas en medidas antropométricas y radiografías han sido la base del trabajo de reconstrucción del rostro de Santa Teresa realizado por la profesora Jennifer Mann, del Instituto de Medicina Forense Victoria y de la Universidad de Monash, en Australia.
Ha sido ella misma quien ha dado a conocer este viernes los pasos dados para la reconstrucción del rostro de Teresa que se ha mostrado al mundo entero este viernes desde la Basílica de la Anunciación en Alba de Tormes.
A través de los datos que le proporcionaron los investigadores como medidas antropomórficas detalladas y radiografías, así como las fuentes que la describían, Mann realizó una combinación entre los relatos y la ciencia.
El primer paso fue una reconstrucción del cráneo con arcilla, utilizando las medidas antropomórficas y las imágenes de las radiografías. “He colocado la mandíbula correctamente y he esculpido los dientes para reemplazar los que se habían caído. Después he utilizado una combinación de metodologías de aproximación facial forense utilizadas en Estados Unidos y en el Reino Unido”, asegura.
Un proceso que se ha realizado en varias etapas. La primera de ellas colocar marcadores de profundidad de tejidos en puntos específicos del rostro y del cráneo; después, con arcilla blanda sobre base de aceite el moldeado de los músculos principales sobre la arquitectura ósea del cráneo.
En cuanto a las características de los tejidos blandos como los ojos, la nariz y los labios, “se han estimado mediante fórmulas basadas en las mediciones de la cabeza y en el estudio de las radiografías. Con estas fórmulas he calculado la longitud, el ancho y el ángulo de la nariz, la forma de la punta y la altura, así como el ancho de los labios, obteniendo orientación proporcional para la correcta posición de los ojos dentro de las órbitas óseas de la cabeza. Finalmente he aplicado una capa de arcilla hasta la altura de los indicadores de profundidad de los tejidos”, concluye.
Una vez hecho esto, ha esculpido a Santa Teresa de Jesús con una edad de 50 años “reflejando su apariencia regordeta, tal como la describió la Madre María de San José”.
El resultado, el que se puede ver en la imagen, una Santa Teresa serena, de 50 años de edad, con ojos ligeramente almendrados, cejas gruesas y arqueadas, tres lunares distintivos que tenía en el rostro, nariz recta, labios firmes y una barbilla redondeada.

Tienes que iniciar sesión para ver los comentarios