El coronavirus ha hecho que toda España está obligada a quedarse en casa. Un confinamiento necesario para frenar la expansión del COVID-19 que ha fomentado la solidaridad vecinal, el reconocimiento público del personal sanitario con aplausos, así como formas ingeniosas de matar el rato desde el balcón.
Además de los vídeos de los aplausos cada noche, se han hecho virales en Twitter, Instagram, Facebook o WhatsApp el vídeo de aquel que se puso a tocar el piano para animar a sus vecinos y se le sumó otro acompañando al saxo; el del excapitán del Huesca que puso a toda la comunidad a hacer gimnasia; el de quienes empezaron a jugar al bingo, a hundir la flota e incluso al pádel de una ventana a otra.
Tampoco han faltado los tweets-denuncia desde el balcón con aquellos que estaban saltándose las normas; las Stories con la peli que estamos viendo en Netflix, el videojuego de PS4 que teníamos pendiente, la novela que estamos releyendo; o los posts de Facebook con lo que estamos cocinando. Unas publicaciones que, pese a la inocencia y su buen fondo, tendrían que acabarse por el bien propio.
La gran mayoría de internautas tenemos en la cabeza los peligros de internet. La amenaza de ciberataques, hackeos o phishing, sin embargo, en muchos casos no somos conscientes de la huella que dejamos en internet, lo que se conoce como identidad digital, según informa el diario digital El Español.
Ésta es la información que hay publicada en internet sobre una determinada persona. Es fácil de recopilar, y los delincuentes la pueden usar en nuestra contra tarde o temprano. Con todas las publicaciones que se están haciendo estos días en redes sociales se está alimentando el archivo personal de muchos usuarios, en muchos casos youtubers, influencers o periodistas. Gente con tirón mediático que, sin ser consciente, se está exponiendo. Pero no hay que confiarse, los delincuentes están pendientes de todos los casos interesantes, no sólo de las celebridades.
La Oficina de Seguridad del Internauta (OSI), dependiente del INCIBE, es clara al respecto de la exposición de los usuarios en redes: "Se puede obtener una gran cantidad de información de una persona realizando unas simples consultas en un buscador. Nos sorprenderíamos de lo que se puede llegar a encontrar (...) Debemos aprender a valorar y a proteger nuestra información ya que una vez publicada en internet perdemos su control. La información que publicamos en internet puede volverse en nuestra contra o ser utilizada para perjudicarnos", advierte la OSI.
Al compartir vídeos, fotos o mensajes con lo que hacen nuestros vecinos o lo que pasa en el supermercado estamos dando pistas de dónde vivimos, qué nivel de vida llevamos, por qué zonas nos movemos o dónde trabajamos. Información valiosísima que nos pone en riesgo.
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