Investigadores del Instituto Francis Crick, en Reino Unido, han identificado cambios genéticos en las células madre sanguíneas de donantes habituales que parecen favorecer la producción de células nuevas no cancerosas. Este hallazgo aporta información clave sobre cómo el cuerpo responde a la pérdida regular de sangre y sugiere posibles beneficios inesperados de la donación frecuente, según ha informado Europapress.
A medida que las personas envejecen, las células madre en la médula ósea acumulan mutaciones genéticas que pueden dar lugar a la aparición de clones celulares con composiciones genéticas ligeramente distintas. En algunos casos, ciertos clones pueden desarrollar mutaciones que derivan en cánceres hematológicos, como la leucemia. Sin embargo, el estudio sugiere que la donación de sangre podría favorecer la selección de células con mutaciones no asociadas a enfermedades.
El equipo de científicos, en colaboración con investigadores del DFKZ de Heidelberg (Alemania) y del Centro de Donación de Sangre de la Cruz Roja alemana, analizó muestras de sangre de más de 200 donantes regulares (con más de 120 donaciones a lo largo de 40 años) y de donantes esporádicos (con menos de cinco donaciones en total). Aunque ambos grupos mostraron una diversidad clonal similar, la composición genética de sus células sanguíneas presentaba diferencias notables.
Uno de los hallazgos más relevantes fue la identificación de mutaciones en el gen DNMT3A en ambos grupos de donantes. Este gen suele estar mutado en personas con leucemia, pero los cambios observados en los donantes frecuentes no coincidían con las regiones del ADN previamente asociadas con el desarrollo de la enfermedad. Para profundizar en esta diferencia, los investigadores realizaron pruebas en laboratorio editando el gen DNMT3A en células madre humanas.
Los resultados mostraron que las células con las mutaciones detectadas en los donantes frecuentes crecían normalmente en presencia de eritropoyetina (EPO), una hormona clave en la producción de glóbulos rojos, pero no prosperaban en entornos inflamatorios. En contraste, las células con mutaciones preleucémicas crecieron en ambos escenarios, lo que sugiere una predisposición a la proliferación descontrolada característica de ciertos tipos de cáncer.
En pruebas adicionales con ratones, los investigadores trasplantaron células madre humanas con ambos tipos de mutaciones. En los animales sometidos a extracciones de sangre y tratamientos con EPO, las células con mutaciones asociadas a la donación frecuente se desarrollaron de manera estable, promoviendo la producción de glóbulos rojos sin signos de transformación cancerosa. En cambio, las células con mutaciones preleucémicas generaron un aumento desproporcionado de glóbulos blancos, un comportamiento típico de la leucemia.
Estos hallazgos sugieren que la donación regular de sangre podría fomentar la selección de mutaciones que permiten a las células madre responder de manera eficiente a la pérdida de sangre sin aumentar el riesgo de cáncer hematológico. Sin embargo, los autores del estudio advierten que su muestra aún es limitada y que se necesitan investigaciones a mayor escala para confirmar estos efectos.
Dominique Bonnet, líder del equipo de investigación, destaca que estos resultados reflejan la compleja interacción entre nuestros genes y el entorno a lo largo del envejecimiento. "Las actividades que exponen a nuestras células madre a niveles moderados de estrés pueden favorecer la regeneración celular sin promover la enfermedad", explica Bonnet.
Por su parte, Héctor Huerga Encabo, coautor principal del estudio, adelanta que el siguiente paso de la investigación será determinar si estas mutaciones influyen en el desarrollo de la leucemia y si pueden ser utilizadas como posibles objetivos terapéuticos en el futuro.
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