La presidenta de la Asociación de Afectadas de Lipedema de España (ADALIPE), Alba González Martín, ha demandado una mayor visibilización del lipedema, una enfermedad crónica que provoca la acumulación de tejido adiposo en las piernas, de forma que se pueda diagnosticar a una edad más temprana y, por tanto, evitar "mucho dolor y sufrimiento" provocado por la inflamación y la compresión de las zonas adyacentes a esta grasa.
González Martín, también paciente de la enfermedad, ha explicado en una entrevista con Europa Press Infosalus que el desconocimiento de la afección entre los propios médicos hace que en muchos casos se les tilde de "locas" o que no se dé un tratamiento adecuado.
Además, ha recordado que los primeros síntomas de la enfermedad, que es el dolor, puede comenzar a aparecer en la pubertad, si bien el diagnóstico suele ocurrir a los 30 o 40 años. También puede presentarse tras un embarazo o en la menopausia.
Si bien no se sabe ni su cura ni su origen (aunque está relacionada con un componente hormonal, genético y autoinmune), sí existen dos tipos de tratamiento para lograr que los pacientes tengan una mejor calidad de vida.
El tratamiento conservador consiste en llevar una alimentación antiinflamatoria (los alimentos que causan inflamación pueden depender del paciente), llevar medias ortopédicas de compresión (que no están incluidas en la sanidad pública y pueden costar más de 400 euros), realizar ejercicio y acudir a un fisioterapeuta para someterse a un drenaje linfático, lo que puede aliviar el dolor que causa y la pesadez. También ha destacado que algunos hospitales han comenzado a usar una terapia de rayos de choque.
Por otro lado, se encuentra la cirugía, que no está cubierta en el sistema público de salud "salvo en casos muy graves y haciendo un favor" (cada una cuesta 6.000 euros y se necesitan tres o cuatro), y que consiste en extraer la grasa de forma muy cuidadosa, pues esta se encuentra muy próxima al sistema linfático, que puede quedar dañado. A pesar de la liposucción, la enfermedad prevalece y, por tanto, hay que seguir el tratamiento conservador, aunque adaptado.
Asimismo, ha denunciado que existen muchos casos en los que no se da la baja o, en caso de otorgarla, no se cobra la misma, pues los protocolos autonómicos y nacionales no se encuentran actualizados con la inclusión de esta enfermedad, razón por la que se considera como algo "estético".
La presidenta de la asociación también ha instado a las autoridades a que "no las dejen desamparadas", pues apenas hay información al respecto a pesar de que afecta entre a un 11 y un 18 por ciento de las mujeres españolas. Apenas hay casos entre los hombres.
En ese sentido, ha destacado el caso de Alemania, que sí la incluye en la sanidad pública y que lleva tratando la enfermedad desde hace 25 años.
El peligro de no tratar la enfermedad es la aparición de un linfedema, edema producido por una obstrucción en los canales linfáticos del organismo, u otro tipo de comorbilidades, por lo que un diagnóstico precoz y el comienzo de un tratamiento al comienzo de la enfermedad evitaría mucho sufrimiento en las pacientes, así como supondría un ahorro de tiempo y dinero a la seguridad social.
Problemas de salud mental
Las pacientes con esta enfermedad también pueden verse psicológicamente afectadas, pues "nuestro cuerpo no es normal", y es que la acumulación de grasa también produce una desproporción visual en el tamaño de las piernas en comparación con el resto del cuerpo. En algunos casos también puede ocurrir en los brazos, aunque es menos frecuente.
González ha descrito cómo muchas veces se rechazan planes sociales tanto por el estigma de una sociedad "con culto al cuerpo" como por la fatiga que provoca a nivel físico.
Los grados de la enfermedad no se miden por el umbral del dolor, sino por el grado de desproporción y acumulación de grasa que se presenta que, de no ser tratado, puede seguir creciendo, aunque también pueden influir los cambios hormonales.