El ejercicio aeróbico reduce la placas amiloides y ovillos de tau, marcadores clave del Alzheimer

Los resultados revelaron que los roedores que completaron un programa de ejercicio aeróbico estructurado experimentaron reducciones significativas en los ovillos de tau

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Ejercicio, subir escaleras. - TODOR TSVETKOV/ ISTOCK - Archivo
Ejercicio, subir escaleras. - TODOR TSVETKOV/ ISTOCK - Archivo

El Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo progresivo sin cura conocida que afecta a millones de personas en todo el mundo. Si bien se sabe que el ejercicio físico reduce el deterioro cognitivo, los mecanismos celulares detrás de sus efectos neuroprotectores han permanecido esquivos "hasta ahora".

Se han investigado la actividad física, la dieta y otras intervenciones no farmacológicas como herramientas preventivas, pero mientras tanto, más de 57 millones de personas viven con Alzheimer y las estimaciones para 2050 alcanzan a 153 millones de personas en todo el mundo.

Científicos de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y la Universidad Federal de São Paulo (Brasil) han realizado un estudio en ratones cuyos resultados brindan nuevas esperanzas en la batalla contra este devastador trastorno.

Su principal conclusión es que el ejercicio aeróbico regular podría reducir significativamente los marcadores de la enfermedad asociados con el Alzheimer. Podría parecer que este resultado no es nuevo; sin embargo, el estudio destaca cómo la actividad física no sólo protege las células cerebrales sanas sino que también restablece el equilibrio en el cerebro envejecido.

Y es ahí en como impacta en el hipocampo, que es la región cerebral responsable de la memoria y el aprendizaje, y concretamente en marcadores clave del Alzheimer: placas amiloides, ovillos de tau y acumulación de hierro en las células productoras de mielina conocidas como oligodendrocitos.

El estudio, publicado 'Brain Research', midió el impacto del ejercicio aeróbico en los marcadores clave del Alzheimer. "Esta investigación destaca el potencial del ejercicio aeróbico para servir como piedra angular en las estrategias preventivas para el Alzheimer", destaca el doctor Augusto Coppi, profesor titular de Anatomía Veterinaria en la Universidad de Bristol y uno de los autores principales del estudio.

Los resultados revelaron que los roedores que completaron un programa de ejercicio aeróbico estructurado experimentaron reducciones significativas en los ovillos de tau (alrededor del 63% con el ejercicio), las placas amiloides (alrededor del 76% en el grupo de ejercicio) y la acumulación de hierro (reducida en aproximadamente el 58% en los cerebros de roedores que hacían ejercicio).

Además, se observó una mejora la salud de las células cerebrales, incluido un mayor número de oligodendrocitos protectores; una reducción de la inflamación cerebral en el grupo de ejercicio (entre el 55% y el 68% dependiendo del biomarcador inflamatorio considerado) y de la muerte celular; y una mejora la comunicación entre las células cerebrales, restableciendo el equilibrio crítico en la función del cerebro a medida que envejece.

Los investigadores señalan que integrar ejercicio aeróbico regular en la vida diaria podría desempeñar un papel crucial a la hora de retardar o prevenir la progresión del Alzheimer. Las iniciativas de salud pública deberían priorizar los programas de ejercicio adaptados a las poblaciones que envejecen.

De cara a los próximos meses, los investigadores están planeando ensayos clínicos en humanos para confirmar los efectos protectores observados en modelos de roedores. También investigarán medicamentos dirigidos al metabolismo del hierro y la muerte celular como posibles enfoques terapéuticos para el Alzheimer.

¿En qué consiste el ejercicio aeróbico? 

El ejercicio aeróbico, también conocido como "cardio", es una forma de actividad física que aumenta la frecuencia cardíaca y mejora la capacidad del cuerpo para utilizar oxígeno de manera eficiente. Este tipo de ejercicio implica movimientos repetitivos y rítmicos que involucran grandes grupos musculares, como los de las piernas, los brazos y la espalda.

Se recomienda de 20 a 30 minutos y que sea algo suficientemente intenso para elevar el ritmo cardíaco. Caminar rápido, correr o trotar, montar en bicicleta, nadar o bailar, podrían ser buenos ejemplos de ejercicio aeróbico.

Más allá del resultado de este estudio, fortalece el corazón y reduce el riesgo de enfermedades cardíacas; mejora la eficiencia del sistema respiratorio; estimula la circulación sanguínea en el cerebro, promueve la neurogénesis y reduce el deterioro cognitivo; ayuda a controlar el peso y reduce el estrés.

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