El Hospital Clínic de Barcelona ha hecho un hallazgo crucial que puede cambiar la manera decisiva de tratar los ictus y que mantiene la esperanza de las personas que pueden sufrirlo. Así mismo lo demuestra un estudio llevado a cabo por el hospital y publicado en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA), publicada por la Asociación Médica Americana de forma semanal desde 1883 y así mismo se detalla en un artículo publicado en el diario AS. Este descubrimiento consiste en una modificación en el momento de suministrar el fámarco usado para tratar el ictus isquémico, lo cual haría que las posibilidades de una recuperación total del paciente tres meses después de sufrirlo sean mayores a un 59%.
El primer firmante de la investigación, Arturo Renú, ha advertido de que el ictus es la segunda causa de muerte en el mundo y la principal causa de dependencia. De hecho, cada año, en Cataluña, se produce una cantida de ictus suficiente (en torno a los 100.000) para llenar el Camp Nou, ya que es una afección que ha crecido mucho con la irrupción del COVID-19.
Hasta ahora, los sufridores de los ictus eran tratados con un fármaco y una trombectomía. "El cateterismo funcionaba, pero únicamente el 27% de los pacientes lograban estar libres de secuelas a los tres meses", explica el experto. Sin embargo, según su investigación, "si se administra el fármaco antes y después del cateterismo, pasamos a un 59% de pacientes que, a los tres meses, pueden estar sin secuelas", ya que "el fármaco va directamente a las arterias del cerebro que se han visto afectadas".
¿Qué puede provocar un ictus?
Tal y como se detalla en el estudio, el ictus isquémico resulta ser el 85% de todas las embolias y puede ser causado por la obstrucción de un vaso sanguíneo cerebral, lo que provoca un déficit neurológico, tal y como lo ha explicado Arturo Renú en la Cadena SER. A pesar de que no es mortal en todos los casos, puede provocar secuelas permanentes, incluso en aquellos pacientes a los que se les consigue extraer el trombo de sangre.
Durante las primeras 24 horas desde su aparición, se suministra el Alteplase, que es un fármaco endovenoso, y se realiza una trombectomía. Eso significa que se introduce un catéter en la arteria con el fin de extraer el trombo. Aunque en el 85% de los casos se consigue su extracción, muchos pacientes continúan con secuelas o discapacidad a los tres meses.