Por muy eficaces que sean las vacunas de Pfizer, AstraZeneca y Moderna que empezaremos a recibir en cuestión de semanas, la inoculación del fármaco no implica una inmediata vuelta a la normalidad. Por mucho que la eficacia de estos fármacos vaya del 70% al 90% según la fórmula, la protección contra la Covid-19 se refiere a la propia persona vacunada, pero no descarta que pueda seguir siendo un vector de propagación del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, según informa el diario digital El Español.
Así lo advierte Michal Tal, inmunóloga de la Universidad de Stanford, en una entrevista con The New York Times. "Mucha gente cree que se va a poder quitar la mascarilla en cuanto se vacunen, pero es crítico que sepan que tienen que seguir llevándola, porque podría seguir siendo contagiosos". El motivo: que las personas vacunadas con un fármaco en sangre aún podrían mantener un reservorio del virus en sus mucosas nasales. Aunque estén protegidos contra la infección, podrían actuar de propagadores.
En la mayoría de las infecciones respiratorias, incluyendo la provocada por el nuevo coronavirus, la nariz es la principal via de entrada, recuerda el medio. "El virus se multiplica rápidamente allí, sacudiendo el sistema inmunológico para producir un tipo de anticuerpos que son específicos de la mucosa, el tejido húmedo que recubre la nariz, la boca, los pulmones y el estómago".
Si la misma persona se expone al virus por segunda vez, esos anticuerpos y otros como los linfocitos que han aprendido a "reconocer" y "recordar" al virus, ponen freno a la infección. En el caso de las vacunas inyectadas en sangre contra la Covid-19, el sistema inmune está estimulado como para reaccionar cuando el patógeno penetra en el torrente sanguíneo, otorgando suficiente protección para evitar que la persona vacunada se enferme.
"Algunos de esos anticuerpos circularán por la mucosa nasal y harán guardia allí, pero no está claro qué cantidad de la reserva de anticuerpos puede ser movilizada, o con qué rapidez. Si la respuesta no es mucha, entonces los virus podrían florecer en la nariz y ser estornudados o exhalados para infectar a otros", explica el periódico. Es por eso que algunas vacunas se están desarrollando para ser administradas en formato de aerosol, de modo a propagarla más eficazmente por el sistema respiratorio mediante inhalación.
Incluso las personas asintomáticas pueden tener altas cantidades de coronavirus en su nariz, señala al periódico Yvonne Maldonado, de la Academia Estadounidense de Pediatría. Las personas vacunadas que tienen una alta carga viral pero no tienen síntomas "serían en realidad, de alguna manera, aún peores propagadores porque podrían estar bajo un falso sentido de seguridad", asegura. Por tanto, las mascarillas serán seguramente obligatorias hasta haber alcanzado una inmunidad grupal suficiente, del orden del 70% de la población.