El hambre, la educación y la protección a la infancia son algunos de los grandes retos a afrontar por las ONG en situaciones de crisis humanitarias, como han destacado en el marco del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, que se celebra cada 19 de agosto.
En el caso de Ayuda en Acción, ha puesto el foco en la educación en emergencias, un derecho que en situaciones de conflicto y crisis suele vulnerarse, pero que considera fundamental para la protección de la infancia y el desarrollo de las regiones afectadas, ya que considera los nuevos conflictos así como las consecuencias del cambio climático llevan a una situación "cada vez más alarmante".
Según los últimos datos de ACNUR, hasta 14,8 millones de menores refugiados se encuentran en edad escolar y más de la mitad de ellos no recibe educación formal.
"A finales de 2023 advertimos ya en un informe sobre educación en emergencias que más de 224 millones de niños y adolescentes se vieron afectados por crisis humanitarias. La situación ha empeorado desde entonces debido a las situaciones de conflicto actuales, como los que suceden en Gaza o Ucrania", ha explicado Benjamin Thiberge, responsable de Acción Humanitaria de Ayuda en Acción.
Para la ONG, en contextos de gran vulnerabilidad, impedir el acceso a la educación conlleva una "doble penalización": tiene un efecto negativo directo al complicar el desarrollo de toda una generación, así como consecuencias a medio y largo plazo al privar a las regiones afectadas de competencias esenciales y necesarias, obstaculizando su recuperación posterior.
"Además, las escuelas y los lugares de aprendizaje suelen ser islas de paz y seguridad para las niñas y niños que viven a diario en entornos hostiles, lo que afecta a la seguridad de la infancia", añade Thiberge, que reitera que invertir en educación en situaciones de crisis es invertir en la protección de la infancia. La duración media de las crisis humanitarias actuales es de nueve años, lo que implica que "las necesidades educativas se deben responder yendo más allá de la necesidad humanitaria inmediata", ha añadido Ayuda en Acción.
En este contexto, considera que la financiación actual para la educación en emergencias es "insuficiente" y recuerda que en 2022 se cubrió el 26% de la demanda de financiación del sector educativo, mientras que entre 2016 y 2022, solo el 3% del presupuesto humanitario total se destinó a la educación.
Por ello, hace un llamamiento a utilizar la "diplomacia humanitaria" para superar las barreras a la educación e impulsar medidas como asegurar el 0,7% de la Renta Nacional Bruta a la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), del que un 20% debe estar destinado a la educación y un 10% de la AOD para Ayuda Humanitaria, y de este un 10% debe dedicarse a educación en emergencias; pide la supresión temporal de gastos asociados a la educación durante crisis humanitarias, así como el reconocimiento de acreditaciones y certificados obtenidos a través de oportunidades de aprendizaje alternativos y la eliminación de requisitos administrativos como la entrega de certificado de nacimiento durante la inscripción escolar, entre otras demandas.
10.000 muertes al día por falta de alimentos
Por su parte, World Vision se centra en atajar las situación de hambruna que se viven en las crisis humanitarias y denuncia que cada día mueren más de 10.000 menores porque no pueden conseguir alimentos.
El número de personas al borde de la inanición casi se ha duplicado, pasando de 135 millones en 2019 a la cifra récord de 258 millones en 2023. Y, a pesar de que se estima una cantidad anual de entre 39.000 y 50.000 millones de dólares para evitar la muerte de 3,7 millones de menores de 5 años y prevenir el retraso en el crecimiento de 65 millones de menores, "desde 2015 solo se han comprometido 3.900 millones", según World Vision.
Asimismo, la organización recuerda que el trabajo y el matrimonio infantil están vinculados a la inseguridad alimentarias. "El hambre obliga a los niños y niñas a mendigar en la calle, exponiéndolos a terribles peligros, el hambre saca a la infancia de la escuela y la conduce al trabajo infantil y en las situaciones más extremas, el hambre obliga a los niños a recurrir a grupos armados o bandas violentas en busca de comida, trabajo y protección, lo que les expone a sufrir violencia y daños", argumenta la entidad que denuncia que "el cambio climático, los conflictos y las persistentes repercusiones del COVID-19 se han unido contra los más vulnerables del mundo".
En el caso de Aldeas Infantiles, a lo largo de 2023, señala que apoyó a niños, niñas y familias en riesgo a través de 78 iniciativas en 38 países de todo el mundo afectados por conflictos, desastres naturales o migraciones. En concreto, la asistencia humanitaria alcanzó a más de 1,9 millones de personas, de las que cerca de un millón (un 56% del total) eran niños y adolescentes.
La misión principal de las acciones humanitarias llevadas a cabo por el personal de esta ONG consiste en reforzar la resiliencia familiar a través de la protección a la infancia, la reunificación de las familias y el apoyo psicológico y social.
Tener presencia previa y conocer de cerca la realidad de 136 países permite a Aldeas Infantiles SOS actuar con agilidad ante cualquier catástrofe, desastre natural o conflicto armado; con el objetivo de proteger a la infancia y velar por la unión de las familias. Además, la organización capacita a sus profesionales para que puedan anticiparse a una posible emergencia y ofrecer una respuesta rápida y eficaz.
De esta forma, su personal también ayuda a reforzar los mecanismos de protección a la infancia y a mitigar los riesgos específicos que amenazan el bienestar de los niños y los jóvenes, como el reclutamiento forzoso, la trata de seres humanos, la explotación sexual, la violencia o el desplazamiento.
Protección al personal
Cruz Roja ha aprovechado el Dia Internacional de la Asistencia Humanitaria para denunciar los ataques al personal humanitario y reclamar su protección. Así lo ha puesto de manifiesto Julia Pastor, directora de Cooperación Internacional de Cruz Roja Española, que lamenta que "una sola vida perdida es demasiado".
Según los datos de la organización, desde el inicio de año, 28 voluntarios y empleadas de la entidad han perdido la vida mientras cumplían con sus deberes humanitarios. "En un período tan corto, este es uno de los niveles más altos de violencia a nivel global contra los equipos de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y la Media Luna Roja que hemos visto en los últimos años", ha argumentado Pastor.
Por su parte, la Asociación por un Acceso Justo al Medicamento (AAJM) denuncia en este Día para la Asistencia Humanitaria la falta de acceso a la asistencia sanitaria y los medicamentos en Gaza y otros zonas de Guerra.
Actualmente, la ONU estima que más de 364,6 millones de personas necesitan asistencia y protección humanitaria, de las que unos 200 millones son niños, niñas y adolescentes, cifras que siguen aumentando respecto a años anteriores. Por ello, la ONU ha puesto en marcha una campaña para reconocer el compromiso de los trabajadores humanitarios que apoyan a quienes más lo necesitan.
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