Un equipo de investigadores del Grupo Complutense de Farmacología y Electrofisiología Cardíacas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha realizado un descubrimiento clave sobre el uso de la dapagliflozina y la empagliflozina, dos medicamentos comúnmente empleados en el tratamiento de la diabetes tipo 2. El estudio ha demostrado que estos fármacos no solo ayudan a controlar la glucosa, sino que también tienen la capacidad de mejorar la función eléctrica del corazón, lo que podría ser fundamental para el tratamiento de las arritmias ventriculares en pacientes con insuficiencia cardíaca.
El hallazgo revela que tanto la dapagliflozina como la empagliflozina favorecen la apertura de los canales Nav1.5, responsables de generar la corriente de sodio en el corazón. Estos canales se ven reducidos en pacientes con insuficiencia cardíaca, lo que genera complicaciones en el tratamiento con fármacos antiarrítmicos tradicionales que inhiben la corriente de sodio, empeorando la situación. En cambio, los nuevos medicamentos actúan restaurando la corriente de sodio y favoreciendo una mejor función cardíaca.
Además, la investigación mostró que estos fármacos aumentan la estabilidad y presencia del ARNm que codifica los canales Nav1.5 en la membrana de las células del corazón, lo que a su vez facilita la restauración de la corriente de sodio en modelos experimentales de insuficiencia cardíaca. Este hallazgo sugiere que los medicamentos pueden mejorar la estabilidad y funcionalidad de los canales de sodio, un efecto nunca antes observado en la farmacología.
El estudio también apunta a la identificación de un sitio específico en los canales Nav1.5, aún no identificado, al que se unen la dapagliflozina y la empagliflozina. Esta revelación podría allanar el camino para el desarrollo de una nueva generación de fármacos diseñados específicamente para potenciar la corriente de sodio, en lugar de inhibirla como ocurre con los fármacos tradicionales.
Según los investigadores, este avance podría representar un "cambio de paradigma" en el tratamiento de las arritmias, un campo que ha carecido de avances significativos en los últimos 30 años. Los resultados podrían ser cruciales para mejorar el tratamiento de pacientes con arritmias graves asociadas a la insuficiencia cardíaca y otros trastornos cardíacos.
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