Llevar a cabo cualquier cambio en nuestro cuerpo es toda una odisea. Desde un embarazo hasta hacernos un tatuaje o perder peso, todos implican cierto tipo de sufrimiento, presente o futuro. La parte buena es que, con determinados cambios en nuestro estilo de vida (no excesivamente sacrificados), podemos lograr grandes y positivos resultados, no necesariamente en nuestro aspecto (que también), sino en la capacidad de no sufrir enfermedades durante un periodo de tiempo mayor.
Eso es lo que sostienen investigadores de la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de la Universidad de Harvard. Los científicos han elaborado un estudio basado en los datos recogidos por dos de las mayores investigaciones sobre salud pública jamás hechas, el 'Nurses Health Study (1980-2014)' y el 'Health Professionals Follow-up Study (1986-2014)'. Entre ambos, el grupo de estudio con el que trataron los investigadores alcanzó los 111.562 participantes. El objetivo que perseguían los autores era establecer si existían (y cuáles eran) los hábitos saludables que aumentaban la cantidad de tiempo que podemos vivir sin cáncer, enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. Estas enfermedades, ampliamente conocidas, son algunas de las principales causas de mortalidad en la población occidental y también los principales objetivos a solucionar por parte de la comunidad científica.
Como explica uno de los autores principales del estudio, el investigador Yanping Li, "estudios anteriores han descubierto que seguir un estilo de vida saludable aumenta la esperanza de vida y reduce el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer, pero pocos estudios han prestado atención a los efectos que estos cambios pueden tener en la cantidad de tiempo que podemos vivir antes de que estas enfermedades aparezcan".
Factores que tuvieron en cuenta: Como explican los investigadores, cinco factores se valoraron: la dieta, que obtenía una mayor o menor puntuación en la AHEI (Alternate Healthy Eating Index, una guía sobre la calidad de la alimentación que una persona tiene); el ejercicio, que implicaba un mínimo de 30 minutos al día de esfuerzo físico vigoroso o moderado; el índice de masa corporal; el consumo de alcohol, siendo considerado el 'bueno' el que era igual o menor al consumo de una bebida diaria, y el hecho de fumar o no.
Los resultados: El estudio probó que las mujeres que llevaban a cabo cuatro o cinco de las prácticas saludables a la edad de 50 años vivían una media de 34,4 años más sin diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer, comparados con los 23,7 años que lograban mantenerse sanas las mujeres que no cumplían tantos hábitos saludables. Por su parte, los hombres que cumplían estos estándares de salud a la edad de 50 años vivían, de media, 31,1 años libres de estas enfermedades, mientras que los que no solo lograban hacerlo una media de 23,5. Los hombres que al cumplir las cinco décadas fumaban mucho y los varones y las mujeres con obesidad tenían la menor esperanza media de tiempo de vida 'sano'.
Como explica uno de los autores del estudio, el profesor Frank Hu: "Dado el alto coste del tratamiento contra las enfermedades crónicas, las políticas públicas para promover un estilo de vida saludable al mejorar determinados aspectos de la población, como el ejercicio que llevan a cabo y su dieta, podría ayudar a reducir el coste de los cuidados y a mejorar la calidad de vida de la población".