Justin Bieber, ahora con 25 años, alcanzó la fama mundial cuando solo era un niño, algo que acabó pasándole factura.
Ídolo de masas desde entonces, el cantante canadiense cuenta en un documental cómo ha sido el difícil proceso de digerir la fama y cómo a los trece años se refugió en las drogas como escapatoria.
En el documental para Youtube Premium Justin Bieber: Seasons habla a cámara, y sin tapujos, de todas las sustancias que tomaba a diario y cómo éstas le llegaron a afectar.
"Fue entonces cuando comenzó mi deseo de fumar hierba, y me aficioné", relata. "Empecé a depender de eso y fui consciente de que tenía que parar. No creo que sea malo, es solo que me creó una dependencia y eso no era bueno", dice.
Sin embargo, de la marihuana pasó a consumir pastillas de MDMA, setas alucinógenas y jarabe para la tos.
"Hubo un momento en el que me tragaba todo tipo de píldoras, bebía, hacía mis propios hongos y Molly (un tipo de droga). Fue un escape. Yo era joven, como todas las personas de la industria y el resto de personas del mundo que experimentan mientras van creciendo. Pero mi experiencia fue ante la cámaras y tuve una exposición diferente. Además de que tenía mucho dinero y muchas cosas", relata.
"Me estaba muriendo. La gente no sabe lo serio que se puso aquello", apunta ahora echando la vista atrás, recordando cómo su gente estaba alertada. "Llegó un momento en el que mi equipo de seguridad entraba en mi habitación por la noche para comprobar mi pulso. La gente verdaderamente no sabe lo serio que se volvió todo. Fue realmente loco y aterrador. Me levantaba por las mañanas y lo primero que hacía era tomarme algunas pastillas, fumar un porro y después empezar mi día. Todo se volvió aterrador", indica.
Afortunadamente, el cantante consiguió salir de ese infierno. Entre otras cosas, gracias a la ayuda de la que es su actual esposa, Hailey Baldwin, clave en su proceso de rehabilitación.