Castaña, con escoliosis, artrosis y de poco más de metro y medio de altura: así era Santa Teresa

El informe del reconocimiento canónico del cuerpo especifica que su estado de conservación es “extraordinario”

Casa de Santa Teresa
Casa de Santa Teresa

Santa Teresa era castaña, medía 1,56, tenía marcas en los pies provocados por las cuerdas de esparto de las alpargatas, sufría artrosis, sobre todo en la rodilla izquierda, tenía cifosis severa, lo que le hacía andar inclinada e incluso un doloroso espolón en el pie izquierdo. Así lo determina el informe del reconocimiento canónico del cuerpo de Santa Teresa tras el estudio elaborado por el equipo de Luigi Capasso.

La orden del Carmelo ya ha recibido un avance de este informe, que será presentado de forma definitiva en el Comité Científico Internacional pero que da pinceladas muy interesantes sobre el estado de salud de la Santa.

Así, determina que todas las reliquias están momificadas y que su estado de conservación es “extraordinario”. El pie derecho, la mano izquierda, el corazón y el brazo izquierdo “están perfectamente conservados” y “sin signos de degradación”. En cuanto al cuerpo, asegura que tiene “áreas descubiertas de ropa, es decir, la cara y el pie izquierdo, excelentemente conservadas”.

En el reconocimiento se determina que los restos examinados “son los de una mujer con una estructura esquelética pequeña” con una altura en vida 156,8 centímetros. El cuerpo conserva pelo de color castaño, párpados y tejidos de la cara, lo que hace que “esta vasta  y perfecta conservación de gran parte de la fisonomía facial de la Santa, a más de cuatro siglos después de su muerte, sigue apareciendo perfectamente visible a nuestros ojos, con una musculatura mímica facial relajada, que todavía transmite la sensación de serenidad con la que la Santa muestra que afrontó el momento de su muerte”.

En cuanto a sus enfermedades, el estudio determina que padecía, además del desgaste óseo propio de una mujer de 67 años de la época, cifosis cervical y dorsal severa que le hacía tener “una apariencia inclinada hacia adelante” y artrosis bilateral de rodilla, muy grave en la izquierda. También tenía un doloroso espolón en la planta del pie izquierdo.

Durante el reconocimiento se ha procedido a desinfectar el interior de la urna de plata y los tejidos momificados del cuerpo de la Santa para destruir cualquier actividad residual de insectos y microorganismos anteriores. Además, se ha procedido a consolidar los tejidos momificados del cuerpo, con el fin de bloquear cualquier degradación actual y futura, tanto mecánica como biológica.

Cabe recordar que este viernes los carmelitas de Alba de Tormes presentarán una recreación científica de cómo era el verdadero rostro de Santa Teresa de Jesús, realizado gracias a la tecnología actual.

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