2025, quizá el año para muchos de ciertos cambios vitales, sociales o simplemente personales. Y es que tanto las aplicaciones de mensajería instantánea como las diferentes redes sociales se han llenado facilitando este año nuevo que entra, dando los mejores deseos para cumplir todas las metas.
Lo curioso del calendario, es que no todas las religiones y sociedades las celebran de la misma forma, ahora mismo estamos en el gregoriano, que entró “en vigor”, como quien dice, en 1582, por orden del papa Gregorio XIII que lo implantó sustituyendo al juliano.
Si estuviéramos en el calendario chino, tendríamos que avanzar más de 2.000 años, ya que nos situamos en el 4722. En el Ab Urbe condita, es decir, desde la fundación de Roma como ciudad, también avanzaremos hasta el 2778, lo que sería el calendario romano como tal.
Si nos fuéramos al calendario islámico, retrocederíamos en el tiempo varios siglos, hasta 1446, contando los años desde el 622, que fue, según el corán, la huida del profeta Mahoma de La Meca por sus adversarios. En el persa, estaríamos en el 1403, en el asirio en el 6775, en el armenio en 1474 o en el hebreo en el 5785.
Y es que las sociedades son muchas a lo largo del mundo, y existen muchos calendarios que muchos religiosos siguen, como es el caso del calendario budista que sitúa el mundo en el 2569, el coreano en el 4358, el holoceno, propuesto en el siglo XX, o, por último, en el 12.025, 10.000 años más adelante, coincidiendo con la revolución neolítica
Por último, existen un pequeño grupo de personas en el mundo que deciden seguir el calendario geológico, o, lo que es lo mismo, desde el comiendo del planeta tierra como tal, situando el año en el 4,540,002,025
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